«Con 2 que se quieran» Jorge Perugorría (Parte I)
"La vida mía cambió en una noche en un cine, en una proyección”
Amaury Pérez. Muy buenas noches, estamos, como siempre me gusta decir, en el corazón de Centro Habana, en los legendarios Estudios de Sonido del ICAIC, en Prado y Trocadero, tierra de Lezama. Hoy “Con 2 que se quieran” se viste de gala, aunque esa es una frase bien cursi, pero es absolutamente sincera. Está con nosotros nuestro actor de cine más internacional, un hombre sincero, sencillo, y con una sonrisa siempre bordándole los labios, Jorge Perugorría. Bienvenido Jorge, un gusto tenerte aquí.
Amaury Pérez. ¿Por qué Pichi, si te llamas Jorge?
Jorge Perugorría. Sí, mira, eso empezó allá en el Wajay donde yo nací que según me cuenta mi familia, una vecina que se llama María Luisa, que seguramente estará viendo el programa y se alegrará de que la mencione, como yo nací pasado de tiempo era feísimo y había un programa de radio y había un personaje que se llamaba Pichilingo Puchucha.
Amaury Pérez. ¡Ah, sí, cómo no, claro!
Jorge Perugorría. De Radio Progreso, y entonces ella cuando me vio dijo: ¡pero este es Pichilingo! Era una cosa horrible, pasado de tiempo, engurruñado, y Pichilingo, Pichilingo y al final se quedó en Pichi, pero empezó por eso.
Amaury Pérez. Pero tu familia después te siguió diciendo Pichi y también tus amigos en la escuela.
Jorge Perugorría. Todo el mundo, no me lo pude quitar nunca. Yo llegaba a la escuela, aparte, yo tengo un apellido vasco bien raro que es Perugorría y un nombre muy común que es Jorge y entonces tú sabes cómo son las gentes de los barrios y eso, es Pichi y Pichi y ya te quedas con eso y no te lo puedes…
Llegaba a una escuela y decía: yo soy Jorge Perugorría y a los tres días yo no sé cómo la gente se enteraba y ya todo el mundo Pichi.
Amaury Pérez. Háblame del Wajay, porque es un barrio, es un mundo que yo conozco, yo soy de Fontanar y por tanto estoy cerca del Wajay. ¿Cuáles son tus recuerdos del Wajay?
Jorge Perugorría. Son unos recuerdos que… prácticamente la infancia mía fue ahí. Era un barrio de la periferia muy ligado al campo, los recuerdos míos de la infancia son maravillosos porque era por los campos de café, encaramado en las matas de mango, bueno, imagínate, viví casi hasta… la secundaria la hice ahí. Ahí están las primeras novias, el primer amor, los primeros sueños y todas esas cosas.
Amaury Pérez. Y están tus padres.
Jorge Perugorría. Y está mi madre, yo me crié con mi madre. Soy hijo de padres divorciados y me crié con mi madre. Mi madre también es parte de los recuerdos de aquella época, esa época en que…, no sé, que fue tan bonita, porque ya te digo, mi madre era una trabajadora, una obrera, pero el país estaba en otra situación, por eso yo creo que también son recuerdos bonitos, porque había un sueño colectivo que era muy inspirador y todos estábamos contagiados con eso.
Amaury Pérez. Ahora, yo estaba pensando mientras te escuchaba hablar del Wajay y como tú mismo decías, es un barrio periférico… En la distancia ¿Cómo puedes aquilatar y medir la distancia que hay entre aquel origen humilde, en aquel barrio del Wajay y la vida, no tan humilde que llevas hoy, gracias a tu trabajo, en Santa Fe. ¿Qué es Santa Fe para ti?
Jorge Perugorría. Sí, bueno, Santa Fe es un lugar maravilloso, de verdad que es un lujo vivir ahí en Santa Fe. Para mí es el resultado de muchos años de trabajo y de alguna manera, producto de los resultados que he tenido en mi profesión. Pero mi familia viene de Oriente por parte de madre y son de Cayo Mambí. Todos vivían en cayos, dentro de la Bahía de Cayo Mambí, vivían en la costa, es decir, la relación con el mar para mí siempre ha sido muy importante. Vinieron para La Habana, se establecieron allí en el Wajay. Después del Wajay yo fui a otro barrio también que fue Santiago de las Vegas. Después apareció Elsita, que será otro capítulo, ese es un capítulo aparte. Viví en Lawton, después viví en Centro Habana. Bueno, en el Cerro y terminé en Santa Fe, me fui acercando al mar poco a poco.
