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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Mi Comentario: Felicidades Granma, felicidades Tunas, abrazos Cuba

Por Ricardo R. González

No caben dudas que la pelota sigue siendo el deporte nacional, pero el frenesí causado por la serie de play off que acaba de concluir a mi modo de ver no tiene precedentes.

Sobran las razones para ello porque fueron juegos que demostraron todo lo que puede alcanzarse cuando hay deseos de entrega, siempre que el eslabón del entusiasmo prenda en cada uno de los equipos, y sobre todo cuando se lucha por la victoria aunque las supuestas posibilidades de ganar estuvieran remotas.

Reconozco la valía de Granma, un equipo que tuvo su corona el pasado año y la acaban de retener; sin dudas han sabido alimentar el tesón de los vencedores, pero admiro, sobremanera, a esos Leñadores tuneros que casi nadie, ni los más especializados, pensaron en que pudieran llegar a la final, y para ellos fue mi voto en este último segmento.

Ahí están, impusieron sus credenciales y escribieron una página histórica en el béisbol nacional.

Nadie los mimó ni tampoco lo consintieron y ahí están. Tuneros que se alzaron para alegrar el corazón de su pueblo y de muchos que siguieron su trayectoria a base de talento, disciplina, aprendizaje ante errores y con una voluntad de triunfadores en el medio del pecho.

Otro elemento distintivo es que cada equipo supo acoger a los necesarios refuerzos. Después de una serie agotadora, del cansancio de los viajes, de problemas personales resulta muy triste marchar hacia otra provincia para sentirse «extranjero».

Por suerte no ocurrió y algunos hablan ya de esos territorios como el segundo terruño que les avala su vocación y los acogió en el alma.

¿Nombres? Siempre soy cauteloso a la hora de darlos, mas de una y otra novena finalista habrá que señalar a un Danel Castro convertido en  leyenda y que merece todo tipo de atención. No para «inflarlo», si no en correspondencia con sus méritos.

Pero no se puede dejar atrás a Alfredo Despaigne Yosvani Alarcón, Yunior Paumier, al robabase Larduet, a José Ángel García, Andrés Quiala, Guillermo Avilés, Carlos Benítez, Yulexis La Rosa, Leonardo Martínez, a nuestro oportuno Alaín Sánchez, Raúl González, Yariel Rodríguez o Yordan Manduley, entre otros tantos valiosos.

La vida ha demostrado lo útil de los refuerzos que también muchos han hecho crecer a los equipos, y párrafo aparte para Carlos Martí y Pablo Civil, ejemplos de modestia, de excelentes guías, de seres ecuánimes aunque en ocasiones quisieran haber explotado ante decisiones injustas que influyeron en los veredictos finales de los juegos.

Tanto Civil como Martí deben ser los modelos para quienes se alejan de los patrones de un líder, y sobre todo para aquellos que, deseosos, jamás han podido disfrutar del sabor de un campeonato aunque cambien de fronteras.

Un reconocimiento muy especial a ese público disciplinado que desafió lluvias y mal tiempo para apoyar a sus equipos. Incluso a los de otras provincias que decidieron abrazarse a uno u otro de los finalistas y se trasladaron a los escenarios de los juegos.

Como dijo una televidente ¿qué nos haremos después del domingo cuando concluya el campeonato? Y sí, se va a extrañar y mucho.

No digo que fue una serie perfecta. Hubo errores costosísimos, bates que no llegaron en el momento oportuno, pitcheo débil en no pocas entradas, robos de bases injustificables y mucho más, pero los errores son de humanos y lo que deben convertirse en una pizarra de conocimientos para evitar nuevos fracasos.

Aun así, gracias a todos por demostrarnos que ante imposibles se puede alcanzar lo posible, por llevar y defender las garras del deportista con el guante, el bate y el corazón en la mano, Por eso es perdonable que en múltiples oportunidades las cámaras de televisión captaran a un jugador con una palabras que empieza con c…. pero ante la emoción o también la ira cualquier detalle es permisible.

Momentáneamente se apagan las luces de los estadios, pero antes de que se oculte la última que vibre el aplauso cerrado para CUBA porque Las Tunas y Granma, o Granma y Las Tunas nos han dado una clase magistral de ética, de dignidad y de talento inmejorables.

¡Felicidades campeones!

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