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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Nelson Domínguez (Parte II)

«Con 2 que se quieran» Nelson Domínguez (Parte II)

Amaury. Sí, y era demás un regalador de obra importante.

Nelson. Sí.

Amaury. Yo no sé qué obras vendió Servando, yo lo conocí y sí sé que regalaba, pero yo recuerdo que una vez me dijo un amigo que fuéramos, yo era muy flaquito, ¿te acuerdas cómo era yo? Todo se fue desbordando después, entre la duda y la certeza, me creció la cintura. (risas)

Nelson. Entre la duda y la cerveza. (risas)

Amaury. La duda y la cerveza, la duda y la cerveza (risas). Me acuerdo que me dijo que fuera para dibujarme y yo, acomplejado, no fui. Ahora tuviera un retrato mío pintado por Servando que seguramente valdría más que yo mismo. (risas)

Nelson. Él era un artista muy interesante, porque él tenía muchos planteamientos que te hacían pensar. Él hablaba de la gran pintura y nosotros decíamos ¿la gran pintura? Bueno, debe haber una gran pintura, bueno, la de él era grande.

Amaury. La de él era grande.

Nelson. Y de hecho la pintura cubana tiene, está llena de… bueno, los maestros que están hoy día en el Museo…, Cuba en realidad siempre la pintura cubana tuvo buena salud, históricamente. Y ahora con toda esta…, con las escuelas de arte, que ahora te encuentras a un joven, de 20, 21 años, graduado, tú ves que tienen un porvenir extraordinario, creo que eso garantizará sobremanera un futuro bastante floreciente.

Ya se puede decir que en Cuba siempre ha habido una escuela de pintura como en movimiento, ¿no? Y la pintura cubana en general, siempre, según he notado, siempre ha corrido de un lado a otro, pero siempre ha habido un contexto social, planteamientos… los más jóvenes lo siguen planteando a su modo.

Amaury. A su manera, con su época.

Nelson. A su manera, y es muy bueno que haya, porque los jóvenes son los que alimentan a los viejos.

Amaury. Hablando de enseñanza directa, a ver ¿cuántos hijos tienes?

Nelson. Mira, a ver, yo…

Amaury. Yo conozco a tres, quiero saber cuántos son.

Nelson. Bueno, son cinco, hay un cuento de eso, pero no te lo voy a hacer. (risas) En otro programa te lo voy a hacer.

Amaury. En otro programa después de las doce de la noche. Con 2 que se quieran en la madrugada.

Nelson. Con Flora Fong, que es una excelente pintora, una excelente compañera y una excelente amiga mía.

Amaury. Una excelente persona también.

Nelson. Una excelente persona y una mano zurda peligrosa, no porque pega, sino porque pinta con la zurda. Y bueno, con ella tuve dos hijos que son pintores, Liang y Li. Y bueno, después con Camila, que no era pintora, sino doctora,  tuve dos hijos. Y posteriormente, de otra relación, para no decir de otro matrimonio.

Amaury. Sí, porque no todos son matrimonios.

Nelson. Al final todo son relaciones, ¿no?

Amaury. Claro.

Nelson. Y tuve una niña que tiene un año y ocho meses, va a cumplir nueve meses.

Amaury. Esa es la japonesa.

Nelson. Una niña japonesa, sí. Y bueno, así las cosas. (risas)

Amaury. Y así las cosas. (risas) Porque además unos vienen de de raíces chinas, el caso de Flora.

Nelson. Sí, sí.

Amaury. Y otro de Japón, así que tu mundo se está desenvolviendo por aquella zona del mundo.

Nelson. Y los dos.

Amaury. ¿Y los de Camila?

Nelson. Los dos son árabes.

Amaury. Son árabes

Nelson. Sí de origen árabe.

Amaury. Ah, entonces tú tienes en tus manos la paz mundial. (risas). Ahora, cuando tú hablabas de que ya no estabas ejerciendo el magisterio directo. ¿Y con tus hijos pintores? Tus hijos pintores, el que yo conozco, tengo hasta una obra que me mandó de regalo un día, el mayor, amigo de mi hijo, amigo de mis hijos . Tú sabes que todo el mundo aquí, al final, somos amigos, y los hijos de uno son amigos también y todo se vuelve una secuencia. Y los nietos serán amigos también. ¿Cómo ejerces tu magisterio sobre ellos?

Nelson.  Bueno, yo en la realidad no he estado arriba de ellos, nunca me he metido en lo que ellos hacen. Ellos saben lo que uno hace. Saben lo que hace su mamá.

Amaury. Claro.

