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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Después de la lluvia

Después de la lluvia

Lázaro López López, administrador de la UBPC Grito de Yara, manifiesta satisfacción por los resultados, mientras el colectivo se traza nuevos planes. 

Este reportaje constituye la segunda parte del publicado hace unos días, bajo el título Llueve en Lutgardita. Quemado de Güines convierte sueños en realidades.

Por Ricardo R. González

Foto: Ramón Barreras Valdés

El Guajirigallo canta. Anda feliz, y como símbolo de la localidad se pavonea por cada punto de la demarcación quemadense, tierra destacada en las celebraciones provinciales por el 26 de Julio. Cuentan que despierta con más bríos, y llega hasta Lutgardita para incentivar la vida.

Allí juguetea con el rocío aunque nadie lo ve, y, movido por la curiosidad, pasea por la UBPC Grito de Yara desde que un extraño bicharraco metálico aterrizó en la zona.

Ni algo extraterrestre ni tampoco nave espacial. Una máquina de riego en pivot que llegó a fines del pasado año para propiciar aguaceros favorables a la salud de las plantas, apoyados en eficiencia y ahorro total.

«Vuelvan a partir de mayo, y verán resultados», dijo Lázaro López López, el administrador de la entidad, cuando visitamos el sitio durante los primeros meses de 2010. Ahora retornamos, con la diferencia que en la segunda travesía no nos recibía el aire frío desprendido de las masas polares. Todo lo contrario, un intenso calor, y surcos abarrotados de esa mezcla fangosa que trata de sepultar los zapatos.

El escenario creado por la divina Naturaleza para que Conrado Cárdenas Rivero, jefe de la finca donde se encuentra la máquina, manifieste su alegrón ante los saldos experimentados por la cosecha de frijoles.

Este hombre le sabe casi todos los secretos a la tierra. Las arrugas del rostro demuestran su curtido por ese día a día, iniciado en 1972, cuando comenzó las buenas andanzas por los surcos, y su regocijo es evidente al evocar la recogida de más de 100 sacos diarios del grano sin escatimar horas ni mirar al reloj.

«Por primera vez en la historia se entregaron 469 q. al MINCIN del municipio destinados a la venta poblacional. No digo con esto que hay frijoles de sobra en Quemado de Güines, pero algo es mejor que nada, mientras otra parte fue a parar a la Empresa de Semillas a fin de tener garantía futura.»

Y la cosecha propició 200 mil pesos de ganancia, una especie de respiro que alivia la situación económica, principal problemática que arrastra la UBPC.

Los rendimientos del frijol negro resultaron satisfactorios, sobre todo la variedad denominada Cueto, con aportes de 444 q. por caballería, no así el colorado cuyos saldos quedaron distantes de lo esperado.

Mas lo cierto es que la máquina de riego en pivot pidió pista en Lutgardita a fin de revolucionar la agricultura. La «Grito de Yara» constituye el primer establecimiento de esa porción villaclareña en recibir dichas bondades tecnológicas que irriga el agua de manera uniforme, con la cantidad precisa en cada momento, y según el tipo de cultivo, en tanto la mayor eficiencia, la reducción de la evaporación y una menor dispersión a causa del viento bailan en esa danza que se pinta del verde propiciado por la campiña.

POR QUÉS Y POR CUÁNTOS

Sin dudas la tecnología es importante, pero de nada vale si las acciones humanas y su pensamiento racional están ajenos. Bien lo sabe Lázaro López quien junto a los más de 200 afiliados a la UBPC sufrió los embates de aquellas sequías que arruinaban las cosechas.

«Trabajamos —enfatiza— bajo los principios de la diversificación agrícola. Regados por pivot estaban los frijoles, pero teníamos malanga y boniatos, vendidos ya sin picarse ninguno. En el área donde recogimos los frijoles sembramos maíz, y otra parte de boniato.»

Quizás Lázaro y su junta, comandada por el experimentado Fernando Acebo, se nutran por el precepto de que la mente impone ejercicios a cada minuto, y por ello no se limitan al cultivo de una sola especie siempre que las condiciones lo permitan.

«En el caso del boniato plantamos diferentes variedades traídas desde Cascajal, Yabú, y de otros lugares porque es valioso observar los diferentes comportamientos encaminados a la mejor selección, y ya contamos con nueve hectáreas más de boniato a partir de aquellas que reportaron calidad superior.»

Y como ágiles labradores apoyan la teoría que justifica la siembra donde quiera que exista agua. Por eso el panorama de la UBPC se tiñe de robustas plantaciones de plátanos, y también de yuca, fruta bomba, berenjena (para divisa), o el desarrollo de la ganadería porcina, avícola, ovina y caprina.

Cuando parece que todo acaba vislumbra una finca de frutales que envuelve al mango y el aguacate; sin embargo, intercalan limón, anón, y piensan hasta incluir el coco apoyados en otros sistemas de riego que se nutren de una conductora.

Al lado de la pizarra que guía el pivot hay un pequeño canterito que trae sus dividendos. Una iniciativa de Jorge Félix Jiménez González y María Teresa Milián López, responsabilizados con la pizarra destinada al funcionamiento de la nave metálica, para el cultivo de ají cachucha y otras especies llevadas al comedor de la unidad como excelentes sazonadores.

«La máxima del hombre que trabaja la tierra es producir alimentos, y nuestros 24 centros de costos (colectivos laborales) están diferenciados en sus renglones, al igual que las vaquerías y los habilitados para la crianza y cuidado de animales, así como el huerto y el vivero que garantizará los frutos necesarios en los años venideros», enfatiza Lázaro.

Una pasada edición trajo el reportaje: Llueve en Lutgardita. Entonces, todo quedaba en el plano de las buenas ideas, mientras el tema «resultados» estaba por ver y rodeado de incógnitas, mas los aguaceros atribuidos a la máquina de riego en pivot  junto a la sabiduría del hombre brindaron un diluvio bienvenido con marcado aprovechamiento.

La historia lo demuestra, y aunque siempre después de la lluvia escampa sobre Quemado de Güines y su Lutgardita prosiguen tormentas de ideas que regeneran la campiña. Algo impredecible y fuera de pronósticos para José Lamadrid, Aldo Moya y el resto de nuestros excelentes meteorólogos. Sin dudas, El Guajirigallo anda y desanda, y revolotea feliz.

 

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