Cine Latinoamericano: A punto de encontrar la película
La jaula de oro fue la ganadora del premio Glauber Rocha que concede la prensa extranjera.
Desbordados por el cine y la mística de llevar a buen puerto la batalla en busca de la película, los jurados oficiales y paralelos del 35 Festival de La Habana se acercan este viernes a los veredictos.
No queda otra, porque mañana se darán a conocer los lauros colaterales de la cita con el Nuevo Cine Latinoamericano y el domingo, en la sala de emblemático nombre, Charles Chaplin, los premios Coral.
En adelanto se sabe que La Jaula de oro de México, factura del realizador Diego Quemada-Diez, español nacionalizado mexicano, fue la ganadora del premio Glauber Rocha que concede la prensa extranjera.
El galardón, auspiciado por Prensa Latina desde 1985, tomó en cuenta la mirada profunda y conmovedora de un tema como la emigración, siempre de actualidad en la realidad latinoamericana.
Fue una intención marcada. Pienso que el cine puede tener una función más allá de patrones convencionales. Con La jaula me valí de muchachos tocados por el problema migratorio de alguna forma, protagonistas verdaderos, dijo Quemada-Diez.
Se tomó casi ocho años de investigación que le permitieron ofrecer un largometraje equilibrado, con la violencia sugerida y el trabajo excepcional con actores no profesionales.
Estaba visiblemente emocionado por el Glauber Rocha cuando se le anticipó que su largometraje transitaba con excelente salud en los corrillos de los jurados de medios internacionales que cubren el Festival habanero.
En coincidencia, la organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), andaba a la caza del director de La Jaula de oro, Opera Prima, para anunciarle otro premio.
Empero, los Corales son los galardones oficiales y se darán el domingo. Entre las cintas que comienzan a sonar fuerte sobresalen la brasileña Tatuaje y la mexicana Heli, aunque con opiniones discordantes.
Con Tatuaje, igualmente Opera Prima, de Hilton Lacerda, los puntos de vista son diametralmente opuestos. Para unos se trata de un excelente producto que aborda el espinoso capitulo de las dictaduras militares en Brasil.
A partir de un cabaret de corte homosexual, aparece el desafío al poder y a los patrones convencionales. Sin embargo, la trama se inclina a ratos más a las líneas morales que políticas y he ahí su punto neurálgico.
Heli, con reconocimiento en el reputado Cannes a Mejor Director para Amat Escalante, se resiente para muchos en la edición (falta de tijeras) y el retozo, a ratos morboso, con la violencia que algunos la catalogan de justificada.
No debería pasarse por alto la impronta fresca y original del realizador Juan Carlos Valdivia en el reflejo de la problemática de las culturas, la identidad y la perspectiva actual en Bolivia.
Se trata de una hermosa reflexión del otro, en especial cuando la ecuación en Bolivia ha cambiado a partir de la asunción al poder de Evo Morales. Los indios y los blancos o mestizos, inmersos en un nuevo tipo de relación.
Tampoco se debe soslayar a Wakolda, de Lucía Puenzo, que ensaya su primer thriler con originalidad y exquisita factura, aunque se quede a pocos metros de la orilla para profundizar en el caso de los criminales nazis en Sudamérica.
Aplausos comedidos reclama El futuro, de la chilena Alicia Scherson, y no muy distante, Pelo malo, de la venezolana Mariana Rendón, y Club Sándwich, del mexicano Fernando Eimbcke.
De todas estas últimas, tal vez Pelo malo salga a flote. Las restantes puede que no se vayan tampoco con las manos vacías de La Habana.
(Con información de Prensa Latina)
También puede ver este material en:
http://ricardosoy.wordpress.com
https://twitter.com/cibergonza
Desbordados por el cine y la mística de llevar a buen puerto la batalla en busca de la película, los jurados oficiales y paralelos del 35 Festival de La Habana se acercan este viernes a los veredictos.
No queda otra, porque mañana se darán a conocer los lauros colaterales de la cita con el Nuevo Cine Latinoamericano y el domingo, en la sala de emblemático nombre, Charles Chaplin, los premios Coral.
En adelanto se sabe que La Jaula de oro de México, factura del realizador Diego Quemada-Diez, español nacionalizado mexicano, fue la ganadora del premio Glauber Rocha que concede la prensa extranjera.
El galardón, auspiciado por Prensa Latina desde 1985, tomó en cuenta la mirada profunda y conmovedora de un tema como la emigración, siempre de actualidad en la realidad latinoamericana.
Fue una intención marcada. Pienso que el cine puede tener una función más allá de patrones convencionales. Con La jaula me valí de muchachos tocados por el problema migratorio de alguna forma, protagonistas verdaderos, dijo Quemada-Diez.
Se tomó casi ocho años de investigación que le permitieron ofrecer un largometraje equilibrado, con la violencia sugerida y el trabajo excepcional con actores no profesionales.
Estaba visiblemente emocionado por el Glauber Rocha cuando se le anticipó que su largometraje transitaba con excelente salud en los corrillos de los jurados de medios internacionales que cubren el Festival habanero.
En coincidencia, la organización de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), andaba a la caza del director de La Jaula de oro, Opera Prima, para anunciarle otro premio.
Empero, los Corales son los galardones oficiales y se darán el domingo. Entre las cintas que comienzan a sonar fuerte sobresalen la brasileña Tatuaje y la mexicana Heli, aunque con opiniones discordantes.
Con Tatuaje, igualmente Opera Prima, de Hilton Lacerda, los puntos de vista son diametralmente opuestos. Para unos se trata de un excelente producto que aborda el espinoso capitulo de las dictaduras militares en Brasil.
A partir de un cabaret de corte homosexual, aparece el desafío al poder y a los patrones convencionales. Sin embargo, la trama se inclina a ratos más a las líneas morales que políticas y he ahí su punto neurálgico.
Heli, con reconocimiento en el reputado Cannes a Mejor Director para Amat Escalante, se resiente para muchos en la edición (falta de tijeras) y el retozo, a ratos morboso, con la violencia que algunos la catalogan de justificada.
No debería pasarse por alto la impronta fresca y original del realizador Juan Carlos Valdivia en el reflejo de la problemática de las culturas, la identidad y la perspectiva actual en Bolivia.
Se trata de una hermosa reflexión del otro, en especial cuando la ecuación en Bolivia ha cambiado a partir de la asunción al poder de Evo Morales. Los indios y los blancos o mestizos, inmersos en un nuevo tipo de relación.
Tampoco se debe soslayar a Wakolda, de Lucía Puenzo, que ensaya su primer thriler con originalidad y exquisita factura, aunque se quede a pocos metros de la orilla para profundizar en el caso de los criminales nazis en Sudamérica.
Aplausos comedidos reclama El futuro, de la chilena Alicia Scherson, y no muy distante, Pelo malo, de la venezolana Mariana Rendón, y Club Sándwich, del mexicano Fernando Eimbcke.
De todas estas últimas, tal vez Pelo malo salga a flote. Las restantes puede que no se vayan tampoco con las manos vacías de La Habana.
(Con información de Prensa Latina)
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