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El Martí que lleva dentro

El Martí que lleva dentro

Ordenel Heredia Rojas, profundo martiano, con 49 años de magisterio en las aulas universitarias, continuados con su labor en la Sede de Santa Clara desde 2006, y hasta ayer presidente de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia.

Por Ricardo R. González

Foto: Carlos Rodríguez Torres

Aun recuerdo al doctor Ordenel Heredia Rojas por las aulas de la Universidad Central Marta Abreu de Las Villas. Fue en uno de sus 49 años de ejercicio docente cuando yo era un simple discípulo y él, sin apartarse de su habitual parsimonia, ya contaba con un aval respetable para adentrarnos en el universo martiano.

Confieso que no me enseñó a descubrirlo, pero sí a encontrarle, irremediablemente, esa grandeza revitalizadora por la que se nos hace inmenso y vigente, mas me sorprendió una nota en la que informaba que nuestro profesor dejaba, en buenas manos de relevo, los destinos de la Filial de la Sociedad Cultural José Martí en la provincia.

Contactamos, y solo puso una condición: Que no resultara una entrevista unipersonal, pues la vida tiene innumerables matices para acercar al Apóstol y dialogar sobre ellos.

Como hombre dialéctico Ordenel piensa que los cargos directivos no pueden mantener a una figura vitalicia ni mucho menos obstaculizar el paso de quienes se imponen, además de lo que él llama una «avanzada juventud» que, en su caso, lo lleva a optar por determinadas decisiones.

«La edad constituye un indicativo, y se puede ser útil de otras maneras. Es solo la despedida de una responsabilidad que me acompaña desde hace 16 años, aunque seguiré entre los más de 400 afiliados existentes en Villa Clara».

Habla con amor de esta agrupación —abierta a quienes deseen ingresar— pero que implica actividades colaterales que recargan la vida al realizar diversos eventos al año con disimiles perfiles, e impartir entre cinco y seis ediciones de cursos anuales de postgrado por las que ya han pasado unas mil 500 personas.

                                               —II—

 Imposible estar frente a Ordenel Heredia sin acercarnos al prisma martiano, y a ese encanto de encontrar nuevos matices cada vez que recorremos sus páginas porque aparece algún detalle que no percatamos en la lectura anterior.

« Ahí radica la riqueza de su obra. Nadie logra captar su cosmovisión en una primera lectura. Eso se adquiere a través de los años, con la práctica sistemática, y un marcado apasionamiento, sin perder el ojo crítico».

Para el profesor Martí no envejece. Tampoco lo considera un supergenio, mas sí un hombre de su tiempo que supo nutrirse de la historia, y formar su presente y los tiempos futuros. Todo lo que pudo hacer fue gracias al manejo de una visión integradora de lo que le antecedió con un criterio reelaborado.

«Por ello la bioética realiza múltiples investigaciones de la obra dada su propia universalidad para abordar la totalidad de los temas con larga pupila».

De aquí el encanto de cada una de sus crónicas. Esas que nos convierten en espectadores o en una especie de testigos presenciales. Nos desgarran, recrean, advierten, educan… gracias a la autoría de una persona con extraordinaria capacidad intelectual.

«En cada segmento aparece el pensamiento ilustrado de Luz y Caballero, de Varela, de Saco, sobre la base del impresionante dominio de una cultura universal. Un hombre incomprendido dada su posición política radical, pero el mensaje fue de tanta fuerza que, me atrevería a decir, que tuvo más seguidores que detractores».

A lo largo de los años Ordenel Heredia admira diversas cualidades martianas; sin embargo, resalta entre todas la sinceridad, esa que pudo haberle acarreado disímiles problemas e innumerables disgustos, pero que no abandonó ni aun en momentos cruciales.

                                              —III—

 En tiempos difíciles los distintivos del más universal de los cubanos se hacen imprescindibles. Un ferviente convencido de la necesidad de cambios. Un artista exquisito y combatiente definido. Un hombre en extremo sensible, pero portador de una gran objetividad y raíz histórica que lo hacen único.

«Siempre me deleito con ese pasaje que advierte lo sugerente de no sentarse con los frailes que impedían el viaje de Colón porque, por encima de todo, prefería montarse en las carabelas.

«La idea está clara. Nos dice que el hombre no puede aferrarse a convencionalismos, que tiene que lanzarse a la aventura aunque corra el mayor de los riesgos… Las naves del Almirante representan el cambio que iba a dar el mundo al descubrirse esa parte del globo terráqueo».

— Y cuáles son esas doctrinas que usted ha incorporado para configurar al Martí que lleva dentro?

— El comportamiento y la ética. Yo no pienso ni remotamente que en lo personal alcance la dimensión martiana, pero sí soy consecuente con los principios. Esos que enseñan a no tener dobleces, a desterrar hipocresías… y uno trata de comportarse de esa manera.

Quizás por todo ello disfruta el privilegio de ser maestro, de ejercerlo dentro del aula, en una conferencia, entre el ir y venir de la gente, o en apenas un segundo transcurrido porque lo ha apoyado con el privilegio de la vocación.

«Estás ayudando a conformar personalidades, conductas, y siempre se deja algo en cada estudiante. No solo conocimientos, también imagen, patrones de entrega. Uno rejuvenece con jóvenes y mentes que aun están en procesos de maduración».

Lo suficiente para afirmar que no hay despedidas radicales ni retiros definitivos. Simplemente un alto en el camino de Ordenel Heredia a fin de proseguir la cabalgata con la pluma firme y el alma abierta a la vida. 

También puede ver este material en:

http://ricardosoy.wordpress.com

https://twitter.com/cibergonza

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