Nelson. Lo que hago yo. Entre ellos saben lo que los hermanos hacen. Pero he alimentado el concepto de la técnica, solamente. La cosa morfológica va en las personas, va en sus cromosomas, en sus caracteres va la cosa morfológica, su predilección por temas, por cosas muy especiales, eso va en ellos. Y eso  no se le puede inculcar porque, ¿qué sucede? Quizás, quizás la generación mía, que fue una generación madurada con carburo, como los platanitos; quizás tengamos un poco más de responsabilidad cuando hacemos cualquier cosa, ¿no? Quizás los jóvenes son un poco más desinhibidos, un poco más, no voy a decir irresponsables, porque esa no es la palabra.

Amaury. No.

Nelson. Pero ven las cosas de otro modo que nosotros, pero bueno, he visto resultados, particularmente estamos hablando de mis hijos y de muchos jóvenes. Hay muchos jóvenes extraordinarios. De hecho, cada vez que tú vas a un evento internacional te encuentras un cubano ahí compitiendo. Te encuentras artistas jóvenes que van hacia arriba ahí, muchos jóvenes que realmente tienen un porvenir muy prometedor.

Amaury. ¿Cuántos períodos tú reconoces en tu pintura? Porque has pasado de los personajes de circo, las crucifixiones. Es decir…

Nelson. Hay una cosa que te voy a decir. A mí, esa pregunta no se me puede hacer mucho. ¿Sabes por qué?

Amaury. A ver.

Nelson. Porque a mí los temas no son cosas que me interesan mucho. No me interesan mucho los temas, aunque quizás…

Amaury. Ni para una exposición. Quiero decir: voy a montar una exposición sobre este tema.

Nelson. No, tampoco. Ahora mismo yo tengo en noviembre una exposición, bueno, por el premio…

Amaury. …Por el premio Nacional de Artes Plásticas…

Nelson. …Sí, es una exposición en la que va obra gráfica, va pintura, va una colección de muebles, muebles esculturas con carácter utilitario. Va un grupo de cosas que estoy haciendo con un colega del Grupo Paullé, que se llama Rafael Blanco, igual que el caricaturista cubano.

Amaury. Sí, si.

Nelson. Estoy preparando una muestra de muebles antiguos intervenidos, trabajados como esculturas. Entonces voy a exponer algunos dibujos de esas piezas y a continuación todo lo que es muebles, todo lo que es madera, todo lo que tiene que ver con el mueble, todo eso va junto.

Amaury. ¿Y qué fue de los abanicos?

Nelson. Bueno, los abanicos.

Amaury. Es que los abanicos fueron una locura.

Nelson. Los abanicos fue un momento, no sé, que es una cosa muy de la pintura de la colonia y además, el abanico a mí me llamó la atención por toda la simbología que tiene como hecho, ¿no?, es decir, el abanico sirve para decir y para no decir, para engañar, y para decir la verdad.

Amaury. Claro, claro.

Nelson. Y ese fue un tema bonito, una cosa bastante decorativa. Recuerdo que subastamos uno, cuando aquello Camila era mi esposa. Ella organizó en el Teatro García Lorca una subasta, para hacer una donación a la Escuela de Ballet.

Amaury. Sí, sí.

Nelson. Y se vendió en 10 000 dólares, y ese dinero lo donamos a la Escuela de Ballet, y bueno, sirvió para  muchas cosas.

Amaury. Con 10 000 dólares se resuelven muchísimas cosas, se compran zapatillas…

Nelson. …Equipamiento…

Amaury. …Leotardos, se hacen muchas cosas.

Nelson. Exacto. Y además, ese abanico, como era para la Escuela de Ballet, yo hice una obra que se llamó Alicia, ave nacional.

Amaury. ¡Ah, qué lindo!

Nelson. Y entonces, bueno, Alicia es una persona, que… bueno, estamos hablando de pintores y de artistas en general, pero Alicia es una gente que… una vez, cuando yo iba a pintar…

Amaury. Alicia es pintora también, o fue pintora…

Nelson. Una vez. Te voy a hacer una anécdota. Una vez, cuando yo iba a pintar un retrato de ella, yo fui a la oficina y hablé con el esposo.

Amaury. Con Pedro Simón.

Nelson. Con Pedro Simón, y le dije: quiero, hablar con ella, entonces, hablo con ella, y después, cuando me fui, le preguntó a Iglesias: ¿cómo es Nelson? Y él le dice: él es bajito, gordito, fuertecito, qué sé yo. Entonces ella le dice, ella no sabía nada del retrato. Le dice: porque yo sentí que me estaba mirando con vehemencia. Y exactamente, yo  estaba… porque yo no quería ni fotografía, ni hacer…

Amaury. Tú que querías llevarte su esencia.

Nelson. Yo quería llevarme la imagen, los movimientos que ella hacía, bueno, dice Pedro Simón, que es uno de los retratos que tienen más cosas de gestos de Alicia.

Amaury. ¿Tú cantas?

Nelson. No, no, yo no canto.

