Amaury Pérez Vidal: Y seguiré haciendo televisión si me lo permiten
Durante el 2010 y parte de 2011, los martes de Cubavisión, a las 8 y 30 de la noche para más señas, nos pusieron frente a un set y a un modo de hacer televisión que podríamos llamar diferente, si nadie se ofende. Y hago esta última acotación con toda la premeditación que de ella se pueda desprender, tomando en cuenta las reacciones que desató, en los días previos a su estreno, el que yo anunciara el programa como “la televisión que viene”, pretexto del que, según suponen algunos, se colgó la crítica al uso para ningunear una propuesta que, solo por inusual, merecía dejar su huella en los medios impresos (o será que yo sigo pensando que solo lo tangible sobrevive al tiempo).
Como parte del equipo que se entusiasmó trabajando junto a Amaury en aquella salita de singular sobriedad, por la magia que cada talento de la cultura cubana le aportaba semanalmente, seguí -cuando era posible- el intenso intercambio del guionista, conductor y director de la serie, con miles de internautas, en el foro de Cubadebate. Y nada me pareció más natural que hacerle unas cuantas preguntas al cierre del programa 60 -¿fin o pausa? aún no sabemos- cuando el anfitrión y Silvio cantan juntos -como en la versión original del tema- “Con 2 que se quieran…“, y la salita se apaga y la televisión sigue encendida, pero ya empezamos a pensar en el vacío que deja.
Amaury engavetó las preguntas, esperando a ver si realmente su programa había dejado en los televidentes la huella que faltó en los medios impresos. Y pasó el tiempo y pasó que los seguidores del foro no se fueron. Por eso yo he vuelto a las preguntas y al fin, me llegaron las respuestas:
-Amaury, en la entrevista a Silvio, dices que es la última, ¿se terminó la lista de entrevistables que quieres, se agotó el esquema de C2QSQ o solo estás tomando un respiro?
-El esquema de C2QSQ es el del clásico programa de entrevistas para un Primetime de Televisión. Contiene información y entretenimiento, como escribiste en algún momento. Primetime, para quienes no están familiarizados con el término, es la barra de programación que va desde las 8 hasta las 10 de la noche, porque ese tiempo tiene características propias -es el de máxima audiencia en todas las familias-, y hay que tener eso en cuenta a la hora de emprender cualquier proyecto. No es horario para experimentos.
El esquema de C2QSQ, volviendo al término, es inacabable. Como dice el escritor italiano Alessandro Baricco en su monólogo teatral Novecento: “No estás jodido verdaderamente mientras tengas una buena historia a cuestas y alguien a quien contársela”. Por tanto, la fórmula es eterna, porque cada invitado trae consigo una trama singular, la de su propia vida, y esa siempre es interesante para el público general del que formo parte. Las preguntas, entonces, caen por su propio peso una tras otra.
Por supuesto que no se acabaron los “entrevistables”, había que escoger sesenta, era lo que estaba convenido entre nosotros, el MINCULT, el ICAIC, el ICRT y la ACDAM, ¿cómo resolverlo?, ese fue el descocido que intentaremos remendar en una próxima entrega. Tomarse un respiro, aunque sea leve, nunca viene mal para en el sosiego, en el transpirar de otros asuntos, replantearse dónde, cómo y por qué erramos el tiro. Por otra parte odio los programas sin fin, más, en estos tiempos de prisas, inmediateces y juegos de artificio.
- Has sido particularmente crítico con nuestra televisión y no siempre se te ha entendido, aún cuando lo hicieras desde el sentimiento de haber nacido, crecido, amado y sufrido junto a ella. ¿Por qué C2QSQ?
