Argentina en el Festival de Cine: de 2, 2
Ha sido un comenzar perfecto el que he disfrutado en esta edición del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, de la mano de sendas producciones argentinas: Las acacias, de Pablo Giorgelli; y El notificador, de Blas Eloy Martínez.
La primera (coproducción argentina-española) que viene precedida con una estela de premios entre los que destaca la Cámara de Oro (Ópera Prima) del festival de Cannes de este año, verdadera clase magistral de sobriedad estilística y narrativa, se perfila desde bien temprano como una de las fuertes aspirantes al Coral de Ópera Prima. A través de un sencillo road movie despliega una historia en la que las expresiones de tres personajes y el silencio, sobre todo el silencio, gobiernan la puesta de punta a cabo.
El tono sereno de la película, se apoya esencialmente en una magnífica Dirección de Fotografía a cargo de Diego Poleri y, como dije anteriormente, en la capacidad expresiva de los personajes, en especial del actor Germán de Silva. Sin temor a equivocarme me atrevo a anticipar y la catalogo como uno de los mejores filmes que podremos disfrutar en este diciembre festivalero.
El notificador, que también compite en el apartado de Opera Prima, es una película sustancialmente diferente. Su director que es a la vez guionista y protagonista de la obra, nos presenta una historia kafkiana de pies a cabeza en la que Eloy, notificador judicial arrastrado al vórtice de un caos burocrático, no encuentra salida a esa realidad tan distinta de la que soñó.
Excelente guión que esgrime con asierto la ironía, la burla y al absurdo como principales herramientas. Así asistimos, entre sonrisa y sonrisa, con perplejidad y desespero creciente, al desmoronamiento de la psiquis del personaje protagónico. A pesar de lo dicho, debo destacar que en ocasiones, precisamente la calidad “literaria” del guión sobrepasa a su correlato audiovisual, y por muy buen libro que pudiera ser estamos ante una película y en el cine los parlamentos son parte de un todo mucho más complejo (¿será un guiño que no capto al Subiela de El Lado Oscuro del Corazón? no lo sé). No obstante el resultado es una bien lograda película que nos hace reír y pensar, binomio no muy abundante en estos tiempos y que se agradece.
Ha sido un inicio de lujo, espero correr con tanta suerte en la intensa y arriesgada aventura que representa navegar cada diciembre por las aguas de la cinematografía del continente y algunos vistazos al acontecer mundial. Hasta ahora, bienvenido el festival; Argentina, de 2, 2.
(Con información de CubaDebate)
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