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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Marilyn Bobes (Parte I)

«Con 2 que se quieran» Marilyn Bobes (Parte I)

“Aspiro al escritor andrógino”

Amaury. Muy buenas noches, estamos en Con 2 que se quieran, aquí, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, el barrio de Lezama Lima, en los legendarios Estudios de Sonido del ICAIC.

Hoy nos acompaña la eminente escritora, periodista, poeta y amiga entrañable, de muchos, muchos, muchos años. Si este programa se llama Con 2 que se quieran, tiene también mucho que ver con ella, mi querida, Marilyn Bobes. Bienvenida, Marilyn, mi vida.

Marilyn. Gracias por invitarme, Amaury.

Amaury. Es un gusto para mí tener a tan excelsa figura en mi programa. No voy a mentir. Marilyn y yo nos conocemos hace muchos, muchos años, desde la época en que se templó el acero, desde aquella época.

Ahora, tú has sido, Marilyn, concursante de muchos premios y además has sido jurado. ¿Por qué tú crees que los escritores dicen, quizás con maledicencia, que si uno conoce el jurado y se entera de quién está compitiendo, ya uno puede ensartar el premio? ¿Eso es cierto o es mala idea?

Marilyn. Eso es cierto y no es cierto al mismo tiempo. Es verdad que hay jurados que tienen esas características. A mí no me consta, pero he oído muchos cuentos…, o sea…

Amaury. …A mí me consta menos…

Marilyn. …Pero eso no sucede así siempre. Es verdad que cuando un jurado conoce a alguien…, no sólo por un problema de mala intención… es que también, a veces, cuando tú conoces a alguien comprendes mejor su obra. Quizás por eso tú haces estos programas, para que la gente comprenda mejor la obra de los que venimos aquí.

Amaury. …Es el objetivo…

Marilyn. …Y es verdad que hay jurados que, a veces, se inclinan por un amigo, y eso ha ocurrido desgraciadamente en las letras cubanas y todo el mundo se da cuenta porque después empiezan a aparecer los libros publicados de aquellos que concursaron y habían libros que tenían más valor que el que fue premiado.

Pero yo no creo que eso sea una generalidad de los concursos que se están haciendo actualmente en Cuba, ni creo que haya tantos jurados con esa falta de ética, porque en resumen, eso es una falta de ética.

Amaury. Pero puede ser también algo heredado de estos grandes Premios Literarios como Planeta y todos esos, que muchas veces las editoriales le dicen a sus escritores: Ve y compite que vas a ganar.

Marilyn. Claro, la diferencia es que ahí hay dinero por el medio y aquí no, hasta dónde yo sepa, a los mejor va y hay algún dinero y uno no se entera (risas). Pero en esos jurados de Planeta, de las grandes editoriales, hay agentes literarios, hay todo un mecanismo de marketing, que está ahí para vender ese libro y como quieren que se venda, pues necesitan un premio para darle, ante los incautos, un aura de buena obra literaria, que no siempre lo es, como tú y yo sabemos, que hemos leído premios Planeta y Alfaguara que realmente… ¿qué decir de ellos?…

Amaury. Yo tengo un amigo escritor, español, joven, que me dice: yo, cuando salen los premios Planeta y los Alfaguara, voy directamente a comprar las menciones, es decir, en las menciones está el premio.

Marilyn. Es probable.

Amaury. Ahora, tú has sido muchas veces jurado.

Marilyn. Sí.

Amaury. De grandes concursos, de Casa de las Américas, uno de ellos, aunque de Casa de las Américas vamos a hablar después, es un premio muy prestigioso que yo respeto, que yo considero, me parece el gran premio, pero habrá tiempo para hablar de Casa de las Américas. ¿Cuándo tú eres jurado de esos premios?, suponte que tú eres jurado de poesía, la poesía quizás es un poco más fácil de leer para ti. Eres jurado de novela o de cuento. ¿Uno se lee todos los libros?

