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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Lluvia en el cielo y lágrimas en los corazones

                                      Boeing 737 en vuelo fatal.

Por Ricardo R. González

No sé si fue la casualidad o que la lluvia de este viernes 18 de mayo vino impertinente para acompañar el dolor. Todavía no lo sé, pero lo lo cierto es que desde este mediodía Cuba se estremeció al conocer la realidad.

Un Boeing 737, arrendado por Cubana de Aviación, emprendió el vuelo más corto de su vida para teñir de luto a la vida.

Ya no estarán sus 104 pasajeros ni el resto de sus tripulantes, a pesar de que existen, hasta el momento, dos sobrevivientes, como tampoco sonreirán más esos cuatro pequeños y un infante de menos de dos años que comenzaban a descubrir su universo.

No volverán a abrir sus cuadernos ni a deslizar la crayola sobre el papel para explorar los caminos de la inocencia y pintar el mundo a su manera. Tampoco llamarán a papá o a mamá, ni sus progenitores disfrutarán de los primeros balbuceos.

Faltará el abrazo a la pareja, el reencuentro con los amigos en la hermosa ciudad de los parques o en locaciones cercanas, como también las vivencias, quizás, luego de un viaje de recreo o por pura misión laboral.

Faltará el espacio que ocuparon entre la familia, entre sus vecinos y en los que un día abrieron el alma para demostrar la amistad verdadera.

Faltará un ocupante en las sillas del comedor hogareño que quedarán siempre en la espera. Un día y otro, una jornada y otra. Y junto a la pérdida de nuestros hermanos están los argentinos y mexicanos que tampoco imaginaron emprender, este viernes, su viaje a la eternidad desde este archipiélago.

Todavía no sé si el aguacero de hoy cayó de casualidad o fue un presagio que olía a tragedia. Todavía no lo sé, pero lo cierto es que hubo lluvia en el cielo y hay un manantial de lágrimas que corre por los corazones.

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