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Disminuyen amputaciones del pie diabético en Villa Clara

Disminuyen amputaciones del pie diabético en Villa Clara Doctor Eduardo Álvarez Seijas, especialista de II grado en Endocrinología,

Por Ricardo R. González
Foto: Ramón Barreras Valdés

El empleo del HEBERPROP-P en pacientes con úlceras en el llamado pie diabético ha posibilitado una disminución considerable de las amputaciones de los miembros inferiores en portadores de la enfermedad.

Ello se constata en Villa Clara, una de las primeras provincias en aplicar este fármaco, fruto genuino del desarrollo tecnológico cubano, a tenor de que el 4,5 % de su población padece de diabetes mellitus (DM).

Desde el propio 2007, y hasta finales del pasado año, ha beneficiado a mil 154 enfermos, solo en el hospital universitario Arnaldo Milián Castro, cuya cifra se incrementa de manera progresiva.

La tasa de amputación está por debajo del 0,1 % lo que explica la efectividad del fármaco, mientras extiende su uso, y ya está disponible en casi la totalidad de los policlínicos villaclareños.

Según declaraciones a este reportero del doctor Eduardo Álvarez Seijas, especialista de II grado en Endocrinología, y de primer grado en Medicina General Integral, el rostro del padecimiento a nivel mundial tiene a mostrar su cara fea, si se tiene en cuenta que desde 2009 el universo fue declarado en alerta.

«La DM ya afecta a todos los países y continentes, y el pasado año cerró con 382 millones de implicados en el Orbe, lo que resulta en extremo preocupante al duplicarse la población de enfermos durante el último decenio».

Si miramos a Cuba tampoco escapa de similar comportamiento, pues en 2001 existía un 2,5 % de prevalencia de diabéticos. Al término de 2012 la cifra ascendía a 5,0 %, y llegó a 5,7 % cuando el pasado año nos dijo adiós.

Para Álvarez Seijas aun hay muchas personas que viven sin conocer que lo son, por lo que las estadísticas pudieran duplicarse, e incluso triplicarse.

Y entre las causas no escapan estilos de vida inadecuados que se apoyan en el consumo de alimentos chatarras reforzados en la totalidad de los refrescos gaseados, dulces, y alimentos contentivos de harina que, además de ser ricos en carbohidratos y en azúcares, poseen grasas dañinas.

Tampoco resultan descartables los discretos grupos poblacionales incorporados a la práctica de ejercicios físicos sistemáticos. Ello condiciona la obesidad y el sedentarismo, además de otros trastornos como la hipertensión arterial, las irregularidades en los lípidos, tanto de colesterol como de triglicéridos elevados, o en el ácido úrico que provocan una amalgama favorable para un síndrome metabólico.

Quien labora en el Centro de Atención y Educación al paciente diabético de La Habana, recalca que la población cubana está necesitada de conocimientos acerca de la enfermedad.

«El diabético —enfatiza— debe cumplir el seguimiento en su consultorio cada tres meses, ya sea mediante la consulta o en el terreno. Que lo examinen bien, que revisen sus pies, que le tomen la tensión arterial, que le indiquen una glucemia en ayunas y otra a las dos horas.

«Habrá que valorar el estado del colesterol, y una vez al año deberá visitar al oftalmólogo a fin de proceder a un fondo de ojo».

Aunque el Programa de diabetes y embarazo existente en la mayor de Las Antillas ha propiciado la ausencia de mortalidad en gestantes y de malformaciones congénitas en este grupo, Álvarez Seijas insiste en la trascendencia de que las mujeres tengan actualizada su prueba citológica, y en el caso de las gestantes impera la asistencia a las consultas de riesgo preconcepcional a fin de evitar complicaciones tanto a la madre como a la futura criatura, al tiempo que no es descartable el chequeo de la albúmina, una vez al año, con la finalidad de constatar el funcionamiento renal, sin descuidar la visita al dentista de forma periódica encaminada a la saludable higiene bucal.

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