-Yo asumo la Televisión desde la pertenencia. Eso es lo primero. Después de una controvertida intervención mía en el último Congreso de la UNEAC pensé que era muy fácil criticarla desde afuera, aunque no era mi caso, y quise involucrarme más. No escogí el momento, otros lo hicieron por mí, pero me alegro porque ahora he comprobado lo que nos falta y lo mucho que tenemos que trabajar en pos de una Televisión, que sin dejar de ser enérgica y vertical, asuma el postulado de entretener educando, y si es posible, proponiendo. Una responsabilidad ineludible para los que bregamos en y con los medios. Con esa idea centelleándome en el corazón fue que concebí el programa.
-¿Qué pretendías hacer y qué crees que logró el equipo de C2QSQ durante 60 programas?
-No me llamo a engaños, como te dije antes, el equipo de C2QSQ no inventó el agua tibia, pero sí creo que retomó la máxima de que hay que romper hasta nuestras propias secuencias. La Televisión no puede ser estática ni esquemática, la Televisión es movimiento e industria, hay que darle vueltas a la rueda sin dejarse llevar por conceptos que se enuncian ahora como novedosos pero que en cualquier circunstancia tienen que ser rentables.
Es diferente un programa de entrevistas hecho por David Frost en el Reino Unido, uno por David Letterman en EstadosUnidos, y otro por Ricardo Rocha en México. Hay pausas, giros verbales, caminos diferentes desde donde se emite el diálogo hasta donde habita el receptor para obtener los mismos resultados.
Cuba no es una excepción, y como mismo hay una manera cubana de comunicarse, hay también una forma cubana de entrevistar. Recuerdo a Germán Pinelli y Consuelito Vidal, por solo poner dos ejemplos, y no conviene importar el modo foráneo de interactuar con el televidente de manera automática y aleatoria, por no decir superficial. Debemos convencernos de que no hay preguntas incómodas, si se hacen con respeto, inteligencia, transparencia y no autocensurarnos al formularlas.
Claro, el programa tiene un título y no es por gusto, había que ser consecuente con él. No me gustan los programas inquisitorios, con preguntas mañosas y trampas inmisericordes tendidas por ignorantes con tiempo en pantalla. Una vez le preguntaron a un conductor de la televisión norteamericana, el maestro Johnny Carson que como escogía a sus entrevistados, él, delicioso y cínico respondió: “Yo no los escojo, ellos me escogen a mí cuando tienen algo que vender, sea un disco, una película o un jabón de baño por eso hago con ellos lo que quiero”.
En C2QSQ invito para homenajear, halagar, promocionar, no para demoler o intentar poner en una encrucijada indiscreta al interlocutor. Por otro lado, el mundo intelectual cubano es muy complejo, inteligente y por lo mismo poco manipulable, aunque algunos piensen, desde lejos o desde cerca, todo lo contrario.
- ¿Qué te hace más feliz y qué te angustia en el momento de hacer este alto en el camino?
-Lo que más feliz me hace es saborear el resultado, sentir el palpitar de la gente en la calle, escuchar sus opiniones, en esto el foro de Cubadebate ha jugado un papel esencial. Lo que me angustia es abandonar la dinámica del trabajo. Prefiero estar ocupado. Detesto el ocio.
- En los últimos años escribes novelas, das conciertos y no solo te metes en un programa de televisión con gente del cine, sino que rompes los records de intercambio con tus seguidores a través del foro en Cubadebate. ¿Queda algo que puedas y no hayas hecho?
-En Televisión no he hecho prácticamente nada y no estoy siendo modesto, la Televisión Cubana tiene 60 años y yo, apenas 60 programas. En nuestro país casi todo está por hacerse, solo hay que mirar en derredor. Quisiera que contaran con mi esfuerzo en la continuación de una obra aún inacabada que a todos nos pertenece. Me gustaría escribir guiones cinematográficos y dirigirlos, pero eso son otros veinte pesos, aunque soy osado y ¿quién sabe? Por ahora seguiré cantando narrando y haciendo TV, si me lo permiten.
(Con información de Arleen Rodríguez Derivet. CubaDebate)
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