INIVIT: Desde el surco de la ternura
Roza Filipia, atiende con tesón las nuevas semillas de chufa (Cyperus esculentus) introducidas, y que resultan válidas tanto para la alimentación animal como humana. En esta última puede utilizarse en batidos, como aceite comestible, y hasta en usos cosméticos
Por Ricardo R. González
Foto: Walfrido Díaz Góngora
Cada día el Instituto Nacional de Investigaciones en Viandas Tropicales (INIVIT) tributa la bienvenida a la esperanza, y en su camino de logros, satisfacciones, avatares e incomprensiones nos sorprende en el tiempo para anunciarnos que ya cumple 45 años.
No desea un gran convite, mas lo merece porque recorrer sus demarcaciones es nutrirse de la savia de los trabajadores y aprender entre el regocijo de los buenos maestros, adentrarse en el laboratorio y constatar la paciencia de los investigadores, y, sobre todo, vestirnos por unas horas de guajiro para descubrir cuantos secretos se esconden entre surcos.
Un hombre que pone la tilde donde va encauza los destinos de lo que —a mi modo de ver— resulta este complejo investigativo, productivo y docente del Polo científico villaclareño, porque el doctor Sergio Rodríguez Morales esquiva adjetivos y títulos personales para que se divulguen las proezas colectivas sobre la base de lo que tiene como una de las cartillas necesarias: el logro de una agricultura diversificada sin super especializaciones.
Junto a un grupo de especialistas anda y desanda todos los municipios del país, y lejos de molestarse porque no se pongan en práctica muchas de las teorías que ha defendido durante años tal parece como si le diera fuerzas para persistir en sus anhelos.
«Antes —expresa— cuando hablábamos de investigar en yuca, boniato o plátano causaba hasta carcajadas. Ya vivimos otros tiempos, y aparecen resultados. ¿Y quieres satisfacción más grande que estar en cualquier punto cubano y se hable de las variedades del INIVIT».
Un hombre respetuoso pero diáfano, por eso defiende el criterio de no hablar tanto de siembras de ciclo corto asociado a los ciclones, pues las personas comen antes, durante y después de pasado el fenómeno.
«El ciclo más corto lo reporta el maíz tierno con 85 días, además, sin menospreciar la cultura vegetariana, todavía la lechuga y el rabanito no satisfacen el estómago a plenitud».
La propia práctica cotidiana y la mirada aguda de quienes hacen la obra desde el campo también lo hacen partidario de la imposibilidad de eliminar los plaguicidas para reemplazarlos por la agroecología.
«Las vivencias demuestran la existencia de plagas y enfermedades que irremediablemente los llevan. Eso sí, hay que utilizarlos con medida y en los momentos precisos bajo absoluta prescripción, pues la agroecología tiene su mérito sin ser esa varita mágica que resuelva todos los problemas».
TRAJE A LA MEDIDA
Para nadie es secreto que el 50 % del incremento de los rendimientos depende de la calidad de la semillas y de su variedad, mientras la otra parte obedece a los insumos, y en medio de esta concepción el INIVIT despide 2012 con nuevos enfoques desde el trabajo institucional, pero consciente de todo lo que falta por hacer en función de producir alimentos.
Prosigue el trabajo en la obtención y generalización de nuevas variedades de viandas, y a sus 350 muestras de plátanos de diferentes tipos para consolidarlo como el mayor banco de germoplasma de América Latina, se suma el minucioso trabajo en la búsqueda de alternativas con la yuca, el boniato, y la malanga a fin de sustituir importaciones dirigidas al alimento animal.
«El barco se nos pone cada vez más lejos y más caro, por tanto hay que aplicar soluciones. Tenemos 520 variedades de yuca en el campo, pero aquellas que poseen más de un 34 % de materia seca no resultan agradables para el consumo humano, y en tiempos atrás se eliminaban. Ahora le damos otra utilidad al dedicarlas al mejoramiento de la alimentación animal, como también lo hacemos con aquellas de demasiado follaje cuyos estudios han determinado la presencia de 21,6 % de proteínas en este».
Y no se trata de desviar la yuca destinada a las personas para los cerdos, hay que sembrarla para el humano, los animales, y la del forraje dirigida a la ganadería.
Además de los nuevos horizontes en la yuca, el INIVIT trabaja con nuevos clones del plátano introducidos de Panamá, sin descartar el tipo vianda BV06 capaz de superar los 40 ejemplares por racimo, por lo que será necesario aprovechar las potencialidades de las biofábricas a fin de acelerar su multiplicación.
