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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Artistas

Orquesta Anacaona (Cuba)

Orquesta Anacaona  (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

Decir Anacaona es reafirmar la autenticidad y la cubanía que hace del pentagrama un arco iris de matices musicales, y nadie imaginó que aquel formato de septeto, integrado exclusivamente por mujeres y cuyo debut lo marcó el 19 de febrero de 1932, en el teatro Payret de La Habana, venciera los avatares y contratiempos impuestos por la vida para mantenerse en el largo camino durante 80 años.

Las muchachas dirigidas por Georgia Aguirre González están de celebraciones, y vale recordar aquel septeto fue creciendo y alcanzó la nomenclatura de una orquesta jazz band en 1934 debido al talento de su fundadora Concepción Castro Zaldarriaga y a sus hermanas que dieron vida al amplio repertorio ejecutado en aquellos años.

Por entonces el capitalino Paseo del Prado era el punto elegido para las presentaciones. Su público disfrutaba de aquellos bailables hasta que los consorcios disqueros y las giras artísticas por gran parte de Latinoamérica y Europa comenzaron a llenar las agendas de compromisos.

Con el paso de los años las fundadoras cedieron sus instrumentos a muchachas más jóvenes, y el 28 de mayo de 1988 se presentó la nómina contemporánea bajo la batuta de Georgia, quien asume, además, el bajo y constituye una de las voces.

Así consolidaron un estilo peculiar que mantiene la tradición mezclada con las células actuales, por lo que su perseverancia las ha llevado a presentarse en el Primer Festival de Mujeres Soneras de Cuba, realizado en 1994, y la primera orquesta cubana en realizar una gira por nueve provincias de la República Popular China.

Anacaona ha tenido su lugar en las principales locaciones destinadas a la música popular de este archipiélago eminentemente sonoro, sin excluir las presentaciones en radio y televisión, o en diferentes países que incluyen los Estados Unidos, y gran parte de Latinoamérica, Europa y el Caribe.

Y sobresale en la trayectoria la creación e interpretación de la música para la obra teatral El burgués gentilhombre con la que recrean la banda original compuesta por Jean Baptiste Lully, y adaptada a géneros de la música caribeña, que ocupó también la escena mexicana y francesa.

Fueron protagonistas del espectáculo Sabor de La Habana para el casino de Montecarlo, en Mónaco, durante el año 2000.

Jerusalén, Sevilla, Bélgica, Finlandia, Bruselas, Roma, Veracruz, y Cabo Verde resultan algunas de las locaciones conformantes de un aval especial para la orquesta, sin descartar las presentaciones en las que han compartido el escenario con figuras internacionales como Tito Puente, Celia Cruz, Cesaria Évora, Cheo Feliciano, y Lalo Rodríguez, por citar algunos.

Su CD No lo puedo evitar demuestra la revitalización de un trabajo que sabe transitar por las más exigentes reglas del momento en ese afán de llevar el signo Anacaona por estos 80 años de dedicación continuada como simple pretexto para perdurar entre los grandes íconos de nuestro Caribe musical.    

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

Merceditas Valdés (Cuba)

Merceditas Valdés (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

El etnólogo cubano Don Fernando Ortiz la bautizó como La pequeña Aché. Luego Merceditas Valdés demostraría lo que se escondía detrás de aquella diminuta estatura cuyos inicios musicales se deben a lo que ella consideró como conservatorios inusuales a partir de las improvisaciones callejeras, las casas de santos, o aquellas comidas criollas que concluían con un típico y cubano guaguancó.

Fue en el poblado ultramarino de Regla donde entonaba los cantos alegóricos a Yemayá, sin contar con profesores de títulos académicos, pero con la capacidad suficiente para convertirse en notables ejecutores y cantantes.

Así salió del barrio habanero de Cayo Hueso a La Corte Suprema del Arte con apenas 12 años. Escogió la pieza Babalú, muy difundida por entonces por el célebre Miguelito Valdés, y obtuvo uno de los premios.

A partir de entonces Merceditas comenzó a abrirse el camino y no faltaron las presentaciones en anfiteatros, clubes situados en la playa de Mariana, y en los programas radiales Rincón Criollo, y Radio Cadena Suaritos, sin restar los principales centros nocturnos como Tropicana y Sans Soucí.  