Marilyn. Yo sí me los leo. No te voy a decir que siempre me leo los libros hasta el final. Hay libros que con cuatro cuentos que tú te leas, te das cuenta de que el pobre autor es alguien que tiene muy buenas intenciones, pero que no va a ser escritor porque cuatro cuentos a veces bastan para saber si la cosa estaba en un nivel tan bajo, que ya no merece la pena leerse los demás. Pero es que uno se da cuenta, como se da cuenta cuando oye a alguien cantar, que está desafinado, lo sabe desde la primera frase melódica. (risas)

Amaury. A veces no hace falta llegar a la mitad de la canción. Sería “con dos compases basta”. (risas) Ahora, ¿tú crees, Marilyn, que existe una literatura hecha por mujeres para mujeres y una literatura hecha por hombres y para hombres?

Marilyn. ¡Dígame usted! Bueno, lo primero que yo pienso que tenemos que establecer es que cuando se habla de literatura hay una sola literatura y esa es la buena, sea escrita por hombres, por mujeres, por animales, por quien sea; es buena. (risas)

Yo creo firmemente en que hay una visión del mundo femenina y una visión del mundo masculina, y que esa visión, como es lógico, se tiene que trasmitir a la escritura de alguna manera y se trasmite.

Y yo creo que hay escritores hombres que escriben literatura femenina y hay escritoras mujeres que  escriben literatura masculina. Pero que hay una visión del mundo femenina y una visión del mundo masculino, yo estoy casi convencida. Incluso fíjate, ponte a analizar, si eso es así, no sólo para las artes y las letras… Yo una vez me puse a pensar ¿por qué el ajedrez, que es un deporte meramente intelectual, tiene división entre el ajedrez femenino y el ajedrez masculino? No puede ser un problema de discriminación.

Amaury. Bueno, me imagino que no.

Marilyn. Me imagino que no y yo vi un documental que se pasó en Pasaje a lo desconocido que estaba muy interesante  sobre esta cuestión de los géneros y allí se decía que el hombre, por un problema de evolución, que se dedicó siempre a la guerra, a la caza, a distintas labores, había desarrollado unas habilidades estratégicas que son diferentes a las habilidades estratégicas de las mujeres.

Amaury. ¿Pero eso acabaría entonces definitivamente con el feminismo a ultranza, el hecho de reconocer que tenemos capacidades diferentes?

Marilyn. Que no quiere decir superiores o inferiores.

Amaury. Exactamente.

Marilyn. Son diferentes.

Amaury. Tienen capacidades diferentes.

Marilyn. El feminismo que plantea una superioridad de la mujer, o el machismo que plantea una superioridad del hombre, para mí son tendencias totalmente estúpidas y que no tienen ninguna razón de ser. Yo creo en un feminismo de la diferencia y una masculinidad de la diferencia, que en el fondo no es más que una complementariedad de ambos géneros.

Amaury. ¿Y qué desventajas tienen las mujeres escritoras entonces, porque siempre se han quejado de que tienen desventajas, a lo largo de la historia, quiero decir?

Marilyn. Sus desventajas han sido que como el pensamiento y la institución que ha auspiciado la literatura siempre ha sido masculina, pues los temas de los hombres interesan más a los hombres y los problemas de las mujeres a veces son subestimados, porque piensan que son menos importantes. Eso son ya construcciones socio-históricas que se le han impuesto al hombre, que pobrecitos los hombres porque se han empobrecido y pobrecitas las mujeres también que nada más que pensamos en temas amorosos, en telenovelas, en cosas que…

Amaury. …¿Pero ti no te ha pasado, tú no has sentido esa discriminación?

Marilyn. Bueno, yo la he sentido.

Amaury. …Cuando eras una muchacha…

Marlyn. Muy joven la sentí. Ya ahora no la siento. Al contrario, tú sabes que hay un boom también, o lo hubo, hasta hace muy poco de escritura femenina, porque entre otras cosas, las editoriales  descubrieron que las mujeres leían más que los hombres, y entonces se exigió una literatura escrita por mujeres, que estaba dirigido a que ese público compraba más, por lo tanto los libros de mujeres florecieron. Hay miles de antologías femeninas y no hay masculinas. Y al contrario, en los últimos años yo creo que ser mujer es casi una ventaja sobre ser hombre a la hora de publicar y colocarse en el mercado, sobre todo en esos mercados comerciales.