Amaury Pérez. Tu familia viniendo del mar, y fuiste buscando el mar. Ahora, hay una cosa aquí, me dicen algunas personas que tú, yo no sabía esto, a los 22 años hiciste televisión por primera vez. ¿Es cierto que fue a los 22 años?
Jorge Perugorría. Sí, yo empecé de extra en la televisión, o sea, yo comencé, desde… imagínate, como te estoy hablando del origen de mi familia, en mi familia nadie me llevó a un teatro, a esos lugares fui yo por voluntad propia, por los amigos, por interés personal.
Entonces yo estaba en el pre y un día pasamos por la televisión y estaban buscando extras para una aventura de Erick Kaupp, yo estaba en 12 grado. Y recuerdo que era una aventura de esas que necesitaba gente para montar a caballo porque era de época, yo sabía montar a caballo. Y yo dije: ¡No, espérate, vamos ahí a montar a caballo de gratis, además nos dan una cajita y nos dan 10 pesos! y ahí empecé. Entonces estando ahí, veía a los actores trabajar y me empecé a interesar por la profesión.
Amaury Pérez. Porque antes no te habías interesado.
Jorge Perugorría. No, antes no me había interesado, ahí empecé a interesarme y dije: a mí me gustaría hacer eso. Sabía que era un camino muy largo, ¿no?, ese de empezar en la televisión de extra… y luchar una evaluación y enseguida descubrí que la mejor manera era estudiar o formarte en el teatro como actor si no tenías la posibilidad de estudiar. Y ese fue el otro camino que finalmente hice.
Me fui al teatro, después que descubrí este mundo en la televisión, nada, pasaron cosas tremendas. Una vez, en esa aventura, montando a caballo, me cayó un caballo arriba que por poco me revienta, me llevaron para el Hospital Naval, yo pensé que estaba reventado, el caballo me cayó encima. Yo andaba con una bandera y vinieron unos tipos y el caballo se paró en dos patas, una locura. De aquello siempre recuerdo a Molina, el actor, que Molina es un ser humano del carajo, aparte de ser un gran actor, me fue a buscar allá a Santiago de las Vegas, se ocupó de ir a ver al extra aquel que se había desbaratado con un caballo y me llevó él al médico con un carro del ICAIC, me atendieron allí, un amigo de él, un doctor. Y bueno, ese fue mi periplo por la televisión…, ahí descubrí la profesión que quería hacer.
Amaury Pérez. Sí, porque yo sé que tú después hiciste mucho teatro, pero la televisión la has dejado a un lado ¿por qué?
Jorge Perugorría. Porque tuve la suerte, primero, de vincularme al teatro profesionalmente, de empezar a trabajar mucho en teatro, para poder evaluarme como actor tuve que hacer mucho teatro, después tuve la suerte de trabajar con grandes directores.
De toda esa relación con el teatro me apasionó mucho, le dediqué mucho tiempo… y la televisión tuve experiencias interesantes, porque hice Shiralad, que es una serie…
Amaury Pérez. Sí, la recuerdo.
Jorge Perugorría. Que era una serie que se hizo, a pesar de que estábamos en período especial, ya en Shiralad estábamos nosotros con aquel sueño de hacer algo fantástico, pero lo fantástico era el esfuerzo que estábamos haciendo para hacer Shiralad, porque había gente que se desmayaba y todo con la escafandra aquhttp://www.one.cu/ella, los calores aquellos, con las espadas y, bueno, aquello fue tremendo. Pero fue un intento de hacer una buena televisión.
La televisión ha ido perdiendo calidad, o sea, hay recuerdos memorables de series que ha hecho la televisión que a mí me hubiera gustado estar ahí: “En Silencio ha tenido que ser”, “Julito el pescador”, y por ahí para allá muchísimas cosas más.
Pero después la televisión se fue desinflando un poco en medio de carencias, dificultades. Y realmente yo creo que la televisión lo primero que tiene que rescatar es el talento, que hay mucha gente con talento y con ganas de trabajar y posiblemente la televisión se está perdiendo ese talento, o sea, no es solamente un problema económico, es un problema también de vincular, de convocar el talento que hay, de la gente joven que quiere hacer cosas, aunque sea para la televisión, que es un medio siempre visto como un medio menor desde el punto de vista artístico, pero que en realidad no lo es.
Amaury Pérez. No, no lo es.
Jorge Perugorría. No lo es, y la realidad lo está demostrando ahora. En la televisión, ahora, en cualquier parte del mundo, están trabajando los grandes actores de cine, bueno, tenemos un ejemplo que conocemos que es Brasil, donde se hace una televisión de primer nivel donde los actores de cine trabajan en la televisión.