Fue en 1941 cuando Fernando Ortiz la seleccionó para ilustrar sus conferencias sobre la presencia africana en la música cubana. Sin dudas, la intérprete dominaba casi la totalidad del repertorio de cantos y rezos lucumíes y congos que dejó escuchar en clases magistrales durante diez años patrocinadas por diversas instituciones de la cultura nacional.

La propia experiencia y su posterior aprendizaje profesional hizo que Valdés ampliara su espectro e incursionara, además, en los cantos de cuna, las guarachas, el son, el pregón, y el bolero.

Ejemplos fehacientes aparecen en sus vocalizaciones de temas con la firma de Arsenio Rodríguez, Luis (Lily) Martínez, y Eliseo Grenet, entre otros.

Durante la década de los 50 fue incluida en la cartelera del Carnegie Hall de Nueva York, en el primer concierto ofrecido allí y dedicado a la música afrocubana.

La orquesta estuvo integrada por 80 profesores bajo la guía de Gilberto Valdés, y a Merceditas le cursaron la invitación para que interpretara los ritmos ancestrales en la actividad inaugural de la Televisión en Cuba.

Viajó por varios países de Europa y América, y sobresale la grabación de numerosos discos, sobre todo la serie realizada con la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM) con varios volúmenes denominados Aché.

En el caso de Aché III, correspondiente a 1989, resultó premiado por la mayor firma disquera del país con el Premio Síncopa de Plata por la minuciosidad en la recopilación de un repertorio de alto valor.

Su voz se registró también por los consorcios DENON y CBS Radio, en tanto el álbum Spirits Havana obtuvo el Premio Juno en 1993, conferido por la Academia Canadiense de las Artes y las Ciencias de la Grabación (CARAS).

Merceditas Valdés formó parte del grupo Oru, dirigido por el notable guitarrista y compositor Sergio Vitier, y posteriormente se unió a Los Amigos, guiado por Guillermo Barreto, su compañero en la vida.

Este 24 de septiembre hubiera cumplido 84 años, y en su última etapa de desarrollo profesional actuó con el grupo Yoruba Andabo.

Entre las condecoraciones recibidas aparecen el Diploma y Medalla de Oro Picasso, otorgados por la UNESCO.

Falleció en La Habana el 13 de junio de 1996, pero La pequeña Aché seguirá entre las grandes de siempre.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

Pacho Alonso (Cuba)

Pacho Alonso (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

Hace justamente tres décadas, el 28 de agosto de 1982, Pascasio Alonso Fajardo se marchó sin pedirnos permiso, y los escenarios cubanos y de gran parte del mundo no verían más al santiaguero que llevaba el trópico en sus movimientos.

Coincidentemente había nacido también en agosto, en su día 22 de 1928. Pacho Alonso era el alma de sus inseparables Pachucos. Con esta agrupación hizo bailar su ritmo pilón, o el Upa upa, pero a la vez le dio un tono muy peculiar al bolero, y bastaría mencionar su magistral interpretación de «Niebla del riachuelo».

Desde temprana edad escogió los escenarios escolares para demostrar sus dotes, pero se inclinó por el magisterio en la Escuela Normal de su ciudad natal, sin abandonar sus presentaciones en la cadena oriental de radio.

Por la década de los 40 viajó a La Habana y conoció a dos de las más importantes figuras del momento: Bebo Valdés y José Antonio Méndez quienes lo llevaron a la entonces emisora Mil Diez.

Ya en 1951 cantaba en la orquesta de Mariano Mercerón hasta que tres años después formó su propio conjunto hasta que en 1957 se estableció de manera definitiva en la capital cubana.

Por entonces amenizó bailables en centros nocturnos y sociedades de recreo, al tiempo que alternaba en los principales espacios de la radio y la televisión.

Sin embargo, algunas fuentes consignan que el primer grupo creado por el músico se denominó Pacho Alonso y sus Modernistas en 1952, con residencia en Santiago de Cuba.

Un detalle importante en su carrera ocurrió en 1962 cuando hizo una gira junto a Los Bocucos por Francia, Checoslovaquia, y la entonces Unión Soviética donde rompió con la tradición que caracterizaba la famosa sala Chaikovski de la urbe moscovita en un sitio que no contaba con antecedentes de la presentación de un grupo de música popular.

Grabó varios discos con la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), entre ellos el realizado en 1980 como homenaje a otro de los grandes: Faustino Oramas, y que titularan En Guayabero me quieren dar.

