La era de Pastora Soler
Por Ricardo R. González
A la cantante española Pastora Soler llegué, musicalmente hablando, a través del amigo Yunior Morales Pérez quien me propuso escuchar el tema «La mala costumbre», incluido en el CD «Bendita locura», de 2009.
Le asistía toda la razón, y desde entonces un hechizo me cautivó, el suficiente para incluir a esta sevillana entre mis intérpretes favoritas.
Gracias a otro buen amigo, Roberto García, he disfrutado este disco a plenitud, y si algo distingue a la versátil artista es su amplio repertorio, despojado, en gran medida, de esas concesiones frívolas a la hora de escoger las letras a interpretar.
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Con pop, baladas, boleros, o la gallardía de su tierra expresada en las coplas y el flamenco, ella nos recrea el oído y la propia vida a partir de cada una de sus presentaciones cuyo camino inició cuando subió, por primera vez, a un escenario con solo siete años.
Nacida en la localidad de Coria del Río la vocalista sabía que escogió un oficio cargado de sacrificios, de ese en que su público pide más y espera cada entrega mejor. Desde entonces posee el peculiar mérito de hacer conciertos, espectáculos, tener 12 fonogramas grabados, e importantes distinciones sin haberse presentado nunca a un concurso.
Para bien, el 2012 ha cambiado su vida por la próxima participación en el Festival de Eurovisión, en el que defenderá los colores de España.
El tema «Quédate conmigo» es el escogido para interpretarse en este certamen que se celebrará en Bakú, Adezerbaiyán, y del que muchos auguran la buena suerte ante una balada prometedora.
Mas, la historia de Soler se consolida a partir de que el productor Luis Sanz la vio cantar. De aquí llegó la propuesta de grabar su primer álbum denominado «Nuestras coplas», y que viera la luz en 1994.
Desde entonces ha llovido un poco, y con 17 años de carrera Pastora Soler no defrauda en entregas, en esas en que prima el sentimiento a la hora de expresar el contenido de sus canciones.
Quizás aquí estribe el secreto de su profesionalidad, y la receptividad que provoca en el auditorio. Y es que la vocalista no dice por decir. Siente y trasmite las emociones, los desgarros, las pasiones, el amor, las desilusiones, las múltiples formas de enfrentar la vida bajo el prisma de encontrar el arco iris por muy difícil que resulte determinado momento en nuestras vidas.
Así lo logró ante el tema de referencia «La mala costumbre», una letra que pudiera identificarse con el amor de la pareja de manera exclusiva, pero que tiene especial significación y va más allá al tratarse de ese sentimiento filial que tanto nos ata y no tiene precio en el mundo como el respeto absoluto a los padres.
Cuentan que la cantante atravesaba por la desesperación de ver a su progenitor enfermo, y no quería que su existencia escapara con cuentas pendientes en asuntos por decir. Lo suficiente para que el compositor José Abraham captara el momento y mediante bellas metáforas plasmara su sensibilidad:
«Tenemos la mala costumbre de querer a medias
de no mostrar lo que sentimos a los que están cerca
tenemos la mala costumbre de echar en falta lo que amamos
solo cuando lo perdemos es cuando añoramos.»…
Hoy te daría los besos que yo por rutina a veces no te di,
hoy te daría palabras de amor y las caricias que perdí,
cuanto sentimos cuanto no decimos y a golpes pides salir,
escúchame antes que sea tarde antes que el tiempo me aparte de ti».
En fin. Pastora Soler tiene un ángel que ya irriga en el largo camino del arte. No por gusto tuvo a sus pies a los más destacados compositores para hacer este CD, y escoger las 12 pistas que lo conforman.
No por gusto intérpretes consagrados de la talla Armando Manzanero, Raphael, Alejandro Sanz, Malú, y David Bustamante, entre otros, han realizado duetos con la cantante devenida también compositora.
Su más reciente producción discográfica se titula «Una mujer como yo», y en esta renueva «Yo no te pido la luna», popularizado en décadas atrás por la mexicana Daniela Romo.
Y mientras esperamos a Eurovisión, vale este acercamiento a la era de Pastora Soler, a ese mundo artístico que prodiga con su talento y buen gusto para ensancharnos el alma con sus benditas locuras.
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