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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Loipa Araújo (Parte I)

«Con 2 que se quieran» Loipa Araújo (Parte I)

“Yo no sé qué joya soy”

Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, como me gusta decir, aquí, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, el barrio de Lezama Lima, en los legendarios Estudios de Sonido del ICAIC.

Hoy nos acompaña -me pongo nervioso-, en la entrevista de hoy, una de las más grandes bailarinas que ha tenido la historia del ballet clásico en Cuba y del ballet contemporáneo, porque también ha bailado contemporáneo.

Una Maitre, profesora, dice ella que coreógrafa no -sólo hizo dos coreografías cuando era joven- y una persona a quien yo siempre admiré mucho. No voy a decir mucho más porque voy a comprometerme diciendo entonces que ha sido siempre mi bailarina preferida: Loipa Araujo.  Mi bella…

Loipa. Amaury querido.

Amaury. A ver, Loipa, tú naciste en 10 de Octubre, lo que hoy es el municipio 10 de Octubre, pero hay un elemento que para mí es sobrecogedor, y es que ¿qué profesión tenían tus padres? ¿Tu papá era doctor?

Loipa. Mi padre era médico, especialista en vías respiratorias y mi madre era profesora de una escuela por la Virgen del Camino. De eso me acuerdo, de haberla acompañado a esa escuela.

Después papi cambió de especialidad y se hizo psiquíatra. Mami se hizo doctora en Pedagogía y empezó a trabajar en la que es la Secundaria Básica Rubén Martínez Villena, justo la que está detrás del Habana Libre.

Recuerdo que mami tocaba muy bien el piano, a mi mamá le encantaba la música y a mi padre también. Mi padre era un melómano y desde niña recuerdo siempre ese ambiente musical alrededor mío.

De por qué soy bailarina, no te lo puedo decir. Quizás porque era muy inquieta y me movía mucho.

Amaury. ¿Y no te daba miedo nada en esa época? Porque los miedos son…

Loipa. No, porque además, papi me contaba y es curioso, que ellos estuvieron un poco preocupados al principio, porque a mí no me gustaba jugar con muñecas. Mi mayor entretenimiento era que me sacaran a pasear y recoger piedras. Di tú, ¿por qué? Nadie puede saber. Yo todavía aún no lo sé.

Amaury. Bueno, pero él que era psiquíatra, ¿sabes que hay una enfermedad…

Loipa. Todavía no era psiquíatra.

Amaury. Pero tenía seguramente el conocimiento de que hay una enfermedad que se llama rastromanía.

Loipa. Ah, bueno, puede ser.

Amaury. Sí, que funciona…

Loipa. Pero por suerte se me ha quitado. Ya no tengo deseos de recoger ninguna piedra del piso.

Amaury. Ni falta que te ha hecho, gracias a Dios.

Loipa. Gracias a Dios y a los Orishas, que hay que contar con ellos.

Amaury. También.

Loipa. Ellos me decían, este es el anecdotario que siempre cuento porque creo que es de donde parte todo, que me convertí en el entretenimiento de la familia, porque me ponían en una mesa, ponían el radio y cambiaban la estación y que de acuerdo a la música que saliera del radio, pues yo cambiaba mi actitud ante esa música y dijeron: ¡bueno, esta algo tiene que bailar! y de ahí pasé a la Sociedad de Pro Arte musical.

Amaury. Sí, pero no vamos a llegar todavía a Pro Arte Musical porque yo te quiero preguntar…, tú pasaste el ciclón del 44, durante los ciclones ocurren muchas cosas, hay mucho viento, mucha lluvia, las ventanas suenan, crujen las puertas, todo eso. Tengo entendido que tú tuviste mucho miedo, como cualquier niño que tiene cinco años, cuatro años, no sé qué edad tendrías cuando el ciclón del 44.

Loipa. No tuve miedo, yo lo que estaba era fascinada. Acostada en una camita, todavía tengo imágenes muy claras. Hay cosas en mi vida que yo las tengo casi fotografiadas.

Me acuerdo que estaba con un medio hermano mío, acostada en esa camita y yo estaba fascinada de ver cómo aquellas ventanas de cristales temblaban.

Amaury. ¿Y esos sonidos no te dieron ganas de bailar?

Loipa. No, el ruido del viento no me dio ganas de bailar, yo estaba muy tranquilita en la cama.