Ante el dilema del plátano burro el doctor Rodríguez Morales es categórico: «Imposible cometer el error estratégico de eliminarlo.
«Es rústico, pero no silvestre. Lleva su técnica precisa, y lo más importante es crear una composición adecuada del área a sembrar con diversidad de vianda, burro, y fruta para lograr un equilibrio necesario. Ya en estos momentos hay que pensar en el plátano del año 2014».
— A la vista la agricultura cubana no logra intensificar su compás ¿Cree usted que la falta de aplicación de las llevadas y traídas estrategias deviene uno de los problemas capitales?
— Agregaría una débil integración muy notoria en la que investigadores y productores estamos llamados a unir fuerzas sobre la base de los propios conocimientos científicos y técnicos. Hay falta de integración en el surco, por muy sencilla que sea una tecnología lleva determinados pasos y momentos para su aplicación.
— Sin embargo, en una misma provincia existen contrastes evidentes como en la siembra del llamado boniato ahogado…
— Este proceder resulta más sencillo que el método convencional. Para aplicarlo lleva la integración del técnico con el productor. Hay municipios villaclareños con excelentes saldos, y en otros apenas funciona. ¿Qué faltó? Una integración entre el técnico y el productor.
— Hablamos de muchas variedades y clones, pero todavía la mesa del cubano está anémica, amén de los precios…
— Inciden múltiples factores. Hay fisuras en la aplicación y generalización de los resultados, pues toda experiencia novedosa requiere buenas explicaciones y demostraciones para evitar la resistencia al cambio.
Esa aplicación lleva información, comunicación, por eso estimo necesario la labor de la prensa, y critico a aquellos funcionarios que le dan la espalda.
Por otra parte habrá que enfatizar en los programas de autoabastecimiento municipales, por eso impera que cada territorio elabore sus proyectos de acuerdo con sus particularidades. En otras palabras: Crear un traje a la medida.
Súmele a ello una contratación minada de debilidades, y en medio de todo la dañina figura actual del especulador —confundido como intermediario— quien prefiere ver podrir la mercancía antes de bajarle el precio.
Hay que reconocer que la agroindustria nuestra está colapsada, y es imposible hablar de una agricultura eficiente sin el respaldo de una industria consolidada.
La agricultura compete, además, a la totalidad de los organismos de la administración del Estado, incluida la comercialización, en extremo deficiente, dentro de un mundo que compite con el de dichos especuladores. Por todo ello digo que la producción de alimentos constituye una cadena tan larga que no concluye hasta que sus resultados no aparezcan en el plato.
El INIVIT avanza sin perder su brújula con el saldo de su biofábrica que suministra el material para las 11 similares del país que pueden producir 40 millones de vitroplantas, de malanga, boniato, y yuca, aunque todavía no se explotan de manera eficiente a pesar de lograrse semillas de calidad.
También laboran en el cultivo de la papa impregnándole un rigor sin precedentes en la preparación de los suelos vinculado al conocimiento de los propios productores.
Andar por estas tierras dominicanas es encontrar los nuevos clones de malanga santosoma y colocasia, las 115 variedades de ñame, y las acciones con el boniato considerado como la papa tropical.
Todo apoyado por su Estación agrometeorológica, merecedora de múltiples reconocimientos, dentro de este universo complejo, misterioso, y seductor que respiramos desde el surco de la ternura.
PUNTOS DE VISTA
— Unas 200 hectáreas sustentan la plataforma del INIVIT que despide 2012 con hortalizas generalizadas en todo el país, y una nueva variedad de pepino y de frijol a tenor de los alarmantes precios de los granos en el mercado foráneo.
— Aunque los frijoles y frutales no constituyen un perfil decisorio en la institución, el Ministerio de la Agricultura solicitó la producción de semillas de fruta bomba Maradol para la siembre de 300 hectáreas en Mayabeque y Artemisa. Ya existen campos que superan las 50 t por hectárea.
— Para los expertos la clave del éxito en la agricultura radica en diversificar sus mecanismos. En 2011 Cuba gastó mil 500 millones de dólares en alimentos. Un año después, la cifra ascendió a mil 700 millones, y en 2013 están previstos 2 mil millones, pero lo más triste es que esos 500 millones de ascenso, entre los dos años, no estarán dirigidos a la adquisición de más alimentos sino es el pago por el incremento del precio de la comida en este mundo nuestro.
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