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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Mi Comentario: Ante amenazas ciclónicas, precaver es mejor que lamentar

                                                                       El ojo de Irma visto por la NASA.

Por Ricardo R. González

Pronósticos son pronósticos, y aunque todavía no puede asegurarse, categóricamente, si Irma afectará a Cuba o se alejará del archipiélago, lo cierto es que ya este martes alcanzaba categoría 5 como máxima establecida por la escala Saffir-Simpson.

Para muchos está considerado uno de los huracanes más potentes en la región, por lo que la población debe seguir muy atenta las informaciones especializadas a partir de fuentes confiables.

Ante estos fenómenos meteorológicos, considerados los más devastadores, impera el cumplimiento de determinadas medidas para evitar consecuencias mayores, y una de ellas recae sobre la colocación de los productos tóxicos o inflamables en sitios seguros a fin de evitar escapes y derrames.

Tampoco pueden descuidarse los suministros necesarios como el agua potable y alimentos que no corran el riesgo de descomponerse ante la posible falta de fluido eléctrico.

Para aquellas personas sometidas a un régimen facultativo deberán tener al alcance los medicamentos establecidos, sin descartar la protección de ventanas y puertas, así como mantener tragantes y alcantarillas despojadas de elementos que pudieran interferir el paso del agua.

Habrá que tomar precauciones con las antenas y tanques elevados. Tampoco pensar que somos superman para ofrecer derroche de valentía y ponernos a cruzar o a bañarse en ríos crecidos debido a que la intensidad de la corriente siempre será mayor y dará al traste con los supuestos héroes.

Durante el paso de un huracán impera mantener la calma y ubicarse en zonas de seguridad. Ventanas y puertas de cristal constituyen peligros potenciales que llaman a alejarse de sus proximidades, a la vez que se recomienda el cierre de las interiores y a reforzar las ubicadas en exteriores.

Si algo tiene extremo valor en el caso de Cuba es la existencia del Estado Mayor Nacional de la Defensa Civil destinado a la protección poblacional, en primera instancia, así como de los recursos de la economía.

Que nadie descuide las orientaciones de las diferentes fases informativas, de alerta ciclónica, alarma, y de recuperación bajo la visión de los expertos.

En tiempos de predominio de indisciplinas sociales sustentadas por la proliferación de microvertederos en cualquier espacio será inadmisible la existencia de estos, como tampoco las demoras e inestabilidades en la recogida de escombros y desechos sólidos.

Ojo con la tala indiscriminada de árboles. Hacerlo atenta contra disposiciones legales existentes en el país para la preservación de nuestro Patrimonio, por lo que solo se aplicará ante aquellos que constituyan peligro inminente a la estabilidad de viviendas, redes eléctricas, de comunicaciones, u otras instalaciones.

La mirada previsora de las administraciones no podrá descuidar la retirada de lumínicos, paneles solares, anuncios y luminarias para evitar que las rachas de vientos actúen como proyectiles disparados hacia cualquier dirección.

Todo en su debido momento, pero sin dormirse sobre laureles. A ello se suma la vigilancia hidrometeorológica, bastante deprimida en la actualidad, y de aquellos grupos electrógenos de primordial importancia.

No puede fallar la revisión de las instituciones escolares con alumnos becados y establecer, si fuere necesario, el regreso a los hogares de manera organizada, sin descartar la vigilancia del estado constructivo y sanitario de albergues y centros de elaboración de alimentos.

Y por sobre todo evitar pérdidas de cosechas que pudieron recuperarse a tiempo y la protección de granjas avícolas junto a otras entidades que dispongan de sus planes ante dichas emergencias.

Ojalá Irma constituya solo un ejercicio de preparación sin mayores consecuencias. La temporada ciclónica, a concluir el 30 de noviembre, reserva aun sus meses más peligrosos, por lo que estar atentos a los informes de la Defensa Civil, del Instituto de Meteorología, y de los Consejos de Defensa a través de los diferentes medios llama a desterrar superficialidades u oídos sordos a fin de reducir catástrofes y aferrarnos al inequívoco precepto de que precaver es mejor que lamentar.

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