Ángel Bonne: «Mi ambición es hacer música»
Tan buen conversador como es, yo lo habría entrevistado ahí mismo, pero fui respetuosa y no encendí mi grabadora hasta poco después, en los estudios Abdala, en un diálogo que comenzó de usted y terminó con la fluidez y la naturalidad de un buen cubano…
La música a usted le viene de la cuna, ¿cuánto influyó su papá en que escogiera ese camino?
Paradójicamente, la influencia de mi papá más bien fue genética, quien insistió en que yo estudiara música fue mi mamá. Mi tío Pedro Julio, su hermano, fue un saxofonista que se retiró en Tropicana tocando, entonces mi mamá habló con él para que él me llevara a hacer los exámenes de música, mi papá estaba en muchas cosas, era su momento como compositor y fue mi tío quien me llevó a instancias de mi mamá y así entré yo al conservatorio Esteban Salas con 9 años en el 1970 y por ahí empezó todo.
Igual supongo que será difícil vivir bajo la impronta de ser el hijo de Enrique Bonne…
Eso es definitivo, porque independientemente de lo normal que es que cuando eres el hijo de una persona famosa, la gente intuye, cree que lo que sea que tú hagas es gracias a eso, aparte está mi temperamento, yo no soy el tipo de artista simpático ese que siempre se está riendo, que le hace gracias a todo el mundo, yo más bien soy introvertido y mucha gente después que me conoce me dice: oye, me caes de lo más bien, yo pensaba que tú eras tremendo pesado porque no te conocía, entonces yo genero esa primera predisposición negativa y si a eso le sumas tener un padre que ha sido una persona con resultados, que está inscrito ya en la historia de la música cubana…
Incluso me molesta un poco que cuando me va mal la gente me critica y cuando me va bien dicen que es gracias a mi papá y posiblemente no hay hijo más independiente de los padres que yo por naturaleza, nunca me ha gustado estar recostado a mi papá, pero es inevitable que cuando llegaba a un lugar y me preguntaban cómo te llamas, Ángel Bonne ¿Eres familia de Enrique Bonne? Sí. Hay gente que eso le parecía bien y otros que decían: este se cree que porque es hijo de Enrique Bonne… es complicado, pero por lo que he optado con los años y la vida es dejarme llevar, ya me importa poco lo que piensen, lo que digan o qué les parezcan las cosas, yo trato de ser feliz y lo que me hace feliz es hacer música y en eso me he desarrollado.
¿Sientes que con éxito…?
La vida me ha dado muchos premios, yo me considero un tipo exitoso en primer lugar porque me he podido dedicar a lo que me gusta, conozco mucha gente que trabaja en distintas cosas y hubiera querido ser bailarín o músico o actor o deportista o pelotero o lo que sea y no lo ha logrado, yo soy músico, e incluso dentro de la música empecé estudiando clarinete, de ahí se me metió en la cabeza tocar el saxofón a partir de mi admiración por Paquito Rivera y me convertí en un saxofonista importante en Cuba, hubo un momento en que yo era el saxofonista que llamaba todo el mundo, tocaba con Síntesis, con Santiago Feliú…
De ahí empecé a hacer arreglos y los he hecho bien, incluso gané un premio en un Guzmán por orquestación, luego a componer y he sido un compositor con resultados, hay varios temas míos que se han grabado incluso fuera de Cuba y un día decidí cantar, yo siempre tuve el bichito, pero no me interesa cantar para ser una persona muy famosa, sino como una arista más de la música, una cosa más a disfrutar, es disfrutar hacer música lo que me interesa, son ambiciones distintas, hay quien tiene la ambición de ser famoso, la mía es ser músico…
¿Cómo logra mantenerse haciendo todo eso igual de bien?
Bueno, hay una realidad, no puedo hacerlo igual de bien, pero hay un viejo proverbio que dice que lo que bien se aprende no se olvida y yo estudié bien estudiado el clarinete y el saxofón yo solo necesito tres o cuatro días y vuelvo a encontrar el camino de esos instrumentos, claro, no lo puedo hacer como hace veinte años, pero lo puedo hacer con dignidad…
Últimamente has retomado también el piano…
Cuando yo estaba en la escuela mi papá, que es una especie de filósofo de la vida cotidiana, siempre me decía: estudia el piano que todo el mundo lo entiende y no hay que cargarlo, lamento no haberlo hecho cuando mi papá me lo dijo porque es un instrumento maravilloso, que sintetiza, tú puedes reducir la orquesta al piano. Ahora lo estoy estudiando porque tengo un grupo pequeño, donde hay muy buenos músicos, estoy incursionando en el mundo de la canción y mi pianista era Emilio Vega, pero Emilio tiene muchos trabajos, es Director musical de la Ópera de la Calle, trabaja con Silvio Rodríguez, es productor musical, o sea, está en muchas cosas y en par de ocasiones no pudo llegar a las presentaciones, entonces tenía yo que improvisar tocando el piano sin la preparación adecuada, así que me puse a estudiarlo bien y ahora ya el formato del grupo es ese, yo cantando y tocando el piano, en un final eso se parece mucho más a lo que yo soy, un músico que canta…
¿Por qué ese cambio de la música bailable a la canción?
