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Las saludables aguas cubanas de Amaro

Las saludables aguas cubanas de Amaro

Santo Domingo acoge en su patrimonio a los manantiales más famosos en la historia local con referencia, incluso, en el extranjero. Aguas puras que ratifican lo que va más allá de la simple leyenda porque…

Amaro es siempre Amaro

 

Por Ricardo R. González

Foto: Ramón Barreras Valdés

 

El poblado muestra sus aristas campestres. No existen muchas transformaciones, pero ni es remotamente igual al Amaro de los primeros apuntes que refieren su existencia, allá por 1885, cuando aluden a un balneario en la localidad.

 

Eso sí, parece que la Naturaleza lo ha bendecido al depositar allí manantiales de agua pura con reconocidos avales. Ya la antaña fábrica ha sido modernizada, y los caudales de inicio —centenarios en su explotación— recesaron a fin de cumplir disposiciones sanitarias.

 

Sin embargo, nuevos pozos, situados a 1,7 km de la procesadora y en un área virgen, garantizan el flujo continuo del líquido transparente que avalan lo expresado por personalidades como Joaquín Albarrán quien consideró el sitio «una gloria nacional», en tanto otro célebre de la época, el doctor Gustavo Pittaluga determinó que son sus aguas «las mejores por su constitución química, no solo en Cuba, sino también en Europa.»

 

AL SON…SON

 

Las dependencias del complejo Alberto Jaureguí asumieron una remodelación capital. De Italia llegó la tecnología que se ha acoplado a otras modalidades de las existentes con anterioridad. La estera de la línea productiva exhibe actividad. En un solo minuto, 68 envases de 500 mililitros reciben su contenido.

 

Carlos Alberto Mirabal Hernández, técnico de la entidad, aclara que el establecimiento produce agua mineral natural en tres tipos de depósitos: en botellitas de 500 ml, galones de 4 litros y en botellones que albergan 19 litros, además de refresco de sirope a granel, este último destinado al mercado nacional.

«Las normativas cubanas —sustenta— prohíben que instalaciones de este tipo alternen renglones diversos. Por ello, nuestro centro envasa el agua, y Santa Clara se encarga de lo concerniente al refresco que sale bajo nuestras credenciales.»

 

Solo Ciego Montero y Amaro cuentan en el país con aguas minerales naturales certificadas, lo que se demuestra a simple vista con la transparencia del producto, sin obviar las pruebas de rigor necesarias en todo momento, ya que un lote no puede comercializarse sin su correspondiente evaluación sanitaria.

 

Por su parte, la Empresa Geominera determinó que no existen amenazas de extinción del yacimiento dotado de todas las medidas de seguridad para preservar la salud humana.

El llenado de los envases y su girar por la línea de producción provoca un sonido peculiar. Envases que marchan en una gran fila con vistas a llenar de 14 mil a 16 mil cajas mensuales, y entre 2 mil a 4 mil botellones en idéntico período.

 

El mercado en divisas —donde Amaro puede ganar más en presencia— deriva el objeto principal. No obstante, algunos hospitales habaneros y otras instituciones cuentan con el surtido villaclareño que ya llega a Cayo Largo del Sur donde arribó el primer contenedor.

 

Otros polos turísticos, como el situado en Camagüey y el de la cayería del noreste, son clientes del producto que brota de una fuente con 82 m de profundidad y asegura mejor calidad comparada con los yacimientos anteriores.

 

Si algo no ha detenido a Amaro es la laboriosidad de sus 58 trabajadores; de ellos, 17 mujeres. Ellos enfrentan las penurias por el déficit de piezas o los tropezones que provocan las viejas tecnologías adaptadas a tiempos nuevos.

Gracias al movimiento de innovadores y racionalizadores se encuentran alternativas en aquellas maquinas americanas o de otras procedencias que no escapan del indetenible desgaste. Equipos de 1917 o de subsiguientes incorporaciones tratan de bailar al compás utilitario hasta que resulte imposible proseguir en la danza de las operaciones.

 

Imagine una línea habilitada para el llenado de aquellas botellas de cristal recordadas solo por las generaciones precedentes… De pronto, imperó el cambio tecnológico y de la noche a la mañana tuvo que asumir idéntico procedimiento pero en vasijas plásticas.

 

Es curioso apreciar la magia de estos frascos. Una especie de pistones azules desborda el depósito derecho de la sopladora o máquina destinada a procesar envases. Una vez pasados por el horno sale el recipiente en fracciones de segundos.

 

Este maquina de procedencia china lleva cuatro años en explotación, mientras la utilizada en la elaboración de envases de 4 y de 19 litros resulta la única existente en el país dentro de las empresas pertenecientes al MINAL. Así responde a requerimientos internos y a los de otras homólogas del archipiélago.

 

Mientras tanto, en este rincón del municipio de Santo Domingo prosigue el desfile de envases sobre la estera. Una y otra vez se repite la escena.

Las botellitas azules siguen la danza bajo ese son peculiar. El necesario para demostrar que Amaro sigue siendo Amaro.

 

 

MEMORÁNDUM

 

— La denominación Amaro se mantiene todavía como incógnita. Según versiones corresponde a un regidor español radicado en la villa de Sancti Spíritus llamado Amaro Gómez. Ese nombre constituye una variante portuguesa de Mauro, y posee varios significados. Entre ellos «famoso por su riqueza», a la vez que fue un santo venerado en la región hispana de Burgos. 

 

— A través del tiempo las aguas del sitio han sido consideradas  puras y bacteriológicamente libres de contaminación. Sus componentes químicos avalan la potabilidad, así como las ventajas para afecciones digestivas. — Los nuevos yacimientos están ubicados a casi 2 km de la fábrica, y poseen 82 m de profundidad y 42 m de arcilla cálcica desde la superficie hacia abajo se garantiza mayor seguridad comparado con los pozos anteriores.

 

— En el mundo turístico el 70 % de las aguas que se consumen son naturales. Las de la localidad dominicana disponen de las proporciones necesarias en cloruros, bicarbonatos, calcio, hierro, magnesio y sulfatos, por citar algunos de los componentes.

 

— Entre los distintivos que suma nuestro producto figuran la presea dorada de La Habana, en 1911. Un año más tarde la obtuvo en los predios camagüeyanos, y ganó, en 1917, la Medalla de Oro y el Gran Premio en Milano, Italia.

 

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