Malena Burke: con Cuba en la distancia
Hija de Elena Burke, una de las más importantes voces de la cancionística, Malena Burke regresó a los escenarios cubanos 20 años después y lo hizo por la puerta ancha: a rendirle tributo a su mamá.
Se fue de Cuba a principios de los 90, cuando la caída del Campo Socialista y el comienzo del Período Especial le cambiaron la vida a millones de cubanos.
Como ella, muchos vieron la solución a sus problemas fuera de la Isla, pero siempre mantuvo vivo su deseo de volver a cantar en la tierra que la vio nacer.
Hija de Elena Burke, una de las más importantes voces de la cancionística, Malena Burke regresó a los escenarios cubanos 20 años después y lo hizo por la puerta ancha: a rendirle tributo a su mamá, que hubiera cumplido 85 años.
Dueña de una voz única, la ausencia de Malena se ha sentido en la música cubana, su estirpe, que se mantiene viva a través de sus hijas, también cantantes, roza ya lo mítico al heredar las anécdotas de las noches habaneras amenizadas por su madre y los grandes shows del Cabaret Tropicana a los que Malena dio más colorido con su excelente voz.
Comenzó sus estudios musicales a los ocho años, y se graduó en el Conservatorio Amadeo Roldán en las especialidades de violín, guitarra y escritura musical, pero terminó dedicada por completo a la canción, que tiene en ella a una de sus más dotadas defensoras.
Sobre su trabajo actual, sueños, y deudas con la música y la vida, Malena nos comenta.
Dijo Gardel que 20 años no son nada, pero ¿qué representa este tiempo alejada de Cuba para Malena?
Tras 20 años fuera de Cuba volver a cantar en esta isla maravillosa es algo muy grande, y más en un homenaje a mi madre. Todas las fricciones que existen entre los cubanos de ambos lados del Estrecho de la Florida han afectado mucho el intercambio cultural, aunque hay que decir que ahora se respiran nuevos aires en ese sentido. Yo, que vivo de cantar, siempre he estado muy tranquila porque nunca he perdido la esperanza de volver a cantar acá. Estoy tan feliz de que las autoridades culturales cubanas hubieran permitido que este sueño se hiciera realidad, que este es un recuerdo que atesoraré por siempre.
Lena, mi hija, quería venir también, pero compromisos de trabajo en Houston, Texas, se lo impidieron.
Pienso que esta visita fue un punto de partida para muchas otras que están por venir, ver cómo me recordaba fue algo muy bonito para mí como artista y como persona.
Luego de dos décadas fuera de los escenarios de la Isla hay toda una generación que no me conoce y enfrentarlos fue muy difícil porque el patrón es mi mamá y cantar para ellos es someterte a una evaluación, algo así como ¿vamos a ver qué hace la hija de Elena?
Celebrar en Cuba la vida y obra de mi madre fue toda una bendición, tanto que me atrevería a decir que su mano estuvo de por medio por la manera en que se sucedieron las cosas, todo fue muy rápido y llegué al concierto casi directo del aeropuerto.
¿Cómo se sintió al llegar?
Entré en shock, yo vine en el 2002 a enterrar a mi madre y desde que me fui, en febrero de 1993, no subía a un escenario cubano. Se me quebró el alma y en varias ocasiones se me rajó la voz, pero la más grande de las emociones fue el rencuentro con el público. Es muy bonito saber que todavía el recuerdo de Elena Burke es capaz de llenar un teatro y que le cantan los viejos amigos y las nuevas generaciones.
Con el inevitable referente de Elena, Omara y otras grandes, ¿qué te parecen las nuevas voces cubanas que defienden la canción como género?
