Carlos Martí: Seriedad, esfuerzo... y pasión
Carlos Martí quiere que lo recuerden como un hombre que vivió para el béisbol. Foto: Calixto N. Llanes.
Si existiese, como sucede en la mayoría de las ligas más importantes del mundo, una distinción al Mánager del Año, el voto casi unánime en la presente temporada sería para Carlos Martí, el estratega de los sorprendentes Alazanes granmenses.
Año tras año, con fe e infinita ilusión, el timonel y su dotación buscan darle forma a un sueño que hoy parece más posible que nunca. Sin algunas de sus principales piezas comenzó la travesía y llevó su nave más allá del horizonte del primer tramo. Luego, con sabiduría, añadió los elementos necesarios para anclar en la postemporada, y una vez allí blindó la expedición para saquear la tierra de favoritos hasta llegar, por vez primera, a dos pasos del trono.
Martí no lo piensa mucho para decir que este ha sido uno de los dos grandes momentos de su carrera de director. Incluso lo compara con el triunfo conseguido al frente del equipo Orientales, en la séptima Serie Selectiva de 1981, cuando, según sus palabras, «había una extraordinaria calidad en la pelota cubana».
—¿Hablamos de cómo comenzó todo?
—Mira, yo siempre he sido un enamorado perdido de la pelota, y he tenido la suerte de pasar por todas las responsabilidades dentro de un equipo. Menos de cargabates, he hecho de todo a lo largo de tantos años vinculado al béisbol y ya ahorita hay que ir pensando en otras cosas (risas). Soy muy agradecido con este deporte y creo que de esa generación que se formó en el Fajardo, en la que estaban Jorge Fuentes, Serbio Borges y otros compañeros, yo soy el único que se mantiene activo.
—¿Cuál es el secreto para seguir moviendo los hilos de un equipo?
—El único secreto que tengo es el trabajo serio, el esfuerzo y la pasión. Me gradué en 1970 y comencé a trabajar como director de equipo en la antigua provincia de Oriente. Y esas son las cosas que nunca me han faltado. Van a ser ya 37 años en estos trajines, siempre dispuesto a ayudar en lo que pueda.
—¿Disfruta entonces el resultado de tanto esfuerzo?
—¡Claro que sí! Es indudable que esta ha sido la mejor actuación histórica de la provincia. Pero seguimos soñando con darle a los aficionados el alegrón que hace mucho tiempo están esperando. El equipo se ha comportado muy bien, no solo con los refuerzos, sino también desde la primera etapa.
—Ya que menciona los refuerzos, ¿le gusta la idea?
—Sinceramente, no. Si dependiera de mí, organizaría una serie nacional con todos los equipos, pero para concentrar la calidad haría otro torneo, como una Selectiva o el nombre que se le quiera poner, con los mejores peloteros del país. Con cuatro o seis equipos, pero eso sí, con una atención privilegiada.
«Ahora, no puedo negar que los refuerzos han ayudado considerablemente a conseguir este resultado, porque ha sido fundamental para los lanzadores la presencia de Frank Camilo en la receptoría, pero también te puedo mencionar el aporte de Laza, de Lahera, en fin, de todos, porque han hecho un gran papel, sobre todo, gracias a la rápida incorporación a la dinámica del equipo».
—¿Entre los equipos de Granma que ha dirigido, en qué posición, por calidad, estaría este?
—A este equipo es difícil quitarle los refuerzos para hacer una valoración, pero en realidad es uno de los de menos nivel cualitativo, de los que he dirigido. Sin embargo, hicieron muy buen torneo en la primera etapa y ese mérito nadie se lo puede quitar. Anteriormente Granma tuvo unos equipos con una ofensiva muy grande, pero nunca tuvo un pitcheo a la altura para poder llevarnos al lugar en el que estamos ahora.
—Es el pitcheo el punto más bajo de muchos equipos, ¿por qué?
—Yo tengo mis criterios sobre eso. No comparto la visión de estar administrándolo por cantidad de lanzamientos. El pitcheo cubano actual no es de un gran nivel, y si a eso le sumas que está restringido el trabajo de los lanzadores, estos no se desarrollan, porque saben cuánto van a pitchear y cuando van a descansar. Antes eso no sucedía, se lanzaba de acuerdo con la situación del juego, y se preparaban para eso. Lanzaban cada cuatro días y ahora tú ves que si no lo hacen al quinto o sexto día no tienen resultados.
—¿Qué por ciento de responsabilidad en el éxito tiene un buen manejo del pitcheo?