Amaury. ¿Pero sí bailas?

Nelson. Tampoco bailo.

Amaury. Sí, tú bailas.

Nelson. Me encanta ver bailar.

Amaury. No, ¿Cómo me vas a decir a mí que tú no bailas? Pero sí yo he estado en fiestas  en tu casa y tú has empezado a bailar. (risas)

Nelson. No, no, mira, existen en Cuba grandes artistas cubanos, pintores que algunos ya están preparando algunos discos con Pavarotti, como es el caso de Fabelo.

Amaury. Ah, sí, lo dijo, lo dijo hace unos meses aquí en el programa.

Nelson. Es que hasta Fabelo se parece a Pavarotti un poco, ya últimamente se parece a Pavarotti.

Amaury. Un Pavarottico, en realidad. (risas)

Nelson. Hay muchos artistas que cantan. Mira, Zaida canta lindísimo.

Amaury. Zaida canta muy bien.

Nelson. Y el propio Fabelo canta, también.

Amaury. Canta, ese canta bien. Le vamos a hacer un disco.

Bueno, yo traje una cosa, yo quería hacer una especie de experimento. Mira lo que tengo aquí (Amaury saca 5 palitos de tendedera de madera, de unos 20 cms de altura de diferentes colores) traje este tipo de artefacto. Voy a ponerlos así para que salgan en cámara. Porque esto es una cosa simbólica para mí, mira lo que yo te traje.

Nelson. Y eso, ¿por qué tú tienes eso?

Amaury. Ah, ahora…

Nelson. Ahora yo soy el que te voy a entrevistar a ti.

Amaury. No, no te puedo creer.

Nelson. Y casualmente yo también traje (Nelson saca tres obras suyas de madera en forma de palitos de tendedera, dos miden 25 cms. de altura y uno tercero de 50 cms de altura) estas piezas, que son en pequeña escala, pero las tengo hasta de tres metros de alto.

Amaury. Por eso, aquí está, justamente, yo quería que habláramos entonces de esto, aquí se ve la diferencia, fíjate.

Nelson. Esta está quemada a esta le pegué fuego.

Amaury. No, es maravillosa. Yo tengo, inclusive, hasta esto (Amaury le muestra un pasador de corbata que es un palito de tendedera de plata) un pasador que me regaló Liuba (Mª Hevia) un día de mi cumpleaños, y porque es el programa tuyo me lo voy a poner como algo simbólico

Nelson. Yo te voy a explicar una cosa.

Amaury. Ahora, aquí, espérate, antes que me expliques, yo quiero demostrarle a los televidentes lo siguiente: esto es un producto industrial, esto es industria (Amaury muestra a los televidentes los primeros palitos de colores que él colocó en la mesa); esto es una persona que agrandó un palito de tendedera y lo fabricó industrialmente, pero lo tuyo es Arte. O sea, esto vale dos pesos y tu obra yo no tengo dinero con qué pagarlo, es lo que quiero decir.

¿Por qué no explicamos esa diferencia que puede haber entre este artefacto, que es una cosa industrial, que se hace sin ningún tipo de inspiración? Y eso que tiene todo un significado y que además, lleva por supuesto, tu firma. Bueno, la pregunta sería la utilidad de la industria que pretende convertirse en arte y no lo logra, y el arte en su contexto más profundo, o sea, el arte que no pretende nunca convertirse en industria..

Nelson. Mira, hay muchas cosas buenas en el diseño contemporáneo y como industria hay piezas muy buenas. Lo malo de la industria es que abarate en calidad el diseño. Yo pienso que una pieza bien diseñada resiste el ser un producto industrial. Resiste ese juicio. Y lo que uno a veces asocia con lo industrial es cantidades todas iguales. Pero las casas que se dedican a hacer muebles de diseño…

Amaury. IKEA por ejemplo.

Nelson. IKEA, por ejemplo, que primero trabajan el diseño, y creo que eso es muy importante. Lo que destruye lo industrial son los malos diseños, las cosas hechas con pocas ganas. Yo creo que la industria, inclusive nacional…, nosotros podemos hacer cosas extraordinarias. Podemos llevar a cabo, digamos, industrialmente obras de artistas que han hecho cosas muy importantes, diseños muy buenos y pienso que eso no está reñido. A mí me gustan muchísimo esos palitos, porque están muy bien hechos y están…

Amaury. Son muy coloridos.

Nelson. Son industriales, exactamente. Son industriales, a diferencia de estos, que bueno, te voy a contar un poco. Ahora tú me hiciste la historia de…

Amaury. Sí, pero mira, tú me haces la historia de cómo fue eso y yo voy a esconder esto (Amaury guarda los palitos coloridos fabricados industrialmente), porque a mí sí me da tremenda pena con esa obra al lado.

Nelson. No, ellos se complementan.

