Blogia
soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Soy, ante todo, un trabajador»

«Soy, ante todo, un trabajador»

Afirma el Dr. Rafael Esteban Bello Pérez, elegido entre los ocho cubanos y el único villaclareño que integra el Grupo Asesor internacional para orientar temas relacionados con la COVID-19.

Texto y fotos Ricardo R. González

La historia comenzó en su natal Camagüey cuando le fascinó el mundo de las matemáticas. Quería descubrir aquel universo de las álgebras lleno de números letras y signos, llegar al final de una ecuación por compleja que resultara, o enfrentarse al más confuso de los problemas Y al graduarse del último grado 13 de la educación cubana en el preuniversitario Álvaro Morel ya estaba definida su vocación.

Llegó la asignación de plazas para carreras universitarias. Traía, por primera vez, la opción de Licenciatura en Cibernética-Matemática, y no lo pensó dos veces. El hoy Dr. Rafael Esteban Bello Pérez partió hacia la Universidad Central «Marta Abreu» de Las Villas (UCLV) para iniciar el plan A de la disciplina en su primer curso de la que no se cansa de agradecerle a la vida por esta dicha.

Ha llovido mucho, y al aval del científico incansable se suma el de integrar el Grupo Asesor internacional que orienta temas relacionados con la COVID-19. Uno de los ocho cubanos y el único villaclareño en la prestigiosa relación.

— Entre tanto talentos del país ¿no se ha detenido a pensar en por qué Ud.?

— Fue una selección entre 70 candidatos, y pienso que haya sido un reconocimiento a la forma en que Cuba enfrentó (y enfrenta) la epidemia junto al trabajo desplegado por la ciencia con el apoyo gubernamental. Desde un inicio la provincia determinó poner el intelecto científico en función de este holocausto mundial y la UCLV no estuvo ajena.

— El Planeta se mueve entre los azotes de una pandemia sin precedentes ¿cuáles han sido los aportes principales de la UCLV ante esta realidad?

— Ha sido un trabajo multidisciplinario a partir de las fortalezas existentes en la institución. Diferentes áreas universitarias contribuyeron, y a mi modo de ver hay tres destacadas: el área físico-matemática, que incluye la computación. También los especialistas de las Ciencias Sociales y Humanísticas, con resultados importantes al analizar el impacto en la sociedad, y el sector agropecuario a tenor de que la producción de alimentos constituye objetivo priorizado en el país.

Se realizaron modelos físico—matemáticos ante la magnitud del SARS-CoV-2, otros sobre análisis de la pandemia para ayudar en los diagnósticos, mientras que valoramos datos internacionales para determinar cuáles eran los factores de riesgo principales para aquellas personas que tenían más riesgo de muerte. Ahora hay en desarrollo un trabajo relacionado con el diagnóstico de la enfermedad a partir de la imagenología.

— Si bien las matemáticas lo deslumbraron también el magisterio aparece entre sus pasiones. ¿Cuántos años dentro de la profesión, y de ellos en el aporte a la enseñanza universitaria?

 Si bien las matemáticas lo deslumbraron también el magisterio aparece entre sus pasiones. ¿Cuántos años dentro de la profesión, y de ellos en el aporte a la enseñanza universitaria?

— Me gradué en la UCLV en 1982, pero como camagüeyano fui ubicado en mi provincia, y trabajé tres años en la Universidad de Camagüey hasta 1985. En la época de estudios vinieron los romances, tuve una novia que hoy es mi esposa y siempre mantuve excelentes relaciones con la institución villaclareña. No olvido el vínculo con el profesor José Luis García Cuevas quien llegó a ejercer como rector del centro, entre otras responsabilidades. Y cuando terminé los tres años de servicio social en el Dpto. de Matemática me trasladé hacía acá porque Camagúey no tenía computación. Desde entonces trabajo aquí.

— ¿Qué influencia tuvo en su vida un asesor foráneo que un día llegó a la tierra de los tinajones?