Amaury. ¿Por qué dijiste en una entrevista que tus padres tenían que tener más de un trabajo, si ser médico era…?

Loipa. Papi, yo me acuerdo que trabajaba en dos hospitales, en dos clínicas; trabajaba en el Calixto García y trabajaba en una clínica que se llamaba el Centro Benéfico, si no me acuerdo mal, que estaba en la Calzada del Cerro.

Y mi mamá trabajaba en dos escuelas; en la mañana trabajaba en un hospicio, era una escuela de monjas, que tenía niños con problemas, porque a mami siempre le fascinó el trabajo con niños con problemas de retraso mental. Después, por la tarde, trabajaba en la Secundaria Básica, y todo ese trabajo lo hacían para poder costear la escuela que teníamos mi hermana y yo y después las clases de ballet.

Recuerdo a mami llevarme a El Encanto y comprarme un par de zapatillas de puntas y decirme: ¡mi hijita, para todo el año! o sea, que ya yo sabía que ese par de puntas tenía que remendarlas, coserlas, ponerle papel.

Amaury. Sí, porque las puntas no duran todo el año.

Loipa. Las puntas no deben durar todo el año. Tampoco tenía mucho que bailar, pero bueno, de todas maneras me tenían que durar el año entero porque era ya como un gasto extra que no entraba en el presupuesto familiar.

Amaury. Y si tus padres tenían dos trabajos, tu mamá estaba todo el tiempo fuera de la casa y tu padre también ¿con quién te criaste?

Loipa. Con mi abuelo. Te diría que mi abuelo es el que garantizaba recogerme en la escuela, el llevarme… cuando el tranvía, que se llamaba el V2, que pasaba por ahí por Humboldt, por Infanta y venía y subía por 23 y después iba por Línea.

Amaury. ¿Había un tranvía en Línea?

Loipa. ¿Cómo qué no? Toda la calle Línea era de tranvías, el V2 y el V6, que después se convirtieron en las guaguas, creo que 82 y 64 y hoy en día, no sé qué P será, si P-1, debe ser alguna de esas.

Amaury. Mientras no vuelvan a ser tranvías…

Loipa. Déjame decirte, que el tranvía tiene su encanto… a mí, yo monté mucho tranvía en Milán, que todavía tienen ahí los tranvías y a mí me encantaban los tranvías.

Amaury. Y en San Francisco también.

Loipa. Pero los de San Francisco te dan un poco más de impresión, esas lomas en tranvías.

Amaury. ¿Por dónde te gustaría que hubiera un tranvía?

Loipa. Mira, yo me acuerdo del tranvía por la calle 17.

Amaury. El tranvía de 17. Si esa idea es aceptada, le pondremos a ese tranvía Loipa.

Loipa. No, mira que ya yo tengo una cafetería con el nombre de Loipa. Y que también es una anécdota, porque me acuerdo que fue cuando Llanusa era el presidente de ¿cómo se llamaba aquella institución?

Amaury. Creo que era el INIT.

Loipa. Creo que sí. Ese era el que daba la tarjeta de mejor servicio. Entonces había la idea de ponerle a los distintos lugares los nombres aborígenes indo-cubanos y como Loipa es un nombre indo-cubano, pues le preguntaron a mi papá si daba el permiso para ponerle a la cafetería el nombre de Loipa y mi padre dijo: ¡sí, cómo no!

Después, muy iluso él, llegamos a merendar y merendamos y cuando hubo que pagar, dice mi papá: ¡pero es que a esta cafetería le pusieron el nombre por mi hija! Y el hombre le dijo: ¡Bueno, a mí no me interesa, tiene que pagar exactamente igual! (risas)

Amaury. Volvemos a Pro Arte. ¿Qué cosa era Pro Arte Musical, adonde tu abuelo te llevaba?

Loipa. Pro Arte Musical era una sociedad privada, de damas de mucho dinero, que fueron las que crearon el Teatro Auditórium. Ahí fue donde Alicia empezó a bailar y donde empezó Fernando y donde empezó Alberto.. y traían grandes… yo ahí vi a la RenataTebaldi cantar; vi el ballet, el American Ballet Theater; vi a Alicia Markova con Anton Dolin en Bailar, o sea, traían a grandes personalidades de la cultura.

Amaury. Los traía Pro Arte.

