Wil Campa presenta su nuevo Cd «Todo es posible»
El fonograma Todo es posible, cuya autoría se reparte entre Gerardo Enrique Rodríguez, Alián Sauco, Israel Morales y otros, es un volumen que navega con sobriedad por el universo sonero nacional.
Escucho Traigo, de Gerardo Enrique Rodríguez y Alián Sauco, y no dejo de encontrarle ese efecto elegante y reverenciador hacia las composiciones de antaño. Lleva la canción esa dosis de intertextualidad que nos conecta a otras letras indispensables del cancionero popular cubano: Yuca que resbala con quimbombó, Catalina con su guayo, Chivo que rompe ‘tambo’..., canta Wil Campa en pequeñas frases.
La letra de marras es la clave para adentrarse en Todo es posible (del sello Bis Music) el segundo disco de Wil y la Gran Unión —el primero fue Es tiempo, grabado con Revolution Productions. Campa concentra en este álbum un arsenal de recursos melódicos que conjuga con los mensajes dejados en cada sencillo, cuya autoría se reparte entre Gerardo Enrique Rodríguez, Alián Sauco, Israel Morales y otros.
Bajo las concepciones de Campa, el fonograma Todo es posible «es un término que puede ser metafórico, pero, cuando lo llevamos a la música cubana, se rompe el ritual y se convierte en una realidad, pues fusionamos todos los ritmos. Y es en ese ajiaco que sale lo que buscamos para nuestros bailadores: la cubanía».
Es esa necesidad de búsqueda de lo criollo un concepto esparcido en la decena de temas que conforman el álbum. Una infinidad de asuntos son tratados en minutos musicalizados. Allí se habla de la capital en Mis dos Habana —también notable por la introducción del comentarista deportivo Héctor Rodríguez y la colaboración de El Chacal—, la ruptura amorosa en Solo, y se hace un espacio para cantarle a Mi vecina.
Con arreglos finamente ubicados, del volumen no quedan excluidas temáticas como el amor, abordado en la mayoría de los tracks (Dile a mamá, La gorda, Cuídala y Pensando en ti).
Para Wil Campa «los discos se forman a partir de lo cotidiano. Se le canta a Santiago de Cuba y La Habana, a Benny Moré y Matamoros, a la gorda como a la amada... Es, en fin, heterogénea mezcla de realidades vividas dentro de nuestro contexto».
Se palpa en el CD el sello del maestro Joaquín Betancourt, quien se desempeña como productor musical y que, sin dudas, ofrece su experiencia, avalada por discos imprescindibles en el panorama sonoro nacional como La rumba soy yo, ganador del Premio Grammy Latino en 2001.
Es que en Todo es posible se ha tomado la esencia de nuestras raíces soneras, un precepto que ha mantenido Campa desde el fonograma anterior. No obstante, noto en esta segunda entrega una concepción más cercana al bailador, con montunos y pasajes tímbricos que lo perpetúan como tal.
«Los conceptos, cuando de música se trata, están allí, inmersos en nuestra cultura», dice Wil a Juventud Rebelde. De ahí su luz larga en cuestiones como la preservación de nuestra sonoridad y sus deseos de incentivar en las nuevas generaciones de artistas esa constante búsqueda de lo más auténtico, de lo más tradicional del son.
Todo es posible abre el espectro de la Gran Unión. Como parte de la promoción de este disco, podremos disfrutar próximamente de dos videoclips de los sencillos Haciendo camino y Mis dos Habana, que en estos momentos están en la fase de producción.
El público también tendrá la posibilidad de encontrarse con esta orquesta en varias provincias del país, pues desde abril venidero el grupo iniciará un periplo que comenzará por la ciudad de Camagüey y actuará en la capital el día 24. Mientras, en el verano, la agrupación sonará en Francia, Canadá y Estados Unidos.
Este nuevo disco de Wil Campa y Gran Unión tiene sus miras en Cubadisco 2012, justa donde seguramente se considerarán producciones discográficas de reciente factura como Siempre, Pupy (Pupy y los que son son), Se acabó el ‘pescao’ (Leonel Limonta y Azúcar Negra), La maquinaria (Juan Formell y los Van Van) y Mis 22 años (José Luis Cortés y NG La Banda); ya que Todo es posible es un volumen que navega con sobriedad por el universo sonero nacional.
(Con información de Yelanys Hernández Fusté. Periódico Juventud Rebelde)
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