— Allá existía un centro de cálculos y, entre 1985 y 86, vino un asesor soviético, bieloruso para mayor precisión. Ya impartía clases y recuerdo que me llamaron para ver si deseaba trabajar con él en el área de computación. De hecho fue mi tutor en el doctorado que defendí a principios de 1988 pues cuando aquello no existían las maestrías y encaminé el doctorado sin pérdida de tiempo. Ya estaba en

la UCLV.

— Al escuchar las primeras referencias en torno a la informática ¿en qué pensó?

— La computadora es el equipo que más se asemeja a la forma en que solucionamos problemas. Eso siempre me resultó atrayente. Cómo podemos lograr que algo que no es humano pudiera resolverlos de manera tan eficiente. Esa fue mi primera intriga. El trabajo de doctorado estuvo vinculado a un tema que, en aquel momento, era muy novedoso relacionado con la automatización de la programación, ya que hacer un programa es la combinación de arte y ciencia, ver como la computadora podía generarlos resultaba en extremo interesante

— Se habla de la llamada inteligencia artificial ¿de qué manera ha influido en esta causa del coronavirus?

— La disciplina ofrece métodos que acercan cada vez más la computadora a lo que el hombre es capaz de realizar. El equipo hace cálculos matemáticos más rápido que el hombre, resuelve un sistema de ecuaciones diferenciales o un método numérico muy complejo más veloz, pero en muchas actividades el hombre es superior. Interpretamos mejor una imagen, entendemos más una conversación, y por supuesto hay trabajos en los que todavía los seres humanos aventajan a una máquina y eso es lo que la IA trata de lograr, abarcar cada vez más problemas.

Desde la apertura de la carrera de Cibernética—Matemática tuve la suerte de prepararme para ser uno de los primeros en impartir este tema y comenzar a trabajar en las investigaciones.

Al principio resultaba un poco de ciencia ficción, incluso el término no lo entendían mucho. Hoy no se puede hablar nada en computación. Información o digitalización de la sociedad que no pase por la IA. Eso ha llevado a que la computación, a través de la IA, entre otros factores, induzca a que cada vez andemos sobre un mundo casi virtual.

La UNESCO en estos momentos realiza un debate internacional sobre cómo debe ser el código de ética en el uso de la IA. He aquí su impacto y por supuesto vinculado a la COVID.

Un momento de reconocimiento para el Centro de Investigaciones Informáticas cuando arribó a su aniversario 45. La Dra, Osana Molerio Pérez, rectora del centro de estudios superiores entregó el diploma acreditativo al Dr. Rafael Bello Pérez, al frente del CII. (Foto: archivo)

— ¿Ud. considera que se establece una especie de «competencia» entre la IA y el hombre?

Hay que verlo, a mi entender, como una gran oportunidad de complementarnos mutuamente. Los que tenemos que insistir en utilizar las ventajas y no sus partes negativas somos los hombres. Las tecnologías resultan buenas o malas según la utilidad que los humanos le den. Podemos tener un magnífico cirujano virtual que salve vidas, pero también un soldado que se dedique a matar personas.

No voy a entrar en la disquisición de que si en un futuro las máquinas estarán por encima de la humanidad, pero la IA nos va a permitir que cada vez el medio virtual resulte más útil.

— ¿Un profesor, por muy catedrático que sea, se las sabe todas?

— (Un rotundo no). La principal fuente de conocimiento de un profesor son los alumnos, las preguntas y problemas que ellos plantean. Esa relación alumno—profesor es vital como columna principal de la ciencia en el mundo.

— Ha tenido la experiencia de que alguna vez un alumno le haya indicado las soluciones de un camino extraviado?

— Sí. Existen mentes brillantes en la que he propuesto estudiar el tema los dos. Me es difícil hacer un recordatorio, pero impartiendo una conferencia, una vez, hubo una pregunta ante un asunto que nos dejó el reto insaciable de investigar.