Loipa. Los traía Pro Arte y hacían las funciones en el Amadeo (Teatro Amadeo Roldán).

Amaury. ¿Y si ustedes pagaban, si tu familia pagaba tenían acceso a esas funciones?

Loipa. Sí, porque eran socios, pero habían socios de platea, socios del primer balcony y socios del segundo balcony. Naturalmente, mi familia era del segundo balcony. Pero siempre de arriba se ve mejor, de verdad.

Amaury. A veces se ve mejor de lejos.

Loipa. Sí, verdad. Entonces nosotros hacíamos muchas funciones de ballet, y ahí fue donde empecé. Además, mis primeros intentos, si tú quieres, de tocar algo que no fuera clásico, porque yo me acuerdo que Alberto Alonso, que dirigía la escuela, ya estaba haciendo sus cosas coreográficas, ¿no? y yo era una de sus niñitas de las que… siempre era un poco su conejillo de indias de hacer… y hacíamos muchas funciones, todos los fines de cursos, todos los años había una fiesta de fin de curso. Pero cuando eso, ya Laura Rainerique -era la madre de Fernando y Alberto- se va y Alberto se va de la dirección de la escuela porque empieza a hacer los show de Sans Soucci, fue cuando le cayó la pared, que acabó con mucha gente.

Amaury. Acabó con su carrera.

Loipa. Aquello decayó un poco y entonces ya estaba la Academia de Ballet Alicia Alonso, ya estaba el Ballet Alicia Alonso. Hablo del año 55, ya yo tenía 14 años, ya yo pensaba, ya yo sentía que mi vocación era esa. Yo quería ser bailarina, aunque en aquel entonces decir bailarina, no se sabía, la gente no identificaba bien lo que era la palabra bailarina y entonces decidí irme, también lo hizo Yuyi, Josefina (Josefina Méndez), las dos estábamos estudiando en Pro Arte y las dos nos fuimos al ballet de Alicia Alonso, donde ya estaban Aurora (Aurora Bosch), y Mirta (Mirta Plá).

Amaury. Ya tú conocías a Josefina,¿cuándo conoces a Aurora y a Mirta?

Loipa. Sí, Yuyi y yo veníamos juntas, salimos juntas de Pro Arte al llegar al Ballet Alicia Alonso y a la Escuela de Ballet Alicia Alonso y allí es donde ya, con nosotras que formamos el grupo…el grupo era un poco más grande, porque ya estaba Ramona, la que es hoy directora de la Escuela Nacional de Ballet.

Amaury. Ramona De Saá

Liopa. Y la hermana de Ramona, la gemela, Mangui, entonces éramos seis. Ese período yo te digo que fue un período muy lindo, muy importante en nuestras vidas, porque como no habían funciones, nosotras dábamos pequeñas funciones. Nos convertíamos en coreógrafas; nos convertíamos en luminotécnicas; nos convertíamos en vendedoras de papeletas para las funciones. Había que alquilar las sillas para sentar a las personas, o sea, éramos de todo y además, bailábamos. Ya en esa época, empezamos las cuatro a hacer el Grand pas de Quartre.

Amaury. Ya,¿tendrías 18 ó 17 años?

Loipa. En el 59.

Amaury. Por ahí.

Loipa. Claro, yo sí lo digo.

Amaury. Pero no lo digas.

Loipa. Sí lo digo, a mí me encanta decirlo, porque yo confieso que he vivido.Nací en el 41, ya, saca la cuenta, pues en el 59 yo tenía 18 años.

Amaury. Está bien, 18 años, bueno, yo tiré una piedra, pero…

Loipa. No, no, no, ¡yo confieso que he vivido!

Amaury. Ahora, desde que ustedes empezaron ya eran primeras bailarinas porque eran muy poquitas.

Loipa. ¡No, que va! Cuando se reconstituye el ballet de nuevo en el año 59 se hace una audición. Se trae inclusive un jurado internacional y vienen bailarines de los Estados Unidos y sobre todo bailarines de América del Sur.

Ese jurado, hacemos una clase, bailamos un poco y de ahí salieron las distintas categorías. Mirta queda como primera bailarina. Josefina, Aurora y yo quedamos como solistas. Después con el tiempo, Yuyi fue la que se hizo primera bailarina y Aurora y yo, casi, casi contemporáneas en asumir los roles de primeras bailarinas en el año 65, a mí me hicieron primera bailarina después del concurso de Varna.Fue la primera medalla de Oro y además también el reconocimiento de la Escuela Cubana de Ballet como tal.

