Buena Fe: ¡te queremos con pi...! : «El arte ha de ser espinoso»
Teniendo como escenario perfecto el Palacio Federal Legislativo, entre palmas reales que refuerzan nuestra identidad, la Asamblea Nacional celebró el inicio del segundo periodo legislativo de sesiones con un regalo especial para diputados y diputadas, trabajadores y trabajadoras, organizaciones sociales y pueblo en general que copó el espacio del patio central del Parlamento Nacional: un concierto del popular dúo cubano Buena Fe.
Ya con la presencia de los parlamentarios y parlamentarias, encabezados por el primer vicepresidente de la Asamblea Nacional, diputado Darío Vivas, inició el espectáculo por todos esperado el artista venezolano Vladimir y su grupo, quien interpretó un dinámico repertorio de baladas y pop-rock que animó a los presentes, aún cuando el “plato fuerte”, vendría después. El diputado socialista Fernando Soto Rojas entregó al artista un pequeño busto de Simón Bolívar, como símbolo del compromiso del Parlamento venezolano con la aprobación de leyes que apoyen la cultura: “Sin cultura no hay revolución posible”, dijo agradecido el joven valor. Tras una breve pausa, llegó el momento de escuchar a Buena Fe.
Israel Rojas y Yoel Martínez son dos muchachos cubanos en quienes ni la fama, la popularidad, ni las giras internacionales, han podido mellar sus corazones sencillos, ni mucho menos su alma pura como el agua que baja de sus montañas orientales: son como muchos otros jóvenes sinceros “de donde crece la palma”, que no pierden su identidad y son “arte entre las artes”, pero “en el monte, monte son”: versos martianos que nos recuerdan que debemos ser los mejores en nuestras profesiones, sin perder la humildad.
Estar en un concierto de este singular dúo acompañado por una banda de excelentes músicos, y escuchar sus letras originales, inteligentes, llenas de poesía y humor criollo cantadas por el público presente; es una oportunidad única de reconocernos todos como hijos e hijas de una misma Patria: ellos son ese vínculo con nuestras raíces que nunca fenece, porque, como bien dice en la siguiente entrevista el “filósofo” Israel, “hasta el momento no hay red social que pueda competir con la red del alma: no hay nada como el contacto real de un concierto”.
-¿Tuvieron siempre el formato actual?
-Israel: No, comenzamos primero como dúo, en 1999, antes de evolucionar al actual formato.
-¿Eras del movimiento cultural de las FAR?
-Israel: Sí, fui cadete del Minint de 1990 al 95, y luego trabajé allí unos cuatro años participando en los movimientos culturales de las fuerzas armadas cubanas.
-¿Por qué consideran ustedes su música “ecléptica”?
-Israel: Porque no se ciñe musicalmente en un solo ritmo o estilo. Nosotros buscamos la manera, desde una sonoridad eminentemente pop-rock -con un estilo de cancionero apegado a la Trova, a la crónica social-, de recorrer todo el espectro que musicalmente permita el rock and roll y apuntando a la sonoridad clásica de ese género, pero también experimentando con sonoridades quizás más cubanas.
-Son cubanos oriundos de Guantánamo y ello nos recuerda la Guantanamera, el son, la guaracha y el changüí, ¿cómo se reflejan estas raíces en su estilo, en sus arreglos musicales?
-Joel: Cuba es una isla, son muchas las razones por las cuales los cubanos somos tan diversos a la hora de hacer música… además de que se respira Caribe todo el tiempo, nos inspiran nuestras raíces e incluso células rítmicas cubanas menos conocidas que solamente se oyen en el oriente del país. A pesar de eso, hay mucha influencia de lo foráneo; en la región oriental, por ejemplo, influye la música de las islas cercanas (el merengue, el regué, etc.) que son muy populares. Los músicos cubanos no nos enmarcamos solamente en nuestras raíces, sino que experimentamos; de ahí que más allá de la salsa, el son tradicional, también aparecen influencias del bosanova, el jazz y hasta de los mariachis mexicanos. Esto nos permite a los autores tener un amplio diapasón a nuestra disposición, a la hora de crear sin ningún tipo de prejuicio o problemática: es sólo música y todo puede ser aprovechado. Antes nos habían preguntado por qué Buena Fe hacía rock, pop, jazz, fusionaba el son con otros géneros como la balada, y nunca había hecho un changüí; era que no había llegado el momento, hasta que escribimos 3,14 y llegó justo en el momento que era necesario. No tenemos prejuicios con los ritmos.
-Si pudiesen definir en una frase el motivo de inspiración, ¿cuál sería?
-Israel: Bueno, la verdad, yo creo… lanzar ideas al viento para que cada quien saque sus propias conclusiones. No pretendemos tener la razón en nuestras manos, ni siquiera en nuestras canciones; lo que intentamos es poner ideas en circulación, con su música.
-¿Qué hay de cierto en el cuestionamiento de un tema que trata de una relación de pareja del mismo sexo?