Amaury. ¿Tú crees que se complementan? Bueno a lo mejor el rojito, el plateado este lo voy a esconder.

Nelson. Y esto para mí es una obra que nació un día, yo estaba en mi casa acostado y me cae en la mano un palillo de estos, bonito y lo desarmo y empiezo a mirarlo y digo: caramba, esto es una forma, tiene un diseño. Y al principio me pareció una figura de una mujer y un hombre. Y entonces, la primera pieza que yo hice con estos palitos tiene dos metros de alto y es, ya está profundizado, tallado hacia adentro, un trabajo. Si quieres puedes pasar por la Galería para que lo veas.

Amaury. Lo voy a ir a ver.

Nelson. Y es una mujer y un hombre. Después hice una colección que tenía más o menos el mismo tema. Y después, inclusive, tengo uno que yo nunca se lo he enseñado a Alicia, pero quizás esa pieza va a terminar en el Ballet Nacional, porque…

Amaury. …O en el Museo de la Danza.

Nelson. … exactamente, porque es una pieza que hice en homenaje a Alicia. Y yo creo que lo hice sin darme cuenta y nunca lo he comentado. Ahora lo estoy comentando, quizás ella se entere ahora que hay una pieza que quizás se la donemos al Museo de la Danza un día.

Y esto nació así, de una manera muy “azaresca”, volvamos otra vez a la palabra. “Azaresca”, el arte está lleno de azares que parecen venidas de la casualidad. La casualidad no existe porque a cuánta gente se les ha  roto un palito de estos en la mano y lo han botado. Yo me quedé pensando en eso, y la primera cosa que hice fue un dibujo y ya después hice una pieza y ahí empezó la fiebre y la fiebre la tengo hasta hoy con este elemento, porque es un elemento muy rico como cosa modular es muy interesante. Y estoy trabajando con un grupo de arquitectos, muy buenos, que también yo pienso que en trabajo del artista contemporáneo tiene que ser un trabajo de equipo, porque yo no voy a ponerme con una sierra a cortar esto, aunque lo pudiera hacer. Pero yo te voy a hacer el diseño y vigilar que el diseño tenga la calidad que yo quiera que tenga. ¿Me entiendes?

Amaury. Claro.

Nelson. Un poco supervisar el trabajo.

Amaury. Ojalá que se le ocurra un día a un arquitecto hacer un edificio, el edificio Nelson Domínguez con esa estructura.

Nelson. Sería un vacilón.

Amaury. Bueno, yo ahora mandé a hacer, mandé a reproducir uno a 8 metros de altura para la Feria de Santo Domingo, pero la voy a traer aquí, a La Habana y es un inflable, pero tiene el dibujo. El dibujo que tiene la pieza lo tiene por fuera y se infla con un compresor y llega a la altura de 8 metros.

Amaury. Bueno, hablando de alturas.  A esta altura de la conversación, y ya entrando en el borde final, en el límite, como hablábamos al principio de la entrevista hablamos de tus hijos, hablamos de la escuela, hablamos de Antonia. Mira cuántas cosas hablamos.

Nelson. Cuántas mujeres, Antonia, una mujer bella también.

Amaury. Por eso te digo.

Nelson. Antonia, yo me enamoré de Antonia, yo me enamoré de ella, eso no se lo puedo decir a mucha gente, pero ya de hecho lo dije ahora.

Amaury. Ya lo acabas de decir en televisión, sí, sí.

Nelson. Pero era un amor platónico.

Amaury. No, claro, claro. Pero el amor platónico, muchas veces funciona mejor.

Nelson. Sí, es más económico.

Amaury. Mucho más económico. No, y además, yo tengo un amigo que hizo un libro, El vuelo del gato, muy bueno, que habla de eso, de amores platónicos y qué hace uno con ese amor después de las cinco de la tarde ¿te acuerdas del libro? (risas)

Nelson. Sí, sí. (risas)

Amaury. Bueno, la idea, para finalizar. A mí se me quedó una imagen, al principio de la entrevista, donde tú hablaste del arcoiris. Del mundo de colores que se te creó cuando el sol se filtró en la neblina, y hablaste del arcoiris. Tenemos que hablar del arcoiris entonces, tuyo, o sea, el comienzo de tu arcoiris sería en Baire, la Sierra Maestra. ¿Dónde está el final de tu arcoiris?

Nelson. Bueno, el arcoiris mío empieza en Baracoa y termina en Pinar del Río, ese es mi arcoiris.

Amaury. Bueno, muchas gracias, Nelson. Qué mejor manera de despedir que hablando de ese arcoiris que es nuestro país, nuestra Cuba querida. Te quiero, mi hermano.

Nelson. Bueno, igualmente.

Amaury. Te quiero, mi socio.

Nelson. Te quiero y por eso me quedé corto. (risas)

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