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En Villa Clara: El abrazo a la Naturaleza

En Villa Clara: El abrazo a la Naturaleza

Ramón rodeado de gallinas cubalayas, una especie originaria de Cuba que hace nidos muy ocultos y está en peligro de extinción. 

La armonía entre flora y fauna mezclada con la protección del entorno hacen de la finca integral La Yaya las motivaciones principales de sus labradores

Por Ricardo R. González

Fotos: Ramón Barreras Valdés

Una llovizna mañanera sorprende en esta sábana de piedras dotada de mágicos laberintos; sin embargo, no impide las andanzas que llevan a descubrir un entorno privilegiado cuyos protagonistas resultan el hombre, la flora y la fauna convertidos en cómplices de esa tranquilidad que alivia el alma.

Pertenece al macizo de Santa Clara, y desde la finca integral La Yaya, José Ramón Ortega Caraballoso y su familia forjan la vida. Él como artífice principal de una obra dedicada a la reproducción de animales y a garantizar que procreen bajo la armonía de un bosque entrelazado por árboles maderables y frutales como exponentes de la diversidad.

Apenas llegamos al sitio y un pavo real (Pavo cristatus) arlequín ofrece la bienvenida. En verdad exhibe su enorme cola abierta como parte de un espectáculo sin igual en franco desafío a sus similares blancos y los tradicionales verde azules también presentes en el lugar. Para su dueño constituye la especie de mayores complejidades reproductivas entre las tantas existentes porque presentan diversos secretos que ha dominado a través del tiempo.

Al parecer los animales llegan allí con la credencial de establecer residencia permanente. Ello ha motivado innumerables horas de investigación a fin de conocer las especificidades alimentarias, sanitarias, reproductivas junto al hábitat de cada variedad y adaptarlas a las necesidades exigidas por el medio natural.

«Un hobby desconocedor de vacaciones, que solo admite un cambio de actividad, pero me elimina el estrés y las complejidades de la cotidianidad».

El propio Ramón recuerda que al principio no faltaron los escépticos. Pocos concebían que pudieran lograrse frutos en un suelo tan agreste. Incluso su padre, que ya no está, siempre le auguró la pérdida de tiempo porque jamás vería sus anhelos

«Tuve la satisfacción de que aún en vida pudo apreciar parte de los resultados y llegó a reconocerlos. Aquí se obtiene el café para el consumo del año, y logramos hasta mangos con cuatro o cinco libras sin ápice de ciencia ficción, y aunque para algunos sorprenda tenemos una variedad de aguacate que nos regaló siete libras de peso en uno de sus ejemplares».

José Ramón Ortega demuestra que la palma real (Roystonea regia) si se puede plantar y reproducirse. Cuenta con cinco modalidades sembradas por él, y las primeras fueron traídas desde el Turquino. Algunas rebasan los nueve años, y ya ofrecen palmiche.

— ¿De dónde viene tanto amor por la Natura?

— Mis raíces son campesinas, mas las estancias laborales por la Ciénaga de Zapata, Topes de Collantes, en zonas del Oriente cubano, y el hecho de subir al Pico Turquino calaron huellas a fin de conformar este proyecto entre tanta Naturaleza, vegetación y un abanico de especies.

LOS OTROS ENCANTOS DEL PARAÍSO

Cada rincón de La Yaya sorprende. Baste adentrarse en el Bosque Martiano para constatar las bellezas naturales. Lo que otrora resultaba un arroyuelo sin acceso para animales y personas dispone de un suelo beneficiado con árboles robustos.

Puede que en esos parajes aparezca una jutía conga (Capromys pilorides) enmascarándose en los troncos de un árbol, en tanto la abeja melipona está diseminada por toda el área, y como detalle novedoso aparecen sus colmenas en vasijas de barro que impiden la vida efímera de los depósitos gracias a la colaboración de Elvey de la Paz Fernández y Loreta Francisco Ramírez, del taller de alfarería perteneciente al vivero El Tamarindo de Santa Clara.

Cuenta Ramón que el mundo de los enjambres también les hizo pasar un aprieto: «Siendo uno de mis hijos pequeño alguna de ellas se le introdujo por el oído. Hubo que correr hacia los hospitales de la capital provincial, pasamos un gran sofocón, y quien dice que hoy es el especialista de todas las colmenas existentes en la finca».

— Este universo resulta fantástico, ¿pero de qué viven los animales?

— Producimos lo necesario para cada variedad. La yuca constituye la base al obtenerse fácilmente en este tipo de terreno y la mezclamos con maíz y una parte del arroz de consumo a manera de pienso. Hay caña que se inserta al patrón alimentario, y logramos el autoconsumo para la sostenibilidad familiar en los diferentes renglones, excepto en sal y azúcar.