El docente que se aprecie tiene que estar superándose continuamente para dar una respuesta convincente o plantear que en ese momento no conoce la solución, pero que estudiará para poderla brindar.

La inteligencia artificial, los sistemas de información, los procesamientos digitales y la analítica del aprendizaje son algunos de los perfiles del Centro de Investigaciones de la Informática que dirige el Dr. Bello.

— Además de asumir la dirección del Centro de Investigaciones Informáticas, entre otras responsabilidades, está al frente de la filial de la Academia de Ciencias de Cuba cuya sede radica en Villa Clara…

— Fue una de las primeras constituidas para potenciar el trabajo en el país. Es la provincia que más académicos tiene fuera de los territorios habaneros con un alcance científico inestimable que agrupa miembros plenos y jóvenes e incorporamos a otros especialistas de la provincia de alto nivel de todas las áreas del conocimiento. Colaboramos intensamente con el CITMA, con las autoridades de la provincia, la propia Universidad, y otras instituciones para coordinar proyectos y el resto de las actividades. La COVID fue un ejemplo de ello.

— A su modo de ver ¿Qué cualidades debe caracterizar a un científico?

— Una persona trabajadora, dedicada a su profesión, además de tener un grado de inteligencia necesario, y una formación ética.

— ¿En el marco familiar le admiten tantas horas dedicadas a la investigación?

— Mi esposa es la Dra. María Matilde García Lorenzo. En muchas cuestiones tiene más capacidad que yo, con innegables resultados en la ciencia y en la docencia. Creo que hacemos un dúo magnifico y en estos momentos es la directora científico técnica de la UCLV.

Yo soy un poco explosivo, ella más calmada y ha sido un aporte insustituible. Como los dos trabajamos en lo mismo tenemos dos niñas que las dos estudiaron ciencia de la computación, son profesoras de la Universidad, y los cuatro seguimos el mismo camino; sin embargo, los novios son, también, de computación. La grande se llama Arleen y Beatriz, la menor. Así todo queda en casa, y ya tengo a mi mamá y a mi hermano residiendo en Villa Clara que también es una ayuda al marco familiar.

— Fuera de lo profesional ¿tiene algún hobby?

De por si mi trabajo, pero me gusta mucho criar animales, atender las plantas, seguir la información política, y también el deporte, la lectura, y en la cocina me defiendo, aunque las mujeres de la familia son excelentes en estos quehaceres.

— ¿Qué sueño desearía cumplir o qué meta le falta por alcanzar?

— Que Cuba logre ser un país desarrollado. La epidemia ha demostrado que nuestro sistema social es el más humano entre los existentes, pero nos falta el avance económico. Sueño que la patria alcance una economía sólida. Lo ocurrido en el mundo con la COVID- 19 ha abierto los ojos que de nada vale tener vitrinas llenas y derroche material si el sistema social es discriminatorio.

— ¿Cómo ve Rafael Bello a Rafael Bello?

— Más comprometido y enamorado con todo lo que estoy haciendo. Con una gran deuda familiar y con mi Universidad. A ella le debo todo. Reconozco que tengo un carácter a veces difícil, pero trato de tener buenas relaciones. Cultivar la amistad y el respeto hacia los demás es principal. A veces por mi temperamento doy una respuesta que después me pesa, pero creo que tengo camaradería con el resto de las personas.

— Si en una palabra tuviera que autodefinirse ¿cuál emplearía?

(Le resulta difícil) Soy, ante todo un trabajador.

ALGUNAS DISTINCIONES

— Orden Carlos J. Finlay, principal distinción de la Ciencia que se otorga en el país.

— Académico de Mérito desde 2002.

— Profesor de Mérito de la UCLV.

— Profesor invitado a los centros de Camagüey, Holguín y Matanzas.

También puede ver este material en:                        

https://ricardosoy.wordpress.com/

https://twitter.com/riciber91    

0 comentarios