Teresita Fernández y una multitud de 100 personas
Poco más de 100 personas se reunieron este domingo 17 en la Plaza de San Francisco de Asís en la vieja Habana para homenajear con Una ronda para Teresita a la autora de Vinagrito y de Lo Feo. Llegaron desde las redes sociales para protagonizar un austero flashmob, quizás el primero en Cuba, que tuvo como inspiradora a Teresita Fernández, la maestra cantora que musicalizó-eternizó el Ismaelillo de Martí y la Ronda de Gabriela Mistral.
Nació, como nacen todos los flashmob, de unas ganas colectivas. En este caso los participantes decidieron por cuenta propia honrar a la autora de algunas de las más importantes alegorías infantiles de los cubanos, fallecida a los 82 años el pasado 11 de noviembre.
Una profesora de Periodismo, Liliam Marrero, lo inscribió en Facebook a pocas horas de haberse comprobado la corta y descafeínada cobertura en los medios de comunicación tradicionales por la muerte de la cantora maestra: “y si convocamos a una gran ronda en un parque de la ciudad??, y nos damos la mano y danzamos y hacemos la sobrevida de la maestra cantora?, hagamos algo, vámonos a cantar Lo Feo y Dame la Mano tod@s junt@s !!! Nos lo debemos, la muerte de Teresita, ya sabemos, es inaceptable #rondadeniños”.
Le sucedieron frases de apoyo, nuevas propuestas, fotos, letras de canciones, links a dibujos animados, anécdotas, vivencias, un documental de bajo presupuesto, los gatos de Teresita, llamadas a Liuba, contactos con Cremata, y un poster alegre hecho a la medida por el joven diseñador Eric Silva. Cubanos de aquí y de allá mandando adhesiones.
Un flashmob, por lo de rápido, y por lo de multitud, grupo, colectivo…Un flashmob habanero, en la Isla de los desconectados, donde solo un 25 por ciento de la población accede a redes (algunos solo a redes locales), según la ONE. Una movilización espontánea, donde la penetración de telefonía celular todavía no pasa del 20% y envíar un SMS es un lujito cotidiano.
Un flashmob criollo, no obstante, organizado como todos a través de medios de comunicación ciudadanos, por canales digitales, sin una organización central sino como una acción autorregulada desde un grupo que crece con una dinámica viral y se presenta en espacios públicos con diversos fines: eso fue la Ronda para Teresita, gestada online y vivida bajo el sol habanero casi al filo del mediodía dominical y a pesar de los múltiples cierres y desvíos del tránsito que propició Marabana en su edición 2013.
Los flashmob a veces surgen por mero entretenimiento y discutible sentido (absurdmob, se les llama) como lo de caerse a almohadazos en Madrid, consagrado en Wikipedia como uno de los ejemplares. Otros se han hecho para epatar la moral al uso, como aquella vez que cientos de jóvenes inundaron el metro de México, DF. en ropa interior. Algunos bellísimos, acciones de arte colectivo, como el que convocó masivamente a instrumentistas para interpretar el Bolero de Ravel en una estación de trenes en Copenhague. Muchos han adquirido ya importancia política clásica. Uno de esos contribuyó a sacar de la Moncloa a Aznar en los días tristes del 11M allá por 2004. A puro flashmob nacieron las protestas en Egipto, el movimiento 15-M en España, Occupy Wall Street, o el Yosoy132 de México, más recientemente.
En Cuba era impensable para muchos. Pero en poco menos de cinco días unas filias rotundas, la sentimentalidad raigal que sembró en tantos cubanos la desaparecida trovadora, movió a suficientes almas para que allí, de la mano, se volvieran “como una flor y nada más”.
Fue un modo de comprobar que, incluso entre nosotros, las articulaciones corren como ríos subterráneos de formas insospechadas. La pretendida distancia entre los mundos de la virtualidad y la realidad tangible no es sino un espejismo. En sus intersecciones todavía aguardan sorprendentes futuros.
(Con información de Progreso Semanal)
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