Por su parte las producciones están contratadas con la CCS Fortalecida Eduardo Reyes Canto, de Manajanabo, en frutales, carne ovina y bovina, mientras la leche se entrega procesada en queso.

Una de las premisas que no admiten resquebrajamientos es la conservación del suelo mediante buenas prácticas ecológicas. En la finca no se incinera ningún desecho sólido, y toda excreta de los animales que permanecen en corraletas o cuartones es aprovechada como abonos orgánicos para beneficio del terreno.

El inquilino principal de este tesoro se autodefine como un cadete empírico que lo ha enfrentado todo por propia práctica auxiliado en las investigaciones, y para ello cuenta con el apoyo de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA), la Empresa de Flora y Fauna, y los diferentes zoológicos a los que le ha donado algunas especies. Todas brindan la documentación y la asesoría dirigida al mejoramiento genético.

A pesar de las agotadoras faenas desde hace tres décadas asume el mandato de Delegado de circunscripción, y en la actualidad integra una de las comisiones de trabajo de la Asamblea Provincial del Poder Popular, junto a los 20 años en que ejerció la presidencia de su Consejo Popular.

Todo sería imposible sin el aporte de la familia complementado por su esposa Ileana Pérez, sus hijos con títulos profesionales, uno en Economía y otro por los caminos de la Informática, pero amantes de la actividad campestre, y por el resto de los integrantes del núcleo, incluso Melanys, la nietecita de solo seis años, ya demuestra aptitudes para asumir la continuidad de la finca.

De aquí a unos años La Yaya continuará con ese sosiego peculiar de paraíso terrenal. La perseverancia será la clave del éxito ante amaneceres que traen diferentes proyectos con luz de futuro, a pesar de que ya se hace sentir lo limitado del espacio. No obstante, se asumirá el reto de ver dentro de poco a patos mayas, gansos egipcios, y otras aves integrando esta colección que permite el abrazo a la Naturaleza.

MEMORÁNDUM

— La Yaya posee 19,2 ha. En ellas existe una reserva genética con varias especies en peligro de extinción. Pavos reales de diferentes colores, gallina cubalaya, como ave tradicional del país, cerdos criollos o de montaña que exigen poca cantidad de comida, ovino— caprino con razas puras, ganado vacuno, diferentes variedades de gallinas criollas, guanajos, patos, y equinos que se reproducen con facilidad.

— En sus demarcaciones vuelan y procrean pájaros carpinteros, zorzales, sinsontes, tocororos, tomeguines, zunzunes, cartacuba, y el negrito, entre otros.

— Unas 56 especies demandan los reglamentos del Bosque Martiano en el que puede encontrarse cacao, caimitillo, caimito, guanábana, limón, naranja agria, coco, guira, jiquí, caoba criolla, júcaro, pino roble prieto, ceiba, yagruma, algodón, café, piña, por solo citar algunas, a pesar de que las inclemencias del tiempo han destruido algunas que ya tienen previsto su rescate.

— Los frutales incluyen el mango en todas variedades, junto a ciruelas, mandarinas, guayabas, plátano, mamey, anón, guanábana, chirimoya, tamarindo y marañón, hasta llegar a 24 especies que no excluyen los cocoteros.

— El aviario muestra diversas aves de fantasía, además de pericos australianos, azulejos, canarios, mariposas, faisanes indio y blanco, palomas, isabelitas, patos, gansos, al tiempo que reproducen diversos tipos de codorniz en cautiverio.

— Entre los árboles maderables figuran el cedro, la majagua, la teca, la caoba hondureña, mientras en una pequeña presa se reproduce la biajaca criolla.

CONTRASTES

Ramón Ortega confiesa que trata de dormir bien, aunque puede lograrlo muy pocas horas debido a que este panorama de encantos no escapa de la acción inescrupulosa de los depredadores. Ello implica protección de la finca durante las 24 horas.

Junto a su equipo ha detenido y entregado a las autoridades a individuos que realizan hurtos en franca violación de los límites de una propiedad particular que también conoce del sacrificio de animales.

«Ellos ignoran el valor de las especies, el costo, y la entrega que conlleva el equilibrio logrado, y en ello tenemos experiencias muy desagradables porque nunca han interiorizado que la pérdida de un animal o el atentado a la flora afecta directamente a la Naturaleza».

No pocas veces aparecen jaulas y trampas para privarles la libertad a las aves de forma masiva. ¿Habrá derecho a eso?, se pregunta Ramón.

Lo cierto es que la humanidad está comprometida a mantener el equilibro que demanda la Natura como sostén imprescindible del Planeta y de sus actuales y futuras generaciones, pero no siempre los terrícolas cumplen.

¿Tenemos o no nuestras Razones?

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