Yo me divorcié de la televisión también por la razón siguiente: empecé una carrera cinematográfica que ni yo me imaginaba y yo siempre he dicho, mientras pueda hacer películas, habrá tiempo para hacer televisión, habrá tiempo para hacer teatro y he priorizado el cine y no he parado.
Amaury Pérez. Yo quería hacerte una pregunta porque es una curiosidad que siempre he tenido. Cuando estabas haciendo la trilogía de Tenesse Williams, creo que en El Zoológico de cristal…, yo tenía un grupo grande de amigas que les decía: ¿para dónde van? Y me respondían: vamos al Teatro Nacional, (era en la Sala Covarrubias, donde ponían las obras), que está saliendo el Pichi desnudo. ¿Cuán difícil puede ser, fíjate que no te digo en el cine, sino en el teatro, hacer un desnudo total?
Jorge Perugorría. Es difícil, es difícil, lo que pasaba es que para nosotros era también formar parte de lo transgresor que era la propia puesta en escena, la obra, o sea, realmente nos llenaba… el valor lo sacábamos de ahí, era una manera de transgredir al espectador, de chocar ahí a la gente, ¿no?, y, salíamos desnudos, y al final nos desnudamos todos, incluso, salíamos todos los jovencitos de Té y simpatía con unos calzoncillos de encaje y unas botas de militares rusos, esas cosas de Carlos Díaz, esas imágenes, y recuerdo que el último día, digo: cuando se levante el telón, vamos a bajarnos los calzoncillos todos. Se levantó el telón, que era la última función y estábamos dando un poco de cuero, divirtiéndonos un poco también, ¿no? y cuando se levantó el telón estábamos todos de espalda encueros a la pelota. Bueno, Carlos dijo: tú no vas a trabajar, nos botó a todos, a la mayoría del grupo nos botó. Después nos recogió.
Amaury Pérez. Yo me imagino, sí, hombre claro, cómo no los va a recoger, además Carlos es una maravillosa persona.
Tú hiciste Fresa y Chocolate en el 93, pero me dijo Manolo Iglesias, nuestro editor, que habías hecho algo en cine antes con Tomás Piard.
Jorge Perugorría. Sí, hice con Tomás Piard, “Boceto”, que estaban ahí Popi, Roche, Héctor Eduardo, éramos un grupo grandísimo de actores. Era un medio metraje hecho para los estudios que tenía la televisión que hacía cine, quedaba frente al ICRT.
Amaury Pérez. Que quedaban ahí donde estaba la funeraria antes.
Jorge Perugorría. Bueno ahí que había un departamento que hacían cosas en cine y eso. Entonces ese mediometraje que yo siempre digo mi primera película del ICAIC fue Fresa y Chocolate, pero anteriormente había hecho este cortometraje.
Amaury Pérez. Eso no lo vi.
Jorge Perugorría. Muy interesante sobre todo porque Tomás Piar nos enseñó una cosa que después yo he vuelto a retomar con el tiempo, que es el trabajo del actor…, creer en el actor, darle la idea del personaje y ponerlo a improvisar delante de una cámara… o sea, crearle todo un medio y sacarle todo lo que el actor tiene dentro en relación al personaje y a ese mundo que el director le está creando, fue un trabajo interesante.
Amaury Pérez. ¿Tú lo conservas? ¿Sería posible ponerlo un día por televisión?
Jorge Perugorría. Sí, si lo conservo, pero por televisión no, ahí salimos todos encueros igual.
Amaury Pérez. ¡Ah!, sale todo el mundo… A lo mejor en un horario… Después de las 12 de la noche.
Jorge Perugorría. …Después de las 12 de la noche.
Amaury Pérez. Bueno, hay un tema obligado que es tu gran despegue internacional y nacional: Fresa y Chocolate, una película tan importante para tantos cubanos. Se ha hablado mucho de Fresa y Chocolate, ¿qué tú podrías agregar que no sepamos de Fresa y Chocolate? …Sabemos que tu papel iba a ser el papel que hizo Vladimir y viceversa. ¿Qué es para ti Fresa y Chocolate hoy, incluso cuando la ves?