Amaury. Para explicarle un poco al espectador. ¿Cómo son las categorías en el ballet, cuántas son? Cuerpo de baile qué  B, C, A.

Loipa. Bueno, hay las primeras bailarinas.

Amaury. Primeras bailarinas y primeros bailarines.

Loipa. Primeros bailarines, naturalmente, nos necesitamos mutuamente. Primeros solistas y después los solistas, luego están los corifeos, que es una palabra muy fea, pero es la traducción literal del francés, corifée, pero suena feo, que son los corifeos y después vienen los cuerpos de baile nivel A, nivel B y nivel C.

Generalmente se entra en el C y se va progresando, pero eso ha cambiado con el tiempo, porque hay veces que te llegan talentos tan grandes que tú no los puedes poner en un cuerpo de baile C, tú tienes que ya casi entrarlos en un cuerpo de baile A y en muy poco tiempo, naturalmente, si lo trabajan, no es que porque yo tenga talento me lo tienen que dar, van caminando muy rápido.

Nosotros en nuestra época nos demoramos mucho, asumimos los primeros roles de bailarines sin ser primeros bailarines, pero el período de tiempo antes de que nos nombraran fue más largo.

Hoy en día eso va mucho más rápido. Va mucho más rápido  como va el siglo, como va la técnica.

Amaury. ¿Puede salir un muchacho de la escuela y llegar a primer bailarín rápidamente en una compañía?

Loipa. Puede llegar

Amaury. Ahora, a ver. Viene otra pregunta de esas con las que yo no duermo.

Si, supongamos, una solista, hablemos de una solista, que tiene unas condiciones maravillosas y que cuando llegan los fuetés, los hace dobles, triples y es un fenómeno, porque los hace y es tremendo, pero hace Coppelia, le dieron la oportunidad, supón, y no hay primeras bailarinas, todas están enfermas porque cogieron catarro y yo la pongo a hacer Coppelia, y Coppelia no es igual que Giselle; y Giselle no es igual que El Lago y El Lago no es igual que La Fille Mal Gardée. ¿Se puede decir entonces que esa mujer, aunque tenga muchas condiciones, o ese muchacho, puede ser un hombre también, no están preparados para asumir grandes roles si todos los hacen igual, solamente porque físicamente estén preparados?

Loipa. Estoy de acuerdo contigo. En mi opinión, la técnica no hace un bailarín. Lo que realmente te da a ti la categoría superior, es el que tú logres interpretar cada rol con el estilo. Desgraciadamente en el mundo hoy en día hay la tendencia al gran virtuosismo técnico, al vender, quince piruetees, saltos, como yo les digo que se llaman, tienen nombres técnicos, pero a mí me gusta llamarlos por lo que me parecen: el helicóptero, el tal cosa, porque son pasos tan raros que tú no lo puedes definir, son impresionantes, requieren gran destreza técnica, pero eso no hace a un bailarín.

El bailarín… verdaderamente tú recibes la impresión de algo que tiene un principio, que tiene un fin, que tiene un dominio, que tiene una elegancia, yo, hay veces que me levanto de una función y me voy cuando nada más que veo eso, mucho fuego artificial.

Amaury. ¡Circo!

Loipa. ¡Circo! además, hay veces que resulta que yo digo: ¡ay! pero mira, se están cambiando el traje, el tutú, o la chaqueta, el peinado, y hacen todo igual; tres pas de deux distintos, iguales, hasta con los mismos pasos, porque son los pasos que mejor les salen y eso es a la larga un facilismo y a la larga significa una carrera muy corta, porque el día que no tengas la potencia muscular, ni el poder, la cosa de girar, ¿qué te queda?, nada.

Amaury. Es interesante. Otra pregunta de esas. Estoy hablando de mis misterios, estoy sacando mis fantasmas. Después yo vuelvo otra vez para allá y para acá. ¿Por qué no dejan ir a la playa a los bailarines?

Loipa. ¿Quién te dijo que no?

Amaury. ¡Ay, cómo no! Yo he tenido novias bailarinas y me decían que no, que estaba prohibido y que a ustedes les prohibían.

