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Buenos aires refrescan a la cultura villaclareña

Buenos aires refrescan a la cultura villaclareña

El Ballet Nacional de Cuba (BNC) realiza, cada año, una pequeña temporada en el vetusto teatro La Caridad, de Santa Clara.

Por Ricardo R. González

Foto: Carolina Vilches Monzón

Si algo distingue a la cultura villaclareña en los últimos tiempos es el incremento de las opciones artísticas dirigidas a un público heterogéneo, sin que ello redunde en la satisfacción total.

Y resulta que los sitios alejados de las cabeceras municipales aun sienten la necesidad de que el arte recorra caminos y guardarrayas, y llegue hasta recónditos lugares.

Sin embargo, ya existe el potencial humano para desplegar acciones culturales en diferentes comunidades, y prueba de ello se consolida en la Brigada José Martí, con más de mil jóvenes graduados, que están en escuelas, casas de cultura y en otros frentes, a fin de que las manifestaciones artísticas se diseminen por los sitios donde laboran.

El rostro del arte villaclareño exhibe, además, un potente movimiento de reanimación constructiva que parten de locales otrora destinados a otros fines, y que se suman al fortalecimiento de las diversas manifestaciones, sin descartar que en múltiples ocasiones, una danza, una representación teatral, las presentaciones de solistas y agrupaciones musicales, o una muestra de artes pláticas abandonan los escenarios habituales y asaltan las calles u otros espacios que sienten el peso de la cultura.

Con el proyecto de remodelaciones estructurales han recibido las bondades el teatro La Caridad, todo un símbolo en la ciudad de Santa Clara, así como el cine Camilo Cienfuegos (antiguo Clorys), el Museo de Artes Decorativas, la sede de la Banda Provincial de Conciertos, el impulso recibido por el Centro de Desarrollo de la Danza y el Teatro, la ampliación de la sede perteneciente a la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y el complejo El Mejunje que suma otra galería y la sala teatral Margarita Casallas, dotada de mejor equipamiento.

También urbes distantes de la capital territorial han visto el renacer cultural. Sagua la Grande, por ejemplo, abrió una Academia elemental de música a tenor de la tradición existente en ese municipio, en tanto su homóloga la Octava Villa (Remedios) remozó gran parte de su patrimonio institucional, y en cada lugar se ha tenido en cuenta el nivel cualitativo de dichos centros y lo que le aportan al pueblo para proceder a las inversiones.

Y como una especie de reestructuración saludable, las tradicionales parrandas como símbolos de determinados municipios, las fiestas carnavalescas, y las celebraciones locales retoman las fechas acostumbradas a fin de acentuar esos distintivos indiscutibles que porta la cultura villaclareña.    

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