Jorge Perogurría. Si algo podemos decir, hablar y conversar ahora en este momento para el público cubano, para el espectador cubano, es la impresión que yo tengo de lo que significó Fresa y Chocolate. Fresa y Chocolate, sobre todo fuera de Cuba es una película que aportó tanto a este país, pero no solamente que eso lo conocemos más, lo que aportó dentro de Cuba en el sentido de la tolerancia, del respeto a la diferencia, sino lo que representó fuera de Cuba, que eso yo también lo he vivido, o sea, cómo Fresa y Chocolate llegó en un momento determinado a oxigenar, a dar otra imagen de la Revolución, incluso, fuera de Cuba en todas partes, todo lo que se hablaba de Cuba… La prensa siempre es muy manipuladora, todo el mundo mediático es muy manipulador, y siempre las visiones de la isla son en blanco y negro y Fresa y Chocolate dio al mundo una visión llena de matices de lo que es la sociedad cubana, la complejidad de la sociedad cubana, la diversidad de la sociedad cubana. Y eso para mucha gente afuera, que nos veía ya por leer las noticias que salían de Cuba en todas partes del mundo, como personas prácticamente esquematizadas, robotizadas, se dieron cuenta de que no, que Cuba era un país lleno de…, como cualquier otro país, lleno de complejidades, de matices. Entonces yo creo que en ese sentido, en el momento, además, que sale la película, que sale a principios de los 90, que es una época también difícil para nuestro país, en ese sentido la contribución de Fresa y Chocolate a la nación cubana, ha sido realmente…, para mí me llena de orgullo.
Amaury Pérez. ¿Tú te diste cuenta en el momento que estabas rodando o te diste cuenta cuando Titón y Juan Carlos Tabío armaron la película al final?
Jorge Perugorría. No.
Amaury Pérez. ¿Tú estabas consciente de lo que estaba ocurriendo en el momento que estabas filmando?
Jorge Perugorría. No, no, para nada. Esto que te hablo es ya parte del resultado del trabajo.
Amaury Pérez. No ¿pero cuándo tú estabas filmando te estabas dando cuenta que estabas haciéndole un aporte…?
Jorge Perugorría. No, no, para nada, lo que pasa es que para mí era una cosa bien tremenda, estaba trabajando con Tomás Gutiérrez Alea, el gran maestro del cine cubano. Estaba también co-dirigido por Juan Carlos Tabío, que era otro de mis directores favoritos -que es-, ¡imagínate!, yo estaba en una burbuja y con un personaje maravillosamente escrito por Senel. O sea, yo no podía, yo estaba metido ahí, perdido ahí, viviendo en Lawton en aquella época. Lo que recuerdo en aquel momento del rodaje es que yo estaba criando un puerco en la casa y todos los días llegaba del rodaje, le preparaba la comida con el vecino de al lado y me ponía las manos llenas de churre. Llegaba a la filmación y la maquilladora me decía:¿oye, pero que es lo que tú estás haciendo, mira como tienes las uñas? y, como yo estaba haciendo el gay me tenía que limpiar todos los días las uñas, echarme brillito…, yo estaba en eso, yo no pensaba lo que iba a pasar con la película, yo estaba resolviendo mi vida.
Amaury Pérez. Engordando al puerco.
Jorge Perugorría. Engordando al puerco para el fin de año. Bueno con la conciencia de que estaba en un proyecto que era soñado para cualquier actor cubano, no sólo por las personas que me rodeaban, por la historia que estábamos haciendo, sino también porque ya yo sí tenía conciencia de que estábamos haciendo una película necesaria.
Amaury Pérez. Ahora, yo siempre he querido preguntarte esto: Tú vivías en Lawton en ese momento y estabas criando un puerco, de pronto la película se estrena y sale de repente una persona desconocida para el gran público cubano, haciendo un gay muy creíble. ¿Qué decía la gente en la calle?
Jorge Perugorría. ¡No, no, tremendo, tremendo, de todo, pasó de todo! Sí, cómo tú dices, fíjate que ese estreno en el Carlos Marx…, yo me acuerdo que Elsita y yo entramos al Carlos Marx y no nos dejaban entrar y cuando salimos no me dejaban salir, pero el público… La vida mía cambió en una noche en un cine, en una proyección. No, aquello fue tremendo. Y con este tema me pasaron cosas simpáticas. A ver, por ejemplo, una vez vino un gay, que yo siempre hago este cuento que es muy simpático y me dijo: ¡oye me has hecho llorar tanto en el cine que tuve que cambiarme el rímel tres veces! Cosas así.
Después estaba en Lawton y andaba yo, ¡imagínate! yo era de los que hacía la cola en el bar Sonia para coger dos cubos de cerveza para jugar dominó los domingos, que esa era la vida nuestra ahí, dominó con la gente del barrio, dos cubos de cervezas, esas que te daban un dolor de cabeza que el domingo tú decías, no bebo más esa cerveza, el martes decías, no bebo más esa cerveza y el miércoles y el jueves con el calor, ya el viernes tú estabas en la cola otra vez para coger los dos cubos de cerveza de nuevo. Y entonces los socios del barrio, ¡imagínate!, los negrones llegaban al cine y los comentarios eran: ¡el tipo ese tiene que ser maricón! y se querían fajar y todo y yo les dije: ¡caballeros, tranquilos, mantengan la calma, no hay que fajarse, dejen que la gente piense lo que piense eso no es problema! los tipos allá, ¡oye, que un tipo al lado dijo, Fulano, ¡oye, ese es amigo, es mi hermano! y se querían fajar y dar galletas y todo. ¡Oye, no, tranquilo! Esas cosas simpáticas de Cuba.