A Alonso se le recordará por siempre por varios de sus tema: Portobelo, Fea la jicotea, Te voy a planchar, y por su clásico Que me digan feo, frase que le acompañó de por vida.

Decir Pacho Alonso es recordar las noches del centro nocturno Scheherazada, de la capital cubana, que le abrió sus puertas para hacerlo un símbolo representativo, y aunque un día de agosto se marchó sin pedirnos permiso quedó para siempre en el acervo perenne de este archipiélago musical y en el corazón de quienes disfrutaron de su genuino arte.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

Rafael Lay (Cuba)

Rafael Lay  (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

Imposible hablar de la Orquesta Aragón sin referirse al maestro Rafael Lay Apesteguía, ese cienfueguero nacido el 17 de agosto de 1927, y quien llevó a la referida agrupación cubana a la cúspide.

Entró a trabajar en la orquesta en 1940, y ocho años más tarde asumió la batuta para convertirla en «la de ayer, la de hoy y de siempre».

Destacado violinista, compositor, arreglista quien inició su formación en la Perla del Sur para culminarla en el Conservatorio Alejandro García Caturla, de la capital cubana.

En Cienfuegos se le recuerda su paso por la orquesta de Agustín Sánchez Planas, a la vez que fue el fundador y director del coro y la agrupación de cámara de su ciudad natal.

A la Aragón entró como segundo violinista, y un tiempo después ocupó la primera posición hasta que en 1948 pasó a dirigirla en sustitución de Orestes Aragón.

No faltó su paso por las más relevantes plazas del mundo como símbolo de cubanía. En México alterna con Dámaso Pérez Prado, y se hicieron sentir en el Avery Fisher Hall del Lincoln Center, en el Conservatorio Chaikovsky, de Moscú, en el Olympia, de París, en la Expo 70, celebrada en Osaka, Japón, y en múltiples plazas de casi todos los continentes para sobrepasar la veintena de países.

La Aragón acompañó a disimiles intérpretes nacionales y del extranjero, entre los que figuran Rosita Fornés, Elena Burke y el dúo de Mirtha y Raúl.

Su prolífera labor lo llevó a constituir en La Habana la Orquesta Popular de Conciertos Gonzalo Roig, así como la de cuerdas Brindis de Salas, mientras alternaba sus funciones con la docencia como profesor de armonía en la Escuela de Superación Ignacio Cervantes.

Y en su faceta de compositor cultivó la mayoría de los géneros de la música popular cubana con excelente tino en las letras y arreglos.

Quizás se desconozca que Rafael Lay ejecutó, como violinista, obras del compositor alemán Juan Sebastián Bach junto a la Orquesta Popular de Conciertos. Con la referida nómina asumió el Concierto número 1 para piano y orquesta del germano Félix Mendelssohn con Frank Emilio, al tiempo que ejecutó la Sinfonía número 8, de Ludwing van Beethoven.

Gracias a su autoría están múltiples boleros como Mi amor ideal, Atrás, Injusticia de amor, Un pueblo en carnaval, y Cero codazos.

También compuso cha cha chá, guarachas, mambo, pachanga. Y creo el himno de la escuela Ignacio Cervantes.

Rafael Lay falleció en la capital de Cuba el 13 de agosto de 1982 víctima de un accidente del tránsito , pero constituye un ícono dentro de la música cubana, y en el sello inconfundible de nuestra Aragón de siempre.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

Ramón Veloz (Cuba)

Ramón Veloz (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

Su nombre verdadero es Joaquín Ramón Veloz Mosquera, y aunque desde niño despuntó en los vericuetos del arte no es hasta su aparición en los episodios «El espíritu», radiados por la entonces CMQ, que su nombre saltó a la palestra. 

Sin embargo, Ramón Veloz desarrollaba, paralelamente, sus dotes del canto hasta que en la década de los 50 comenzó su trepidante carrera en la propia emisora, y luego en la TV.

Caracterizado por un impresionante registro vocal fue conformando su repertorio, inclinándose hacia las temáticas campesinas.

Por aquellos tiempos conoció a quien más tarde formalizaría matrimonio: Coralia Fernández, que también actuaba bajo los cánones de idénticas líneas.

Nacido en La Habana el 16 de agosto de 1927, aquel actor convertido también en cantante inició sus grabaciones con las principales disqueras de entonces. Velvet, Kubaney. El sello Areito de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales (EGREM), y otras licencias concedidas a España y Venezuela registraron su voz     

Así inició su periplo en el acetato con el consorcio Velvet en 1959, y decidieron titularlo El trovador.

