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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Dustin Hoffman: “Me esfuerzo por mejorar cada día, tú no”

Dustin Hoffman: “Me esfuerzo por mejorar cada día, tú no”

La luz de la tarde entra por un portal abierto por el que se ve a Dustin Hoffman sentado, sonriente.

El actor cumple 80 años este verano y su pelo, aún abundante, es mayormente blanco. Pero luce notablemente bien. Poco ha hecho la edad para atenuar su ímpetu por el compromiso, su ingenio travieso o, incluso, su propensión a la continua introspección.

En "The Meyerowitz Stories (New and Selected)" de Noah Baumbach, que compite por la Palma de Oro en el Festival de Cine de Cannes, interpreta a un artista abstracto casi olvidado cuyas ambiciones fallidas y auto-obsesión han infundado profundas neurosis en sus hijos (encarnados por Adam Sandler, Ben Stiller y Elizabeth Marvel). Hoffman, ganador de dos Oscar, parecería tener poco en común con Harold Meyerowitz, pero el actor no está de acuerdo con esto.

"Sentirse como un fracaso, es una constante", dice Hoffman. "Hago un esfuerzo por mejorar cada día, pero tú no. He estado en terapia por siempre. De hecho, tengo un trato con mi analista de que, después de que yo muera, ella vendrá a sentarse junto a mi tumba y encontraremos la forma de comunicarnos".

Hasta en un festival tachonado de estrellas, Hoffman resalta. Una "leyenda", lo llamaron en una conferencia de prensa, a lo que el actor reaccionó con una mirada exasperada. "Resiento a la gente que dice que creció con mis películas", respondió. Hubiese preferido hacer el papel de Ben Stiller o el de Adam Sandler, los hijos de su personaje, dijo quizás en chiste, quizás no.

Esta no es la primera visita de Hoffman a Cannes. Estuvo aquí en 1974 con "Lenny" y más recientemente con "Kung Fu Panda".

"Más de unas cuantas personas se me acercaron a decirme que ’Kung Fu Panda’ era mi mejor trabajo. Así que prometí no volver jamás", dice con una sonrisa de oreja a oreja. "Y sin embargo aquí estoy".

Hasta ahora, ha bailado con su compañera de reparto Emma Thompson en la alfombra roja, pidió prestada la cámara de un fotógrafo durante una sesión de fotos y sopesó si un joven reportero de apellido Hoffman era su hijo perdido. "Fue esa gira de prensa hace 25 años”, bromeó.

"The Meyerowitz Stories", que Netflix lanzará más adelante en el año, generó encabezados por la actuación dramática de Sandler, pero como era de esperarse Hoffman también hace un trabajo genial. Dice que su personaje quisquilloso, psicológicamente abusivo, egoísta y divertido, es una combinación de su propio padre y del de Baumbach.

“Si tu padre se siente como un fracaso pero no siente realmente que debería serlo, es particularmente pesado para muchos hijos, y yo definitivamente fui uno de ellos”, dijo Hoffman. "Uno trata de cambiar su tercer acto, trata de salvarlos. Incluso si están muertos uno de alguna manera quiere verlos bajo una luz más positiva de lo que en realidad fueron en vida”.

En este punto de su vida Hoffman no puede evitar reflexionar sobre su propio éxito, aquel que elude tan dolorosamente a Harold Meyerowitz.

“Creo que no aprendes del éxito, te endurece. Aprendes del fracaso, pero eso no tiene nada que ver con lo que dice la cultura”, dijo Hoffman. "Siempre he pensado, por lo menos en mi ámbito profesional, o en mi arte, que sin importar la cantidad de drogas o alcohol o tipos diferentes de autodestrucción, que lo que pensaban mientras ascendían era que si llegaban a alcanzar ese nivel de dinero y éxito eso sería todo. Y luego descubrieron que no tiene nada que ver con tu ser interior, para nada. Quizá por un tiempo, si uno se engaña, pero eso no llena ese vacío. Creo enérgicamente que eso le pasa a Trump”.

La elección de Donald Trump, las comparaciones recientes del escándalo en la Casa Blanca con el caso de Watergate y los duros reportes de muchos medios, incluyendo el Washington Post, han hecho que una de las películas más emblemáticas de Hoffman, "All the President’s Men" (“Todos los hombres del presidente”), adquieran una relevancia renovada. Hoffman está “absolutamente” de acuerdo y dice que disfrutó ver a su viejo personaje, Carl Bernstein, en CNN.

Con la luz del sol ya menguando, Hoffman se prepara para regresar a su hotel. Pero antes de partir se detiene en frío ante la pregunta de si la actuación le ha ayudado con todos esos años de terapia.

“Sí, creo que tengo que decir que sí”, dice después de pensarlo un poco. “Siempre he dicho que no existe eso de interpretar a un personaje. Uno se da a sí mismo una forma diferente de caminar o un acento, ciertos aspectos de un personaje, pero uno se mantiene ahí, no estás interpretando a nadie más”.

(Con información de AP)

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