-Israel: Más bien cuestionaron el video-clip. La canción tuvo mucha aceptación en el país y cuando salió el video chocó un poco por la historia anterior de las dos parejas que se reencuentran y pareciera que reinician una relación. La canción no va exactamente por ese camino; es más genérica, para hablar de cualquiera que fuera traicionado por cualquier razón. Pero a nosotros nos pareció también hermoso el guión de Adán Padrón para el video, no tenemos prejuicio con esta temática aunque sí hubo gentes que hizo su guiño, que lo consideraron oportunistas unos, y algún que otro homofóbico se puso molesto: esos son los riesgos de poner ideas en circulación. El arte verdadero ha de ser espinoso y cuando lo es siempre le explota el globo a alguien.
-De los discos del Dúo, ¿cuál les ha motivado más?
-Israel: No tenemos exactamente un disco preferido, cada disco ha intentado ser un reflejo de ese momento de creación, de reflexión sobre la vida que nos ha tocado vivir en ese intervalo. Y en ese sentido cada producción ha cumplido su cometido, nos ha permitido desangrarnos en lo que queríamos decir. Estamos realmente muy contentos con cada una de esas etapas.
-¿Dirían lo mismo de las disqueras y las instituciones que les han apoyado?
-Joel: Sí… bueno, la Egrem que fue la primera en abrirnos el camino; la Asociación Hermanos Saíz que fue la que nos cobijó cuando iniciamos este andar por la música. Y todo el resto de las instituciones que en nuestro país han contribuido con este trabajo. Estamos muy agradecidos por eso.
-Aunque sabemos que no les gusta tratar el tema político en las entrevista, nos gustaría preguntarles sobre la Revolución Bolivariana…
-Israel: ¡Cómo no! Nosotros estuvimos en Venezuela por primera vez en el año 2003. ¿No? Sí, en el 2003 (reafirma Joel)… un año después del golpe de Estado. Esa experiencia tan importante que fue venir en esa etapa, y apreciar en carne viva la polarización que existía en ese momento; estar en el país cuando Chávez daba sus discursos… para nosotros fue verdaderamente impactante. De ahí surgió una canción “Dios salve al rey”, y sobre todo de ahí han nacido muchas reflexiones: porque este proceso nos hizo entender a nuestros padres y abuelos en los años 60, cuando comenzaba nuestra Revolución Cubana que para nada es perfecta, pero fue la que nos tocó, y es a la que amamos y a la que decidimos seguir apostando nuestros esfuerzos. Y es bueno estar en la fundación de una revolución… es bueno.
--¿Qué canción le dedicarían al pueblo venezolano?
-Israel: Ummmm! ¡Tremenda pregunta! Hay tantas canciones que vienen bien con un momento como este. Definitivamente este es un país maravilloso que necesita seguir dando más con el resto de los latinoamericanos, y lo necesitan tal vez ustedes también…
-¿Planes futuros de Buena Fe?…
-Joel: Estamos iniciando esta gira venezolana, y estaremos en algunas ciudades como Maracaibo (Zulia), en Margarita (Nueva Esparta), en Valencia (Aragua), en Coro (Falcón)… a raíz de esta visita han surgido otros compromisos. Luego seguiremos trabajando en un nuevo video clip que estará saliendo dentro de poco en Cuba; y continuar la promoción de nuestro más reciente disco sin dejar de escribir.
-Israel: en Cuba participaremos en el Día de la Cubanía, dentro de la Jornada de la Cultura Cubana; después haremos un concierto en Santiago de Cuba junto a otro dúo muy popular en Holanda, quienes viajarán a La Habana y decidieron compartir con nosotros. Le dijimos que si querían hacer algo auténtico, comenzaran su gira en Santiago de Cuba, es decir desde oriente hacia occidente y no al revés.
-En Miami, ¿cómo ha sido ese feedback con el público, sobre todo con esa mayoría de emigrados cubanos que vive en la Florida?
-Joel: Ha sido muy bueno. Hay allá tantos cubanos con tanta nostalgia que les golpea, y de pronto descubren que hay canciones que pueden ser tan profundas para un ser humano y en ese momento es bien difícil cantar, presentarse en un escenario y ver a gente que hace quince años salieron de Cuba, que nunca supiste de ellos, y te los encuentras llorando en un concierto. Es muy duro y muy difícil, mucho más cuando hoy en día te encuentras cubanos tanto en Miami como en Toronto -donde hay mucho frío-, y te dicen que antes de salir a la calle a “comerse el hielo”, escuchan la canción “Soy” y les da calor para salir a luchar…
-Israel: En el encuentro con cubanos en el exterior uno se da cuenta que hay muchos clichés engañosos que circulan por las redes sociales -como que todos los emigrantes no quieren a su país o a la Revolución, por ejemplo-, pero hasta el momento no hay red social que pueda competir con la red del alma, no hay nada como el contacto real de un concierto. Por eso en Miami ha sido siempre muy emocionante, muy hermoso y nosotros no hemos dejado de ser lo que somos, ni de decir lo que decimos. Hemos dicho, ¡oye, no me cambies, yo soy lo que soy!
