El árbol sigue floreciendo en nuestra Casa
La delegada del Icap en Villa Clara, Iris Menéndez Pérez, junto a los trovadores David Álvarez y Eduardo Sosa, y un grupo de los asistentes a La Casa como un árbol.
Por Ricardo R. González
Fotos: Manuel de Feria
Lo que un día resultó una de las iniciativas villaclareñas para exigir la liberación de cinco antiterroristas cubanos presos, injustamente, en cárceles norteamericanas cumplió su cometido con la llegada de los héroes a la Patria. Aquel árbol creció, con el abono de gestores y colaboradores, hasta hacerse inmenso. De su floresta fructificó la solidaridad, las causas justas, y la seguridad de que, en algún momento, aquellos luchadores volverían.
Y lo que constituía una cita por la dignidad los días cinco de cada mes, bajo un abrazo cultural denominado La Casa como un árbol ahora cambia su incentivo, sin desviar el rumbo de sus ramas que cobijan la sede del Instituto de Amistad con los Pueblos (Icap) en la provincia.
Para su delegada, Iris Menéndez Pérez es el inicio de una nueva etapa que insiste en mantener la unidad nacional, y hacer de la identidad y de la cultura valladares indispensables en el sentir y quehacer de cada cubano.
Algunos pensaron que, al cumplir su cometido La Casa… cerraría sus puertas, y no habrá recesos. Permanecerá abierta para alimentar los impulsos solidarios en su sentido más amplio, sin importar credos, idiomas, ni continentes.
Será una tribuna que exigirá la libertad de Oscar López Rivera, preso puertoriqueño en los Estados Unidos, que lleva 34 años entre rejas, y de otros en los que la balanza de la justicia aun no ha encontrado su equilibro, o de repudiar las ataduras de un bloqueo injusto, o de las mínimas expresiones que pudiera contemplar el maléfico terrorismo.
Desde el centro de Cuba proseguirá, una vez al mes, el apoyo a las causas nobles del mundo, y la manera justa de reciprocar tantos gestos solidarios que llegan a la mayor de las Antillas como muestras de respeto hacia su pueblo.
Casi al término de febrero La Casa emprendió su nuevo rumbo, y para compartir entre los amigos de siempre y los rostros nuevos que se incorporan llegaron el trovador Eduardo Sosa, y el líder de la agrupación Juego de Manos, David Álvarez.
Un hermoso ramillete de canciones trovadorescas que revivieron el caudal enorme de nuestra cancionística, y a la vez la posibilidad de disfrutar de algunos de los temas con los que David rinde tributo al compositor Luis Marquetti, y que quedan plasmados en su fonograma Deuda.
Una descarga improvisada entre ambos intérpretes para recordar, y honrar desde este sitio de Santa Clara que seguirá nutriéndose de solidaridad, de hermandad, de paz, de amor, de sueños y esperanzas bajo un árbol que florece desde el inmenso jardín de su casa.
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