Loipa. No, prohibido no…

Amaury. Que se les ven las marcas de las trusas.

Loipa. Pero oye con los bikinis nada y además existe el topless y todo, así que hoy en día… Quizás en mi época era un poco más difícil.

Amaury. Tu época también era la mía.

Loipa. Tu generación es la mía. Ahora no, te pones un topless y ya no hay problemas. Hoy existen miles de cremas de protección 50, de protección 80, que no te quemas y entonces estás en la playa y sales como si no hubieses entrado.

Amaury. O sea, entonces puedo pensar que me estaban engañando.

Loipa. No engañando, yo creo que cada época tiene sus cosas y la nuestra era esa. Yo sí fui mucho a la playa y a mí me encantaba la playa. El agua, el mar es algo maravilloso, es una de las cosas que más extraño.

Lo único que tenía cuidado de no quemarme y después si me quemaba un poco, pues me tenía que poner toneladas de maquillaje en el cuerpo para que no se notara.

Amaury. ¿Por qué los bailarines se enamoran normalmente entre sí? ¿Tiene que ver con la cantidad de horas que pasan juntos o con la sensualidad de estar todo el tiempo tocándose?

Loipa. Yo creo que es más bien el estar desde por la mañana hasta por la noche. Salir de gira y estar tres meses juntos, o sea, y además el hecho de que el ballet es tan absorbente, que hay que ser muy consciente para tratar de que tu mundo no se convierta en eso, que alrededor de ese mundo tuyo existen miles de cosas interesantes, bellas y que además te pueden aportar mucho a ti mismo como bailarín.

Amaury. Pero hubo una época muy importante en la Escuela de Ballet, donde la Escuela de Ballet estaba junto con la Escuela de Música y había una relación entre todos nosotros y todos nos conocíamos y todos nos íbamos a ver.

Loipa. Pero ya eso no existe porque la Escuela de Ballet está a un lado, la de Teatro está en otro, la de Música está en otra.

Amaury. ¿Quién le puso a ustedes Las Cuatro Joyas?

Loipa. Haskell

Amaury. Arnold Haskell

Loipa. Fue el gran crítico inglés que llegó a un festival y nos vio bailar y creo que quedó impresionado por esas cuatro mujeres y nos dijo Las Cuatro Joyas. Además, aunque yo no sé qué joya yo soy, porque él a mí me definió como una orquídea exótica en el jardín del ballet, o sea, que habría que buscar una gema que tuviese ese color.Sí a Aurora le dijo el diamante, pero bueno, joyas como algo de que relucía.

Amaury. ¿Qué tú sentiste cuando murieron Josefina y Mirta?

Loipa. Bueno, es como si se muere gente muy cercana a ti, es como parte de tu vida que se va. Entonces por eso quizás para mí estos últimos años han sido muy difíciles porque han sido pérdidas muy importantes, una casi detrás de la otra.

Amaury. ¿Pensaste que siempre las ibas a tener ahí, que iban a estar juntas siempre?

Loipa. Sí, nosotras siempre pensábamos y hacíamos chistes, inclusive, de estar nosotras ya viejitas…

Amaury. Josefina era muy simpática.

Loipa. Sí, si Yuyi era muy simpática… de estar viejitas y ella imitaba a una viejita y decía: ¡Loipita, pon ese piecesito para afuera!

Amaury. …Estar así en un balcón en el teatro…

Loipa. Sí en un balcón en un teatro y estar viejitas; ¡oye, mira que estás tirando la pierna! Yuyi bromeaba mucho con eso, o sea, de que nosotras íbamos a estar juntas quizás hasta la muerte, pero bueno, la vida dispone las cosas en otra forma.

Amaury. Nos vamos para dos personas que están vivas entonces. Lo has dicho, he leído en estos días una cantidad de entrevistas tuyas, que estoy que puedo bailar contigo un pas de deux aquí pero ¿qué significan Alicia y Fernando? Ahora que ya tú no estás bailando.

Loipa. Bueno, cuando tú pones en la vida…, hay personas que son seres humanos que son fundamentales en tu vida y yo los tengo a ellos como esos seres sin los cuales yo no hubiese podido ser la que soy hoy en día. Son parte de este pequeño rompecabezas donde cada uno ha aportado y el resultado soy yo.Naturalmente que está lo que es la voluntad de Loipa.

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