Amaury. A mí me encanta la literatura hecha por mujeres, tú lo sabes y lo he dicho muchísimas veces.

Marilyn. Bueno, pero fíjate, yo creo que hay un escritor que es al que yo aspiro y ojalá pudiera serlo algún día, creo que todavía no lo he conseguido, que yo llamo el escritor andrógino, que te escribe lo mismo una novela con una visión femenina, que una masculina, y entre ellos yo te tengo a ti, porque yo creo que el Infinito rumor del agua es una visión completamente femenina del mundo. Tú eres capaz ahí de apresar el universo de dos mujeres de una manera que cualquiera, si firmas con un seudónimo de mujer, se cree perfectamente que eso lo escribió una mujer.

Amaury. ¿Cómo me gustaría haberme llamado si fuera escritora? No tengo idea. (risas)

Vamos a la Marilyn antes de ganar el Premio David, como tu gran momento, a la Marilyn, incluso, antes de yo conocerte. La Marilyn niña. Nos conocimos en la secundaria y tú eras y sigues siendo una persona muy disciplinada. Sacabas muy buenas notas, eras muy buena estudiante. ¿Siempre fuiste así?, ¿también de niña?

Marilyn. De niña era mucho más obediente. Incluso, me vine a rebelar un poquito en la adolescencia, que fui un poquito más transgresora y ya entré en conflicto con la autoridad de mis padres para muchas cosas, pero yo siempre fui una niña muy obediente.  No tuve nada de niña traviesa, ni que hiciera cosas que los padres la tenían que regañar.

Mis hermanas siempre me dicen: Nosotras nos acordamos de ti como la niña que no quería ensuciarse la batica y que muchas niñas decían: Vamos a subirnos a la mata. No, no, yo no porque yo me ensucio mi batica… y era sobre todo una cosa que me acompañó durante muchos años, y que ya creo haber superado, era super susceptible. Muy sensible. A mí un maestro me regañaba y los lagrimones me empezaban a correr y mi mamá me regañaba y yo lloraba, era demasiado, demasiado sensible.

Amaury. ¿Pero eras una niña feliz, te sentías feliz?

Marilyn. Muy feliz. Yo tuve una infancia muy feliz, con un hogar muy armónico. Lo único que me hacía infeliz era mi suspicacia. Yo era muy observadora y me daba cuenta de las cosas que los adultos me querían ocultar. Por ejemplo, cuando murió mi abuelo a mí nadie se atrevía a decírmelo, porque yo lo quería mucho y sin embargo, yo me di cuenta de que mi abuelo había muerto por detalles que captaba aquí y allá. El luto de mi abuela…

Amaury. …¿Porque no vivían con ustedes?

Marilyn. No, ellos no vivían en la casa, pero todos los fines de semana a nosotros nos dejaban en la casa de mis abuelos para que mi papá y mi mamá pudieran tener sus momentos de soledad.

Amaury. …E intimidad. ¿Tú tienes dos hermanas, dos hermanas gemelas?

Marilyn. Tengo dos hermanas gemelas. Jimaguas como decimos los cubanos, pero eso nada más que se dice en Cuba. Jimagua es un término cubano que no sé ni de donde salió.

Amaury. Una vive en Cuba y la otra vive en México.

Marilyn. En México.

Amaury. ¿Y tú papá vive?

Marilyn. Mi papá vive y vive también fuera de Cuba.

Amaury. Yo tengo una rara obsesión con la relación de los hijos con los padres y tu mamá es un sol. Tu mamá es la alegría y la juventud. A veces cuando voy a tu casa, tengo la impresión de que ya no es tu mamá sino que es tu hija. Háblame de tu mamá.