Un repertorio integrado por 12 temas conformaron la placa, y entre sus cortes figuraron Santa Cecilia, Noche de Veracruz, Silencio, En falso, y Desengaño, entre otras.

En ese año también registró en discos otros temas navideños con la orquesta dirigida por el famoso Larry Godoy.

Después siguieron las grabaciones con la firma Guamá bajo el título de Guajiras cubanas, alternando sus presentaciones con Coralia, cuyo punto culminante se alcanzó en el espacio televisivo Palmas y Cañas como anfitriones por largos años del programa de mayor perdurabilidad en la TV Cubana.

Entre los temas que calaron para siempre en su voz figuran Frutas del caney, de la autoría de Félix B. Caignet, El amor de mi bohío (Julio Brito), Junto al palmar del bajío (P. de León), Amorosa guajira (Jorge González Allué). El carretero (Guillermo Portabales), y Los penachos de las palmas, de Celia Romero, muchas grabadas a dúo con su esposa.

Ya en 1967 se presentó con su grupo en la Expo celebrada en Montreal en representación de los colores de Cuba, y aunque estuvo enfermó realizó sus actuaciones con decoro.

Como parte de su discografía la EGREM realizó un long play múltiple en el que, además de Coralia y Ramón, incluyeron a otros valores imprescindibles de la música campesina y del repentismo como Justo Vega, Adolfo Alfonso, y El Jilguero de Cienfuegos. 

Y por esas tristes coincidencias, Ramón Veloz fallecido en La Habana el propio día en que cumplía 59 años: el 16 de agosto de 1986.

Queda siempre su entrega en el más alto sitial del arte cubano.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

Julio Brito (Cuba)

Julio Brito  (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

Uno de los clásicos de todos los tiempos en el pentagrama cubano lo es «El amor de mi bohío», compuesta por Julio Brito en 1937 y que, a lo largo de la historia, ha contado con disímiles versiones.

Este autor y director de orquesta nació en la Habana el 21 de enero de 1908, y entre otros temas significativos aparece «Mira que eres linda», aunque para los investigadores la pieza que le dio cierta popularidad fue «Ilusión china», estrenada en 1931.

Brito cursó estudios con el maestro pedro Sanjuán, y a los 16 años ingresó como saxofonista en la orquesta de Don Azpiazu para más tarde incursionar en el drum, la guitarra y el vibráfono.

En la relación de sus obras aparecen «Tus lágrimas», y «Florecita», además de «Oye mi guitarra», «Serenata guajira», y «Si yo pudiera hablarte», entre otras.

Posteriormente dedicó casi toda su vida artística a la dirección orquestal, a la vez que musicalizó varias películas como «Tam, Tam», y «Embrujo antillano»
Fue pionero de la radiodifusión al interpretar sus canciones en espacios de marcada popularidad.

Se le atribute la presidencia de la Sociedad de Autores de Cuba en 1946.

Falleció en la capital del país un día como hoy, pero de 1968.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

Gonzalo Roig (Cuba)

Gonzalo Roig  (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

A su prodigiosa musa pertenece la zarzuela Cecilia Valdés que bastaría para hacerlo inmortal en el amplio mosaico del pentagrama cubano en el que Gonzalo Roig descolló como compositor, directos de orquesta y de banda.

Nació en La Habana el 20 de julio de 1890, y desde muy pequeño inicio el camino de los estudios musicales hasta llegar a estudios superiores de música en el Conservatorio Carnicer.

En 1907 integró la nómina de un trío que tocaba en el cinematógrafo Monte Carlo donde inicia su trayectoria profesional. En ese año compuso su primera canción titulada La voz del infortunio con partituras para canto y piano.

Posteriormente incursiona en el violín como parte de la programación del teatro Martí, y en su afán de descubrir más el mundo de los instrumentos musicales emprendió la ejecutoria del contrabajo sin contar con profesor.

El tenor Mariano Meléndez estrenó su otra obra antológica Quiéreme mucho en La Habana, y en 1917 emprendió una gira por México que lo devolvió a Cuba en el propio año.

Un lustro después fundó, junto a Ernesto Lecuona, y otros renombrados músicos, la Orquesta Sinfónica de La Habana, de la que asumió la dirección a la vez que se desempeñó como extraordinario promotor de la música cubana al dar a conocer, por primera vez, el valioso patrimonio de los creadores del archipiélago.