—Se dice que sobre un 75 por ciento del éxito en un juego es del pitcheo, pero en el caso de los buenos resultados de un equipo, el buen manejo de los lanzadores tiene casi un 90. Tener una rotación bien establecida, con funciones bien definidas y confiar en ella te da muchas más garantías de éxito.
—¿Cuánto confía en sus jugadores?
—Uno tiene que saber quién se presiona y quién no, qué lanzador está bien o mal. Podemos equivocarnos, porque incluso a veces nos excedemos en la confianza, pero creo que se la merecen. Son los atletas los que juegan y hay que confiar para que puedan desarrollar sus habilidades. Por eso tratamos de hacer los movimientos necesarios, me gusta que mis alineaciones sean estables
—¿Cuáles serían sus virtudes como mánager?
—Me cuesta muchísimo hablar de mí, pero creo que serían ser perseverante en el trabajo y exigir que se cumpla la disciplina en los equipos que dirijo. En eso soy un poco militar si se quiere. Pero una disciplina consciente, no impuesta. Una en la que los atletas sepan cuál es el objetivo, qué buscamos, y cuán importante es esa disciplina para lograr el éxito. Esa siempre ha sido mi filosofía desde que empecé a dirigir y por eso creo que he podido tener buenos resultados.
—¿Cómo ve hoy el béisbol cubano?
—No creo que esté en un buen momento. Pienso que deben hacerse una serie de reformas para mejorar el nivel. Yo quisiera ver otro torneo de más calidad. Pero cuando hablamos del techo del béisbol cubano, creo que este debe comenzar por abajo, por las categorías inferiores y que en estas se juegue bastante. El techo se elevará cuando se haga bien ese trabajo.
—Hablemos un poco de la final…
—Yo la veo muy pareja. Ciego de Ávila es el campeón y tiene muy buen nivel, pero nuestro equipo está jugando bien. Creo que quien mejor sea capaz de resolver los problemas técnico-tácticos en el terreno, quien sepa controlar la presión en las situaciones difíciles, será el ganador.
—¿Cómo ha logrado que sus muchachos hayan jugado tan sueltos frente a equipos aparentemente superiores?
—Tengo mi teoría, y desde el respeto a todos los directores, pienso que a los muchachos en los mítines hay que decirles que jueguen la pelota que siempre han jugado. En un Play Off no se puede hacer nada que no hayas hecho antes. Yo en las reuniones les digo «vamos a jugar pelota, salgan al terreno a dar el mejor espectáculo y a divertirse. Si se pierde, no pasa nada». Yo tengo esa filosofía, porque al otro día hay que jugar otra vez. No puedo decirle otras cosas, porque muchos de ellos no han estado en Play Off y terminaría presionándolos.
—Gane o pierda, ¿el futuro?
—Ahora mismo es una decisión que no es prioridad. Tendría que analizarlo con las autoridades, con la familia. Tal vez me preguntas dentro de dos meses y puedo darte una respuesta. Lo que sí puedo decir, a punto de cumplir 68 años, es que todavía me siento con fuerzas y ánimos para seguir trabajando. Y lo que es mejor, sigo enamorado de la pelota.
—En medio del actual «misterio», ¿se ha visualizado dirigiendo el equipo nacional?
—Te diré con toda honestidad que representar al país lo desea todo el mundo, pero no es nada que me quite el sueño, ni todo lo que hago tiene esa aspiración. Han transcurrido muchos años y las posibilidades han pasado, a pesar de los buenos resultados. A lo que sí aspiro es a llevar a esta provincia a ganar el campeonato. En este minuto, lo demás no me pasa por la cabeza, ni dirigir equipos, ni estar en preselecciones.
—¿Cómo le gustaría ser recordado?
—Como un buen hombre que se enamoró y vivió para el béisbol. Solo eso.
(Con información de Raiko Martín. Juventud Rebelde)
Martí en el puente de mando
—Ha dirigido 42 campeonatos cubanos con los equipos de Granma, Serranos, Orientales y Mineros.
—Acumula 1 354 victorias y 1 336 derrotas, de ellas en Play Off 17 y 37, respectivamente.
—Mejor ubicación: Campeón con Orientales en la séptima Serie Selectiva (1981).
En series nacionales:
• Tiene 29 ediciones (28 con Granma y una con Serranos).
• Balance de 1 010 éxitos y 929 reveses, de ellas en Play Off 17-35.
• Mejores ubicaciones: tercer lugar en la Serie Nacional 28 (1988-1989) y cinco veces cuarto lugar (series 1989-1990, 1991-1992, 1999-2000, 2002-2003 y 2014-2015).
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