Marilyn. Bueno, mi mamá es un personaje maravilloso para mí, si yo te dijera que es la persona más querida para mí en el mundo, que me perdonen mis hermanas, mi papá, que también los quiero mucho, pero yo creo que mi mamá es una persona muy, muy especial para mí. Y fíjate, yo quisiera ser como ella. Mi mamá es todo lo contrario de mí. Es directa, es poco diplomática, es simpática…

Amaury. ¡Tú eres muy simpática, Marilyn!

Marilyn. Es una persona que siempre me ha apoyado, me ha criticado también muy duramente. Pero es muy fuerte de carácter, muy valiente, siempre la he admirado mucho. Ahora ya está viejita y todas esas cualidades, bueno, se ha ido amansando porque también era temible. A ella le caía mal algún amigo mío y la cara que le ponía era horrible. Yo pasaba unas vergüenzas…, y novios que botó y maridos que les hizo la vida imposible.

Amaury. (risas) Que salieron huyendo.

Marilyn. Salieron huyendo porque ella era muy fuerte y cuando no le gusta alguien lo demuestra y de una manera que a mí me da vergüenza. Pero sí, la relación con mi mamá para mí ha sido muy importante y en estos momentos, es cierto que yo siento un poco una responsabilidad que nunca había tenido porque ella siempre es quien me ha protegido a mí y ahora soy yo la que la debo proteger a ella.

Ha habido un cambio de relación que ha sido difícil para mí, no lo creas. Y ya sé que no me puede apoyar como me apoyaba antes y eso me provoca cierta inseguridad en ocasiones, pero bueno, me hace crecer también, algún día tenía que crecer. Yo he sido como una eterna niña por esa relación que he tenido con mi mamá.

Amaury. Y hablando de una niña susceptible, tú dices que ahora eres menos susceptible, pero ¿la aprobación de las cosas que tú haces por parte de tu familia te es indispensable?

Marilyn. No. Si me fuera indispensable yo creo que no hubiera escrito por lo menos la mitad de las cosas. Se ponen muy bravos, a veces, porque piensan que si hablo de una mamá, es mi mamá y que si yo hablo de una intimidad, lo que ellos piensan que es una intimidad, porque a veces no lo es, no tiene nada que ver conmigo, pero como yo escribo en primera persona, todo el mundo piensa que lo que dice esa primera persona que es el narrador, es lo que digo yo.

Amaury. A ver, Marilyn. Yo te conozco. Hay muchos elementos autobiográficos en tus novelas. Mujer perjura, tu última novela, que se la recomiendo a los lectores -a los que nos estén mirando-, ahí hay muchos elementos autobiográficos, porque tú te ganas un premio en Perú, por ejemplo, un premio importante para ti, de los tantos premios que has ganado, y hay una escritora en las primeras diez páginas que se gana un premio en Perú, o sea, hay elementos marcadamente…, que la gente puede…, cualquiera puede hacer una asociación, ¿no?.

Marilyn. Ahora, yo te preguntaría, Amaury, ¿eso es importante en realidad? lo que queda… Tú me conoces, y puedes ver eso..

Amaury. Sí, y lo disfruto mucho.

Marilyn. Claro, yo sé que lo disfrutas mucho. Lo que queda en una obra es en realidad la obra, no importa si ese escritor se basó en elementos autobiográficos o no. A mí me complace que la gente piense que mis novelas son autobiográficas, o como tú has dicho, que es más exacto que tienen elementos autobiográficos, porque eso quiere decir que he logrado un grado tal de verosimilitud, o de credibilidad, que la gente piensa que eso que está ahí, es natural que me haya pasado a mí, que es muy relacionado con la vida.

Amaury. Es que hay cosas ahí que no te pueden haber pasado.

Marilyn. Hay cosas que no me pueden haber pasado, por ejemplo ese principio de la novela, que tú aludías, yo me gané un premio en Perú. Es verdad también que alguna persona me ayudó mucho con ese cuento que yo…, pero es mentira que me hayan quitado el premio.

Amaury. Claro, si te lo ganaste.

