Pérdidas lamentables para el deporte cubano
Osmani Tamayo en uno de sus juegos frente a La Habana. Foto: Alex Castro.
Osmani Tamayo, lanzador derecho de Santiago de Cuba, falleció el domingo a los 30 años víctima de un infarto cardiaco cuando se desarrolla la Final del campeonato cubano de béisbol.
Tamayo defendió el montículo santiaguero en siete series nacionales, en particular la de 2007, cuando Santiago conquistó el título cubano.
“Ejemplo de sencillez, Osmani será de esos deportistas que su imagen quedará grabada en la mente de muchos, por ese carácter jovial y grado de simpatía con que se comunicaba con sus semejantes”, comentó el semanario local Sierra Maestra.
De por vida, Tamayo acumuló 25 victorias y 20 derrotas con 69 ponches, y esta temporada terminó con foja de 7-5 en 35 cotejos lanzados.
(Con información de AP)
Douglas Rodríguez: Los duros también mueren
No fue el mejor púgil egresado de la escuela cubana. Ni siquiera se cuenta entre los que pegaban con mayor contundencia. Pero cuando se habla de boxeadores guapos, de esos que salen a fajarse de campana a campana en un metro cuadrado de lona, nadie puede omitir este nombre: Douglas Rodríguez Guardiola.
A los 61 años de edad, el legendario peso mosca acaba de fallecer en La Habana, víctima de un paro cardíaco. Paradojas que tiene la vida: ¿Quién se habría atrevido a pensar que aquel tremendo corazón iba a fallarle un día?
Nadie que lo vivió, lo olvida. En 1974, durante el primer Campeonato Mundial, ante su público, Douglas hizo la hazaña. No porque derrotara a todos sus rivales, el alemán Klaus Gertenbach, el polaco Leszek Borkowski, el soviético Vladislav Zasypko y el venezolano Alfredo Pérez. No por eso, aunque eso también tiene enorme mérito.
La proeza de Douglas, su gran lección de hombría, fue haber tenido que dirimir sus tres últimos combates con la mano derecha lesionada. Él, agresivo como el que más, amante como pocos de la corta distancia y el intercambio permanente, debió pasar por un calvario inigualable para alcanzar el oro.
Nadie, ni el más optimista de los entendidos, habría apostado entonces algún duro por aquel toro de lidia que salía en desventaja contra todos y cada uno de sus adversarios. Nadie, excepto el propio Douglas.
El santiaguero sí creía en sus fuerzas, y pasó por encima del terrible handicap. Y fue campeón, para orgullo de un pueblo que le abrió espacio en el altar de los valientes. Con una sola mano, pero echando pa’lante.
Douglas Rodríguez nació el tres de junio de 1950 en Santiago de Cuba. Se inició en el boxeo mediante Carlos Manuel Maney Kelly, y se dio a conocer internacionalmente en 1970, donde se impuso en la división de 51 kilos del torneo Centroamericano y del Caribe. En 1971 se alzó con el bronce en los Panamericanos de Cali, Colombia, y en 1972 asistió a los Juegos Olímpicos de Munich, Alemania, en los cuales alcanzó una presea de ese mismo color. Un año después participó en el Campeonato Centroamericano y del Caribe, y en 1974 llegó a la cúspide al triunfar en el Mundial celebrado en la capital cubana.
(Con información de Michel Contreras. CubaDebate)
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