Amaury Pérez. Bueno, después de Fresa y Chocolate aparecieron en tu vida decenas de películas, decenas de filmes y yo decía, bueno, ¿cómo Pichi maneja el asunto del acento? porque tú has trabajado con directores mexicanos, brasileños, españoles, Bigas Luna, Manuel Gutiérrez Aragón, Ruy Guerra. Yo decía, ¿cómo se las arregla para colocar el acento? que a veces dicen el acento neutro que no parezca de aquí. Pero a veces como en Goya estás hablando con zetas, o sea, ¿cuánto trabajo te cuesta eso?
Jorge Perugorría. Eso es dificilísimo, para mí es terrible, es lo más difícil, lo más engorroso, porque como actor yo disfruto y esas son experiencias, son viajes que he tenido la suerte de dar en el cine. Y además, lo tremendo es que he estado trabajando, por ejemplo, es una cosa muy particular de mi carrera, ¿no? y todo es por Fresa y Chocolate, porque en todas esas cinematografías donde después yo llegué, primero llego la película… En Brasil me llamaban y yo decía: yo no hablo portugués, y me decían: no importa, terminé hablando portuñol, hice como tres películas en Brasil. Una escena en japonés, no, una locura. En Argentina también. El cine latinoamericano por ahí he estado en un viaje larguísimo, prácticamente en Colombia, en Latinoamérica casi toda en donde se hace cine.
Amaury Pérez. Sí, Littín, en Chile.
Jorge Perugorría. En Chile, bueno, en muchos países latinoamericanos, porque eso fue una cosa que yo prioricé porque eso lo aprendí aquí en Cuba con el Festival de Cine, amar y sentirme parte del cine latinoamericano. O sea, para mí el cine latinoamericano, es como…, es algo que es parte… con lo que nosotros estamos comprometidos.
Amaury Pérez. Sí, es la casa.
Jorge Perugorría. Exacto. Pero eso lo aprendí aquí porque yo era de los que falsificaba credenciales para ver cuatro películas, cinco películas en los Festivales y nos colábamos en los cines, era mi juventud, ese era mi momento…, nosotros esperábamos el Festival de Cine Latinoamericano, porque el cine es una ventana para ver, para conocer, el cine es maravilloso.
Y entonces después yo terminé yendo a todos esos países a trabajar y fueron experiencias, pero el tema más engorroso es el del idioma, lo de los acentos. Yo he sufrido… cuando Bigas Luna vino y me dijo, quiero que vengas y hagas de Goya, yo dije: Bigas… ¡Pero Bigas, me van a arrastrar los actores españoles por la Cibeles, esa es una cosa muy difícil, es como que tú traigas a un español a hacer de Lam, no sé!
Amaury Pérez. ¡Sí, claro, claro!
Jorge Perugorría. …Pero no puedo decirte que no, voy a hacerlo aunque haga el ridículo de mi vida. Voy para allá contigo y voy a hacer de Goya.
Amaury Pérez. Pero no hiciste el ridículo.
Jorge Perugorría. No, no, me metí de lleno en la vida de Goya y estuve dónde nació Goya…, me pegué un viaje… y además, fue una película tan interesante para mí, que con esa película, que es una historia muy loca, yo retomé la pintura que era algo que había dejado olvidado y que no hablamos, que comenzó en el Wajay.
Amaury Pérez. No, ahora vamos a hablar de la pintura.
Jorge Perugorría. En el Wajay había una Casa de Cultura y ahí yo empecé en pintura, y estuve como un año, que la dejé porque era tremendo barco y todo el mundo se ponía a dibujar y el profesor ponía una botella, un coco, no sé, naturaleza muerta y aquello a mí me aburría, a los dos días ya estaba aburrido ya…, naturaleza muerta, naturaleza muerta, y yo lo que estaba esperando era que me dieran un poco de colores y eso, porque he seguido igual, soy expresionista igual como en aquella en época, lo que en aquella época abandoné la pintura porque no entendía el arte, ahora lo entiendo un poco, o sea, lo veo desde otro lugar y es una expresión y soy yo y esa es mi obra.
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