Otto Ortiz: Al duro y sin guante
Por estos días, el popular programa El selecto club de la neurona intranquila presentó una serie de competencias —a la que ha llamado El Clásico— entre tres sui generis equipos de pelota: los Escénicos, los Repentistas y los Cómicos, profesionales del humor que son aficionados al béisbol.
Sin duda, el tema de los artistas peloteros ha despertado mucho interés entre los televidentes, y una confirmación adicional la encontré en el Aquelarre 2013. Uno de los espectáculos programados para el Teatro Nacional, titulado Dream team, estuvo a cargo del equipo de los Cómicos, bajo la dirección artística de su mánager, el destacado humorista Otto Ortiz. El dedeté, siempre detrás del detalle y de la última noticia, decidió entrevistar a este singular deportista y actor (y viceversa).
—¿Cómo surge la idea de fundar un equipo de pelota conformado por actores humorísticos? ¿Es un proyecto apoyado por el Centro Promotor del Humor?
—Este equipo de pelota no surgió como una idea. Fue algo concreto. Nunca nos reunimos para crearlo. No fue una idea hecha realidad. Más bien lo contrario: una realidad que fue tomando forma hasta que se convirtió en idea sólida.
«Al principio fue al duro y sin guante. Sin uniforme, sin spikes. Éramos como una banda de forajidos armados con bates y pelotas. Tomamos como fecha de inicio el instante en que pudimos uniformar al equipo. A partir de la Copa Bucanero, en abril de 2010, es que jugamos con uniformes en el que aparecía el nombre de Cómicos. Este calificativo es justamente para que se unan los cómicos cubanos. No necesariamente hay que ser del Centro Promotor del Humor, como es el caso de Moisés (el Ninja) y el de Jape —es decir, tu caso—. Ustedes están vinculados al humor, pero no son del Centro. De los integrantes actuales, la mayoría somos del Centro Promotor del Humor y recibimos gran apoyo de esta institución. Kike Quiñones, su director, forma parte del equipo, y te confieso que es el único jugador al que nunca he sentado. No porque sea el director… es que es disciplinado».
—¿Ven este proyecto como el resultado de una frustración deportiva (hubieran querido ser peloteros), una manera de consumir el tiempo libre o un asunto muy serio?
—El 80 por ciento de los cubanos hubiéramos querido ser peloteros. No creo que nuestro caso llegue a frustración deportiva, pero sí deseo reprimido. Ahora bien, viendo lo complicada que es la vida de un pelotero de profesión, para hacer equipo de la provincia, para llegar al Cuba, en fin… esto es lo mejor que nos pudo haber pasado. Jugamos cuando queremos, incluso en estadios donde se juega la liga nacional. Han televisado dos juegos nuestros, y otro se transmitió por la capitalina Radio Coco. Además, hacemos ejercicios y usamos de manera sana y provechosa nuestro tiempo libre. Aunque sea el equipo de los Cómicos, todo esto lo hacemos de un modo muy serio; solo así hemos podido llevar cuatro años unidos. En los dos primeros años perdíamos nueve de diez juegos, y en la actualidad ganamos, como promedio, seis de cada diez… Algo hemos mejorado, ¿no?
—Teniendo en cuenta que muchos son actores con bastante trabajo, ¿cómo pueden combinar el humor y el deporte?
—Muchas veces se ha dudado entre trabajar o jugar. Luis Silva (Pánfilo) es de los que más trabajo ha dejado por ir a un juego de pelota. Para evitar estas cosas es que tenemos una plantilla de 18 jugadores y un invitado de honor. Eso implica que cuando alguien tiene trabajo, siempre hay otro para jugar. Aunque no lo crean, lo ideal es que falten jugadores. Cuando está la totalidad de los integrantes se convierte en un problema, porque todos tienen que jugar. Esa es una norma del equipo: todos los que van al choque, juegan.
«El invitado de honor es Enriquito Díaz, el hombre récord de la pelota cubana. Él nos ha ayudado mucho, y ha compartido con nosotros grandes victorias y grandes derrotas. Estamos tratando de incorporarlo al elenco artístico. No hemos definido si ponerlo en el grupo humorístico La Oveja Negra, junto a Michel Pentón, o que haga un dúo con Jose el Enano. Estamos pensando en eso».
—Practican varios estilos o modalidades dentro del béisbol y el softbol. ¿Cuál prefieren y en cuál han obtenido mejores resultados?
—Jugamos todo lo relacionado con bates y pelotas: béisbol y softbol. Todas las variantes en ambas disciplinas. En béisbol tenemos un torneo con el equipo de los Repentistas, con el que competimos por los municipios de la provincia de Mayabeque. Ese torneo está nueve juegos a seis a favor nuestro. También en béisbol topamos con el equipo de los Escénicos, al cual le ganamos en el estadio Changa Mederos (Ciudad Deportiva, La Habana). Quiere esto decir que en béisbol no tenemos rival, al menos en el Ministerio de Cultura.
«En softbol participamos en el torneo de veteranos realizado en el círculo social obrero Los Marinos, de Jaimanitas, que se juega todos los domingos. En dicho certamen siempre hemos quedado entre los cuatro primeros lugares, y aclaro que siempre son seis o más equipos. Esto demuestra que a pesar de no ser buenos jugadores —hay que ser sinceros con la prensa—, sí somos muy buenos seleccionando los contrarios. Ahí está la clave de nuestro éxito».