Sobre eso estoy muy al tanto, busco mucha información y sigo a todos los nuevos cantantes que se levantan sobre el escenario, aunque también a los viejos amigos los escucho. En Cuba se han desarrollado con mucha fuerza expresiones musicales contemporáneas, sobre todo para el público más joven con cantantes con mucha calidad. Los encontramos en el pop, el rock, incluso en el hip hop, pero la cantera indiscutible sigue siendo la música autóctona, con un gran empuje de la orquestas de música popular bailable. Me gusta mucho el trabajo en ese sentido de Manolito Simonet y su Trabuco, Pupy y los que Son Son, Ng la Banda, Bamboleo, la Charanga Habanera, La Revé, los Van Van por supuesto. Hoy hay cantantes muy valiosos como, por ejemplo, Vania Borges, Haila, Sory, Yaima Sáenz y Coco Freeman, a quien hace tiempo le dije que quería cantar con él, deseo que se ha hecho realidad en esta oportunidad.
¿Qué ha sido de Malena en estas dos décadas, y cuánto hay de Cuba en su trabajo actual?
Yo nunca he dejado de cantar, le doy gracias a Dios y a mi madre todos los días por darme la oportunidad de hacer lo que hago con mi voz. Siempre digo que la vida da muchas vueltas y mi carrera ha sido así. Cuando me fui los de allá no me conocían porque se habían ido hacia mucho tiempo, y mi carrera, que comenzó en 1980, no me permitía ser muy conocida. Yo mas bien me desempeñé en cabarets, desde donde es muy difícil pegar un hit como lo hicieron Annia Linares o Mirtha Medina. Yo me movía en el ambiente del Cabaret Tropicana, donde canté cinco años como figura principal y viajé gran parte del mundo con sus espectáculos. De aquellos años guardo gratos recuerdos, pero sobre todo aprendí a cantar varios géneros, con bailarines y a ser parte activa de un espectáculo.
Gracias a Tropicana he podido trabajar una amplia línea musical. También está la influencia de mi mamá y su trabajo, por eso me siento tan cómoda con géneros como el feeling, el son tradicional y el más actual, y además monto temas de las agrupaciones de música popular bailable del momento.
Durante estos años he grabado casi una decena de discos, uno con Lena, mi hija, solo acompañadas de piano; dos volúmenes con Luis García y Meme Solís, fue un gran éxito a tres de voces en lo que fue una especie de homenaje a un programa radial que salió al aire durante varios años titulado A solas contigo.
Luego grabé una placa con composiciones de un joven llamado Lázaro González, le decían el Trombón de Guanabacoa, y formó parte de las nóminas de los Van Van y Adalberto Álvarez. También hice un disco a dos voces con mi mamá, Contigo en la distancia, que incluye varios temas que cantamos juntas y que guardé durante años.
Ahora me las estoy ingeniando para producir un show en vivo, hace poco canté con la Sinfónica de Canadá invitada por un grupo que se llama Tiempo Libre
que fusiona la música sinfónica con ritmos bien cubanos como el cha cha chá y el bolero, y queremos repetir la experiencia en otros escenarios.
Cuán viva está la música cubana y el legado de Elena Burke en Estados Unidos?
La música cubana y la obra de mi mamá están muy vivas, se respeta y consume mucho lo que se hace acá. Hace unos años viví una experiencia muy bonita en un homenaje que se le realizó en el Auditorio del Condado Miami-Dade, un escenario tan grande como la Sala Avellaneda del Teatro Nacional, con más de
dos mil personas. Al principio teníamos miedo, temíamos que no se llenara, un repudio o algo por el estilo, pero sin embargo fue una cosa fenomenal.
Se dieron cita aquella noche artistas procedentes de Miami, Nueva York, México y Venezuela, fue algo inigualable por la asistencia y la calidez con que los asistentes celebraron la vida y obra de Elena Burke, incluso quedó público fuera.
La gente quiso mucho a mi mamá, guardan muy buenos recuerdos de ella, y todos los que fueron a cantar, Oscar de León, Angélica María, Albita Rodríguez, lo hicieron gratis para con el dinero recaudado crear una beca con el nombre de Elena Burke para estudiantes de música de pocos recursos, ya llevamos 15 años brindando esa ayuda de conjunto con la universidad Miami Dade College.
Espero que mi visita a Cuba ayude a abrir una puerta, y, para decirlo en buen cubano, que salga el sol por donde salga.
(Con información de Olivia Pérez /Oncuba)
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