Roig está considerado como el pionero del sinfonismo en Cuba, y en 1927 fue nombrado titular de la Escuela y de la Banda Municipal de Música de La Habana, responsabilidad que ocupó hasta su deceso el 13 de junio de 1970.

En estos años hizo innumerables arreglos instrumentales a partir de las composiciones de autores del patio y foráneos, lo que propició una nueva sonoridad en la Banda. Y en ello incorpora otro elemento de valor al poder acompañar a cantantes lo que no había ocurrido con anterioridad en el país.

No puede excluirse de sus memorias la fundación de la Orquesta de Ignacio Cervantes en 1929, como tampoco la invitación que recibiera por la Unión Panamericana para dirigir unos conciertos en los Estados Unidos donde protagonizó un importante periplo al frente de bandas norteamericanas. Así logró el reconocimiento de los innumerables matices presentes en nuestra rítmica.

Entrada la década de los a64os 30 organizó una compañía teatral vernácula en el teatro Martí extendida durante cinco años hasta que en 1932 estrenó la referida Cecilia Valdés considerada en el orbe como la zarzuela más representativa de la lírica cubana de todos los tiempos.
A él correspondió, además, la fundación de la Ópera Nacional en 1938, y en este año musicalizó el filme Sucedió en La Habana, presentado al siguiente año.

Su vida estuvo vinculada a las labores sindicales en favor de la cultura. Para ello promovió diversas asociaciones como la Unión Nacional de Autores de Cuba, al tiempo que escribió notorios ensayos y artículos en torno a una de las riquezas indiscutibles de Cuba: la música.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

Paulina Álvarez (Cuba)

Paulina Álvarez (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

A la bien llamada Emperatriz del Danzonete le debía esta reseña porque Paulina Álvarez hubiese arribado, el pasado 29 de junio, a su centenario de vida.

Nacida en Cienfuegos tuvo el gran mérito de ser la primera cantante que dio a conocer este ritmo en 1929.

Sin embargo, nadie imaginaba que aquella pequeña inclinada por el arte desde los 8 años, allá en su tierra natal, llegaría a coronarse entre las glorias musicales de Cuba.

A ella se le recuerda en aquellos inicios vocalizando en las fiestas de fin de curso de la escuela primaria donde estudiaba hasta que su familia decidió trasladarse para La Habana, y fue entonces que comienza a familiarizarse con los estudios de piano, guitarra, canto, teoría y solfeo en el Conservatorio Municipal de Música de la capital.

Lo suficiente para presentarse, a partir de los 14 años, en celebraciones de las sociedades de recreo con un repertorio combinado a base de tangos y canciones.

Su debut ocurrió en la década del 20, y para la ocasión escogió El manisero, de Moisés Simons, hasta que más tarde formó parte, como vocalista, de diversas agrupaciones, incluidas las de Cheo Belén Puig y la de Neno González.

Ya en 1938 fundó su propia orquesta y el mercado del disco comenzó a incluirla en sus catálogos. Así grabó para el sello RCA Víctor e incursionó en la rumba, el bolero y la guaracha.

Años después creó otra agrupación dirigida por su esposo, el violinista Armando Ortega,

Paulina tuvo un retiro temporal de la vida artística en 1950. Pasados seis años retornó, y en 1959 integró la Gran Orquesta Típica Nacional que agrupó a los más sobresalientes músicos dedicados al danzón en el archipiélago.

Con dicha nómina realizó numerosas presentaciones, y sobresale un disco en el que incluyó danzones y danzonetes.

Por los años 60 actuó en Tropicana, en casas de cultura y en diversos teatros, sin descartar las giras a diferentes provincias, así como los espacios de radio y televisión.

El 18 de marzo de 1965 se presentó por última vez en un programa de TV en el que cantaba junto a Barbarito Diez y la Orquesta Aragón.

Su voz llegó a los Estados Unidos, Venezuela, Puerto Rico y República Dominicana, al tiempo que fue calificada como una artista altiva y elegante dotada de un excelente registro vocal.

De aquí el epíteto de Emperatriz, el que sigue vigente a pesar de su deceso el 29 de julio de 1965.en la urbe habanera.

Temas compuestos por Ignacio Piñeiro, Rosendo Ruiz, Agustín Lara y Cheo Belén Puig, entre otros, conformaron su repertorio para perdurar a través del tiempo.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.