-¿Cuál es la cima a la cual aspira Buena Fe?
-Israel: La ética y la honestidad. Los cubanos tenemos un faro ético y artístico que es Silvio Rodríguez. Cada día Silvio se vuelve un icono de lo que debe ser un intelectual revolucionario y su honestidad y compromiso, su militancia desde el arte, son el escalón más alto de un cantautor que se dedique a este negocio. ¡Ojalá que nosotros lleguemos a ser consecuentes con esa visión y manera de ver el mundo!
-Hubo etapas de la Revolución Cubana en que los trovadores hacían sus críticas escudadas en la metáfora, ¿ustedes perciben que ha habido cambios en la política cultural del Estado que favorecen expresiones de crítica constructiva más abiertas, como lo hace ahora Buena Fe?
-Israel: Definitivamente están ocurriendo cambios. Cambios muy positivos en la conciencia, sobre todo. Porque una ley no cambio mucho, cambio algo, pero nunca como cuando cambia la conciencia. Lo que pasa es que la gente quiere que la conciencia cambie de un día para otro, y como tú y yo sabemos y toda la gente un poquito inteligente sabe, la conciencia es lo más complicado de cambiar no sólo en un individuo sino en una sociedad. Es un proceso que los enemigos de la Revolución y los desesperados, y la gente que reclama un cambio sin saber lo que ha costado lo que se tiene, quieren que se hagan cambios a la velocidad supersónica. Pero los que tenemos un poco de conciencia y sabemos que un cambio social -incluso el más altruista- puede generar también que se gente quede jodía, preferimos que vayamos cambiando a la velocidad que nos permita el corazón, a la velocidad que lo permitan nuestras propias costumbres, que lo permita la memoria; para que cambiar no nos haga mutar, a la velocidad que nos permita nuestra cultura.
-¿Has pensado en escribir sobre este tema?
-Israel: De hecho estoy haciendo una canción en estos días, en la que me cuestiono varias cosas. Entre ellas me pregunto, ¿será que se ha repartido mucho cariño sin pedir nada a cambio, o será acaso que no somos tan cariñosos como imaginamos? Eso es importante, mirarse por dentro con sentido autocrítico –que debe ser una máxima de cualquier revolucionario.
-¿Cuál es tu concepto de revolución?
-Hay un concepto de revolución que plantea Fidel, al que la gente siempre le pone el acento a ese apotegma que dice “cambiar lo que debe ser cambiado”. Ese me gusta, por supuesto. Pero el que más me gusta es el que dice –trataré de citarlo textualmente-, que una revolución es “liberarse de poderosas fuerzas externas e internas, aún por encima de nuestros propios defectos”. Y esa, para mí, es la verdadera característica que define a la revolución que me toca a mí, que le toca a mi generación. Porque creemos que lo podemos cambiar todo sin consecuencias, y lo que la vida nos ha demostrado es que, cuando cambias cuatro grados lo que pensabas que estaba mal, empiezan a aparecer los por qué, y los por cuánto se hizo en su momento, que no era que estaba tan mal… Sí, hay que cambiar, pero hay que pensar lo que vas a cambiar; porque si no vas a destruir cosas que eran inamovibles, que eran logros, y tú por fuerza de costumbre no lo sabías y sin darte cuenta involucionas. En eso hay que ser muy cuidadosos.
-¿Qué opinas de la generación de trovadores que les antecede?
-La respeto mucho y bienvenida la crítica que se escudó en la metáfora, porque sin querer nos enseñó que la crítica que más lejos llega no es la que se escuda, sino la que se monta en la metáfora; la que es capaz de dar no dos, sino cien sentidos a una temática. Por eso decimos que no tenemos la razón. Yo no me siento que tengo la razón, para nada. No soy un político. Ni los políticos ni los científicos se pueden equivocar, pero los artistas sí. A un artista le está dado el don de la especulación, de la fantasía. Un artista que tiene conciencia, militancia, es bueno, pero no todos los artistas tienen ese compromiso, ni esa formación. Por eso es que yo admiro tanto a Celia Cruz, a Franco De Vita, a Rubén Blades, a Carlos Varela, a Silvio, y no me importa el ser social. El ser social puede ser revolucionario o no, racista o no, gay o no, eso no me importa. Lo que importa es su obra, lo que genera para nosotros, lo que mejor nos llega: eso es lo que me enaltece. ¡Ojalá seamos capaces de pasar por nuestro imperfecto ser social y generar algo hermoso que ponga ideas en circulación, para que todos juntos lleguemos a mejores conclusiones!
Nota: Agradecemos la participación de las periodistas, Lic. Dayra Rivas y Lic. Margareth Cornivel, de Prensa Asamblea Nacional. Y los fotógrafos, Arles Arcia y Luis Dávila, de la misma institución.
(Texto y fotos: Ángel Cristóbal García y Felicia Jiménez, especial para Prensa del Sur)
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