—¿Cuáles han sido las mejores experiencias, dónde y por qué?
—Cuando hay público. Quizá por las características de nuestra profesión, por la necesidad de reconocimiento. Son encuentros que nos marcan. Aunque no nos llevemos la victoria, los juegos con público son verdaderos shows. Lo malo es que en la medida en que avanza el juego, nos lo vamos tomando más en serio, y en el noveno inning ya no somos humoristas jugando pelota: parecemos peloteros cubanos jugando en el Clásico Mundial.
—¿Qué significa para Otto Ortiz ser el mánager y guía espiritual de este equipo?
—Significa un problema muy serio. Antes solo iba a jugar con las cosas de la pelota, los implementos deportivos. Desde que estoy de director (soy el tercero que ha tenido el equipo), tengo que llevar pastillas para la presión, aspirina y cuanto calmante encuentre. En los juegos hay que tomar medidas y a veces a la gente no le gusta. Es difícil aplicar sanciones con el Bacán o con Mustelier porque son humoristas-jugadores que vienen de muy lejos, y se creen «refuerzos». Lo mismo pasa a la hora de quitar a un pitcher: nunca entiende la necesidad del cambio, y si no, que le pregunten a Sergio Morlán.
«Por suerte tenemos varios jugadores que no son humoristas específicamente. Se desempeñan como sonidistas, productores, trabajadores del Centro Promotor del Humor, y en ellos me apoyo muchas veces cuando los humoristas se ponen “rebencúos”, para lograr mayor disciplina y funcionalidad en el equipo. Darien, Noel, Lucas, Ericson, Dayron y Michel, sin ser humoristas, han sido parte fundamental en este equipo.
«Después de un tiempo nos hemos acostumbrado y los humoristas han entendido la seriedad de jugar a la pelota. A partir de ese momento es que estamos viviendo nuestra mejor temporada. Al principio me decían Vargas-Mesa porque soy riguroso y me molestaba mucho cuando las cosas no salían bien. Ya me trajinan, me “dan cuero”; incluso, en un juego me sentaron porque no corrí».
—¿Podríamos hablar de esta experiencia (constituir un equipo de humoristas) como un proyecto deportivo-cultural?
—No, no lo creo. Tomamos tan en serio el juego que empezamos siempre bromeando; pero cuando la cosa se pone fea solo tenemos la meta de ganar. A veces se juega duro, se discute. Eso sí, al final siempre terminamos, ganemos o perdamos, con una sonrisa y compartiendo con todos. Proyecto deportivo-cultural no. Esa unión no es factible. Hemos ido a algunas provincias y jugamos un día y al otro hacemos un espectáculo, pero no lo mezclamos. La pelota y el humor son dos cosas muy serias como para fusionarlas, y al final ambas perderían su esencia.
—¿Se sienten satisfechos y pretenden subir la parada, o temen que sea un proceso efímero?
—Lo que realmente será este equipo no lo sabemos. Luchamos por que llegue bien lejos. Hemos jugado en La Habana y en otras provincias, y ahora mismo estamos tratando de llevar nuestro juego y nuestro humor al ámbito internacional. Ojalá podamos algún día ir a países donde Cuba tenga colaboradores, y jugar y actuar para esos compatriotas que nos representan en cualquier parte del mundo. Eso sería como llevar un pedazo de Cuba a cada uno de ellos. El béisbol es el pasatiempo nacional, y el humor lo usamos los cubanos las 24 horas del día. Estamos haciendo algo que puede durar más que nosotros mismos».
—¿Qué respuesta han recibido de los diferentes públicos?
—La mejor. El respetable siempre se pone a nuestro favor. Solo nos falta jugar con Los Van Van para ver de parte de quién se pone. Hasta ahora el humor ha conquistado a la mayoría de la afición en los juegos que hemos celebrado. Eso nos gusta. El público es el motor fundamental en todo espectáculo. Por eso dedicamos los primeros innings a ganárnoslo. Siempre hay un chiste, una broma, algo que nos sirve para tener las gradas de nuestro lado. En eso se destaca Alexei Rivera (Amado Fiel del Toro). De hecho, si está en el equipo es por eso, porque en lo deportivo… Pero mejor pasemos a otra pregunta.
—¿Evalúas la experiencia de La neurona intranquila como un suceso sociocultural?
—Pienso que ha sido una idea excelente. Unir tres equipos que han competido varias veces en el plano deportivo, para llevarlos al plano intelectual, me parece genial. Somos novenas que ya tenemos nuestra rivalidad en el terreno, y llevarla ahora a la inteligencia y a la televisión ha sido muy acertado. El equipo de los Cómicos está muy contento con estos cuatro programas de La neurona… como pudieron ver: ¡ganó el mejor!
—¿Cuáles son las metas de los Cómicos para el futuro?
—Incorporar más humoristas al equipo. Llevar nuestro juego a más provincias, a más países. De ser posible, primero a los países y después a las provincias. Sobre todo seguir unidos en esto por mucho tiempo, tanto que ojalá algún día se hable del equipo los Cómicos como se habla hoy de Industriales.
(Con información de JAPE. Dedeté)
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