La música bailable es una camisa de fuerza, me gusta también, pero se trata de hacer bailar a la gente, entonces haces un gran tema y si no bailan, entonces no sirve el tema y luego haces un tema mediocre, con un corito cualquiera y baila el mundo entero. Entonces me di cuenta de que se estaban perdiendo varias de las aristas de mi trabajo, porque cuando iba a hacer un arreglo decía: no, si complico mucho esto entonces el bailador no lo recibe igual y me empecé a sentir incómodo y me empezó a caer gorrión, sin menospreciar a nadie, pero ya no quería estar tocando para gente que no estaba interesada en escuchar la música, están gozando, en un final ese es el objetivo, esa es la razón de ser de la fiesta…
Súmale que es complicado tener hoy una orquesta, porque los músicos tocan en tres y cuatro lugares a la vez, ya el músico de hoy no tiene bandera, no siente por su banda, no es como cuando yo empecé, ahora estoy muy independiente, llegamos a un acuerdo con los músicos, ya no tenemos compromiso y como yo he hecho conciertos en varios teatros grandes a piano solo, piano de cola, lo hice en la sala Dolores, en el Terry de Cienfuegos, en Covarrubias…
¿Y entonces la salsa… aquellos temas por los que te conocimos…?
Mira, últimamente me están contratando en varios países cantando las canciones de cuando yo tenía mi orquesta de salsa, de alguna forma son los hijos míos, porque las canciones son hijos de uno, o sea, estoy cantando mi música, pero fuera de Cuba me están pidiendo mucho lo de hace diez o quince años atrás, temas como Pura vestimenta, Si tú te vas, Te llegará una vez, A los quince años, temas que a la gente le encantan, otro que se llama Yo sé que eres tú, que aquí no lo pusieron nunca, que es un homenaje a Matamoros, por ahí eso está funcionando mucho, en Perú, en Colombia, en todos esos lugares y estoy teniendo esas gratas sorpresas…
¿Cómo recuerdas tu paso por Van Van?
Es gracioso, porque yo en el año 1982 estaba haciendo el servicio social en Santiago de Cuba y los Van Van fueron allá. Me acerqué a Formell y le dije: “mira, soy un fanático de tu orquesta desde que era un niño y tengo una propuesta, yo sé qué te falta en tu orquesta”. Fíjate qué atrevimiento, esas son cosas que uno hace cuando es muy joven. Le dije: “te falta un tipo que pueda tocar teclado, que pueda hacer solos de saxofón porque perdiste al Tosco y que pueda hacerte arreglos”. Entonces me dijo, ah, está bien, cuando tú llegues a La Habana búscame, pero cuando llegué ellos se iban para México y luego a Europa y ya, yo me busqué un trabajo, matriculé en el ISA por el curso de trabajadores y pasó el tiempo y pasó un águila sobre el mar. Hasta que un día Formell, que había comprado en México un aparato, un iwi, me propuso tocarlo y entré con la orquesta a tocar y después empecé a hacer coros…
Pedrito se puso ronco un día, él jamás se ponía ronco, pero hubo un día que no podía abrir la boca porque era demasiado trabajo, fueron cuatro meses cantando tres tandas de lunes a sábado, realmente agotador, entonces yo asumí y ese día cambió mi vida, porque a partir de ahí ya tanto él como Pupi tuvieron la idea de ponerme a cantar temas y así… Pupi hizo el Azúcar y me lo dio y ya ves lo que ha sido azúcar en la historia mía y en la historia de la orquesta… Van Van fue para mí una escuela. Ha sido no solo muy importante para la historia de esta sociedad, de este país, de este pueblo, sino en especial para mi historia, hay un antes y un después en mi vida con los Van Van.
¿Algún proyecto inmediato?
Hice un disco hace poco que se llama El guardián y estoy tratando de llegar a un acuerdo con alguna disquera; estoy invitado en un DVD de los Van Van y después tengo varios compromisos internacionales y con el apoyo que estoy teniendo del municipio de cultura de La Habana Vieja creo que pronto voy a estarme presentando ya con la canción en distintos lugares allí, por lo menos una vez al mes. Poco a poco estoy tratando de insertarme, con mi proyecto actual, pero con los viajes se me ha hecho difícil, estoy esperando que aparezca alguna persona, un manager, para que lo coloque donde lo tiene que colocar…
Eres un músico que no le teme evidentemente al cambio, a la diversidad, pero ¿a qué no renunciaría nunca Ángel Bonne?
A la necesidad de hacer música desde mis principios éticos y estéticos, no haría algo que no me guste hacer en la música, preferiría no hacer música que tener que hacer algo que no me guste, porque la música no es más que una emoción, es una necesidad para los que la amamos realmente, es una pasión y si traicionas eso no tiene el menor sentido, yo puedo equivocarme y hacer algo en lo que yo creo y estar mal eso, pero me voy a equivocar haciendo las cosas en que creo.
(Con información de CubaSi)
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