Marilyn. …Porque esa persona le puso un final. Entonces me gusta jugar con el lector y ponerle cosas para que caiga como en pequeñas trampitas y me gusta ese juego con el lector y esa novela, precisamente la hice porque se repetía mucho; es autobiográfico, es autobiográfico, entonces yo decía: ¡Pero caballeros, qué importa, no me pregunten tanto si es autobiográfico, léanse el libro y disfrútenlo! Pero bueno, yo en sentido general pienso que no yo, que todas las obras de arte en alguna medida son autobiográficas.

Amaury. Te lo había comentado, porque hace un tiempo leí un comentario de un crítico y un extraordinario novelista, por cierto, que decía: que el escritor que intente escribir novelas sólo con elementos autobiográficos, está destinado al fracaso, o algo así. Era una sentencia muy fuerte.

Marilyn. Yo creo que está destinado al fracaso el que no sabe escribir; el que no sabe hacer la historia verosímil, el que no sabe estremecer al lector de alguna manera.

Amaury. ¿Cuándo empezaste a escribir poemas?

Marilyn. ¡Imagínate tú! Como a los 12 años.

Amaury. Ya estás en Secundaria con 12 años.

Marilyn. Ya estaba en Secundaria. Fue en secundaria cuando empecé a escribir poemas.

Amaury. ¿Y te gustaban los poemas esos, los guardas, los conservas? Estaban en libretas, seguro de matemáticas, o algo así.

Marilyn. Los rompí todos.

Amaury. ¿Todos?

Marilyn. Pero mi mamá tiene copias, lo descubrí hace poco, pero yo los rompí todos. En “El maestro y Margarita” hay un personaje que dice: que los manuscritos no arden. Menos mal que no los quemé, los rompí en pedazos. Pero eran poemas que  realmente… a lo mejor fue un exceso de vanidad lo que me hizo romperlos, porque son testimonios de algo.

Amaury. Son testimonios de tu paso por el tiempo.

Marilyn. Pero por suerte mi mamá se quedó con una libretica.

Amaury. ¿Y los has revisitado, le has dado una vuelta?

Marilyn. ¡Sí, cómo no!

Amaury. ¿Y te da vergüenza o sientes ternura por aquella muchachita que escribió aquellos poemas?

Marilyn. Siento ternura. Antes me daban vergüenza, pero ya cuando llegué a una medianía de edad suficiente como para mirar el pasado, digamos, con más tolerancia, siento algo lindo.

Amaury. ¿Quién te estimula para que vayas a la Brigada Hermanos Saíz, esa Asociación de jóvenes creadores tan importante y que ha promocionado a lo largo del tiempo a tanto talento en todas las áreas? ¿Quién te dice?: ¡Marilyn, ve allí y tú verás, lleva tus poemas.

Marilyn. Bueno, pues otra vez está el personaje de mi mamá. Ella cogió esa libreta, la que conserva… No, no, no fue esa libreta, me engaño. Ya yo escribía poemas un poquito más elaborados y mi mamá cogió otra libreta donde estaban esos poemas y se los llevó a una amiga de ella que era vecina de un escritor ya fallecido, que se recuerda poco, que es Roberto Branly.

Amaury. ¡Ah, Roberto Branly, cómo no!

Marilyn. Roberto Branly le dijo a mi mamá que él pensaba que ahí había un material de una persona que podía llegar a escribir bien y entonces le dijo: sería bueno que ella viniera a los talleres de un grupito que se reúne aquí en la UNEAC. Se reunían, en aquel momento era Brigada y era de poquísimas personas, había allí como 20 ó 30 personas. Y que los lea allí, para ver si ella puede entrar en la brigada y también ponerse en contacto…

Amaury. …Eso estaba en la UNEAC en la parte de atrás, porque Roberto tenía…

Marilyn. …En lo que es hoy la cocina.

Amaury. …Exactamente, donde lo visité varias veces, allí a Roberto Branly, escribía poemas maravillosos. ¿Y tu mamá los llevó allí, los entregó, se los dio a Roberto o Roberto se los entregó a la brigada…?

Marilyn. No, no, a mí me organizaron un día para que yo leyera, como para presentarme en sociedad.

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