Blogia
soyquiensoy (Ricardo R. González)

Lo de Ciego de Ávila y Las Tunas se define hoy

Lo de Ciego de Ávila y Las Tunas se define hoy

Vladimir García, espectacular anoche.

Para no ser menos que los otros, el play off entre Ciego y Las Tunas también extendió sus andanzas hasta el último de los juegos posibles, cuando los avileños arrollaron 12-2 a sus anfitriones orientales y se pusieron a las puertas de la remontada. ¿Repetirán los Tigres las hazañas de Matanzas y Granma?

Vladimir, caníbal: Ponchó poco, pero tuvo un control impecable y una flema londinense. Nuevamentes, Vladimir García se atravesó en la ruta tunera hacia la gloria, y ahora el duelo deberá resolverse en el séptimo partido. El segundo mejor pitcher del país -solo Yadier Pedroso lo aventaja, creo yo-, se encaramó en la loma de los martirios del Julio Antonio Mella y ganó todos y cada uno de los enfrentamientos particulares en que se inmiscuyó, excepción hecha del que sostuvo con el pequeño gigante Danel Castro. Apoyado por la artillería de su equipo, el moronense dio la sensación de que avanzaba sin preocupaciones sobre la alfombra de espinas que le habían tendido las tropas hostiles. Así, llegó a dos triunfos en la postemporada, a dieciséis en la contienda, y de paso se dio el lujo de ponerle fecha a la arrancada de la final occidental, que iniciará el próximo miércoles en el Victoria de Girón.

Tuneros, transformados: Algo ha cambiado en los hombres de Gordo. Y para mal. Bastaba con ver el encuentro de anoche para percatarse de que el fantasma de Doctor Jekyll y Míster Hyde ronda a la escuadra. De aquel grupo que jugaba con alegría a la pelota, queda poco. O por lo menos eso se vislumbró este sábado, cuando -reñido aún el desafío- los avileños hacían una fiesta inmensa en su dugout, y los tuneros, con todo y el amparo de su público, ensayaban caras largas y miradas vacías. Alardearon -quien vio el juego lo sabe- de una apatía desparpajada, y hasta lanzaron pelotazos intencionales en señal de patética impotencia. Parecía que estaban desprovistos de ganas. Que se habían rendido, como los pugilistas que bajan la guardia y esperan por el definitivo puñetazo del rival. Un puñetazo que esta tarde, si no cambian el ánimo, puede mandarlos a la lona por un largo, larguísimo conteo.

(Con información de Michel Contreras. CubaDebate)

0 comentarios