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Mi Comentario: Y ahora…¿cómo escribo?

Mi Comentario: Y ahora…¿cómo escribo?

Por Ricardo R. González

Recibí un mensaje que me puso a pensar. Hasta creí en fallas vertiginosas de mis neuronas al perder el sentido elemental del entendimiento, y debía acudir de inmediato en busca del consejo facultativo.

Después me di cuenta que no era para tanto. Pensé en un traductor pero, al fin, interpreté su contenido.

El problema es de adaptarse a las interpretaciones ortográficas del momento. Ahora síntomas no se escribe así, pues las «nuevas corrientes» hasta lo ponen con faltas de ortografía y deciden llamarlo 5to+.

Que decir de enamorados. En la nueva versión aparece como enamora2, mientras demás va a la palestra como de+, bebé es bb, y te quiero mucho: tqm.

Ahh… y olvidaba algo… que, se inscribe en la actualidad como Ke.

No quiero seguir porque hay de todo y mucho más en la viña del señor. Lo que no me explico estos modismos casi generalizados que irrumpen en la supuesta era moderna.

No sé si por la banal concepción de estar en lo último, por el ahorro y economía necesarios, o porque resultan de esas simplezas cotidianas que nos envuelven para, al final, atrasarnos tres siglos atrás.

Incluso ya en determinado programa televisivo juvenil del canal Educativo emplean las inauditas abreviaturas en uno de los spots de transición entre una parte y otra.

Aclaro que no soy más culto ni refinado que nadie, pero hay cosas y cosas. Y si bien esto sobrepasa los bordes de la ramplonería existe el otro extremo con tendencias casi mayoritarias.     

Aquellos que quieren dar un toque supremo de oralidad y utilizan en pláticas comunes el lenguaje de los tecnicismos de la comunicación o de otros sectores.

Ahora son tiempos en que la palabra socializar ya se repite hasta la saciedad, a muchos les gusta y la ponen en sus diálogos sin saber en algunos casos el sentido de la expresión. Si algo es tan rico es nuestro idioma español. ¿Y conocerá todo el mundo que socializar es nada más y nada menos que compartir? ¿por qué enredar tanto la pita si no existe nada tan grato como hacernos entender con la mayor sencillez posible.

Recuerdo en días pasados una entrevista que le hacían en la TV a una prestigiosa figura de la cultura cubana ya entrada en años. En medio de la conversación le preguntaron acerca de las «fortalezas» de la obra que iba a presentar.

La respuesta no se hizo esperar… «no entiendo la pregunta», y es obvio. Una persona mayor a lo mejor desconoce la llamada matriz DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) como otro de los códigos utilizados en la teoría de la comunicación.

A mi modo de ver no se trata de copiar patrones desacertados ni demostrar que somos más educados que nadie. Cada persona sobresale por su autenticidad, por su talento, por un conjunto de cualidades conformantes de la personalidad que ofrecen su dimensión ante los demás.

Evitar reiteraciones, ser copias, o malas copias, debe constituir un punto de análisis individual. Se han fijado como en casi todos los espacios quienes preguntan —sobre todo aquellos que no son periodistas— comienzan el diálogo de manera similar: «Coméntame sobre tu nuevo disco» «coméntame sobre tal ley» «coméntame y coméntame…». ¿Será la única forma de preguntar?

Y no hablar de los nombres actuales de muchos de los grupos musicales porque sería harina de otro costal. Unos dan risa y otros ganas de llorar.  

De momento, me abrazo al creador de la célebre frase del ya fallecido — y excelente— comentarista Eduardo Dimas de «saque usted sus propias conclusiones».

Al menos doy la mía: Seamos como somos sin esquemas copiados ni importados, pero sencillos, auténticos, y plenos.   

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