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Aniversario 80 de la CMHW. Rogelio Castillo: «Cuando me siento a la maquina me vuelvo niño»

Aniversario 80 de la CMHW. Rogelio Castillo: «Cuando me siento a la maquina me vuelvo niño»

Rogelio Castillo Moreno

Por Ricardo R. González

Foto: Ramón Barreras Valdés

El realizador Rogelio Castillo Moreno confiesa que sus verdaderas inclinaciones por el arte acariciaban los caminos de la actuación; sin embargo, la vida le demostró que debía enfrentar otras aristas con la más punzante de las energías creadoras.

Así llegó cargado de sueños a CMHW en marzo de 1970, aquellos que iniciaron en Sagua  la Grande cuando era delegado de Cultura y comenzaban los talleres literarios.

Empezó a escribir para la infancia e incluso no faltaron sus colaboraciones con Radio Progreso hasta que le pidieron reforzar el cuadro dramático de la Reina Radial del Centro.

«Por entonces Guillermo (Willy) Leyva y Marlén Díaz revitalizaban la programación sobre la base de una variedad que incluía series, novelas, cuentos y otros espacios. Surgió la propuesta de crear un proyecto dirigido a los pequeños, y presenté el de Canta, Ríe y Cuenta con diversos personajes. Aquello gustó, y cuando pregunté quién lo iba a dirigir me asignaron la encomienda sin que lo pensaran dos veces».

— Hay una marcada entrega hacia los infantes. ¿Por qué?

Son muy honestos, se puede trabajar con ellos, pero siempre vino a la mente Martí a la hora de concebir algo. Me familiarizaba con el encanto de la Edad de Oro, y la necesidad de ampliar el horizonte del conocimiento para configurar programas dinámicos apartados de los convencionalismos a la hora de tratar a los menores, pues en definitiva soy cristiano y martiano.

Todo lo creado son como especie de hijos para sus orfebres, y aunque no hay predilectos Rogelio Castillo nunca dejaría de mencionar a Pañoleta azul, pero también Chirrín chirrán, o Historias maravillosas.

«Pañoleta es como el que siempre has tenido a tu lado, un ícono y referente nacional. El que acompaña a varias generaciones de villaclareños. Los otros, de alguna manera u otra, se han ido. Forman parte de la historia radial, a pesar de que han aglutinado a gran parte del colectivo de la emisora».

Imposible olvidar el esfuerzo de muchos cuando la tecnología no contaba con tantos adelantos, y pasaban casi 12 horas de grabación para un espacio de solo media hora...

«Creo que fuimos osados en hacer cosas, en el enfrentamiento a vencer retos que no se habían hecho antes en la radio. Escribimos historias que despertaran el interés, sin perder la frescura, la aventura, la sorpresa.

— En la vida de un hombre multilaureado se torna difícil hablar de todos. Me inclino por el Premio Nacional de Radio

— Llegó sin esperarlo. Había una cantera enorme de nominados con extraordinario valor. Pensaba que pasarían años para recibirlo, aunque no trabajo en busca de premios, estos llegan o no, pero el mayor de todos recae en lo que haces día a día a fin de sentirte realizado.

A ello se suma el de Artista Emérito de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), una organización en la que asume la presidencia de la sección de Audiovisuales y Radio en la filial villaclareña.

Si algo no puede faltar en la creación infantil de Castillo es el humor y esa continuidad devenida juego.

«Cuando me siento a la maquina empiezo a jugar también. Me vuelvo niño, y me divierto con las travesuras de los personajes, incluso me río del chiste que inventé. A pesar del tiempo, de los años, y de que tengo que escribir un programa diario disfruto ese arte de crear».

— Entonces ¿eminentemente radial?

— La radio es un complemento total, pero no puedo olvidar el teatro, las puestas en escenas, la dirección de otros tipos de espectáculos porque mi vida profesional resulta una especie de arco iris que tiñe de colores y cada uno me sorprende.

También puede ver este material en:

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