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Emiliano Salvador (Cuba)

Emiliano Salvador (Cuba)

Por Ricardo R. González (*)

Un 22 de octubre de 1992 su piano dejó de tocar. Se nos fue tan fugaz, pero inmerso en un mundo creativo al que le inyectó sus apenas 41 años de existencia. Emiliano Salvador, el pianista de pianista, y el compositor de música afrocubana y de jazz latino nos dijo adiós.

Hace ya 20 años; sin embargo, el homenaje a su pueblo natal, Puerto Padre, nos parece como acabado de plasmar en la partitura en busca del siempre estreno, e inconforme al fin luego de concluir estudios de percusión y piano en la Escuela Nacional de Arte fue en busca de Federico Smith, Leo Brower, y Juan Elósegui para completar sus estudios.

Siempre se recordará su paso por aquel Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, o como pianista y arreglista de la agrupación que acompañaba a otro de los grandes: Pablo Milanés.

El talento de Emiliano lo llevó a trabajar con Silvio Rodríguez, Chico Buarque, y con el cuarteto brasileño MPB4, hasta que fundó su propio colectivo para vestirse con un estilo muy personal que bebe las raíces afrocubanas, las corrientes del jazz, y la polígama de la música del Brasil.

Un incansable labrador de la música que suma el mérito de innovar en función de la armonía para convertirse en uno de los primeros pianistas en lograrlo apoyado en el llamado movimiento free jazz con admiraciones hacia Thelonious Monk , Cecil Taylor, y Bela Bártok, mientras que admiraba a Peruchín Jústiz, Frank Emilio, y a Dámaso Pérez Prado, considerado por él como el Thelonious Monk de la improvisación cubana.

Para los expertos pues piezas Angélica, Poly, Mi contradanza, y Una mañana de domingo sientan cátedra dentro de los aportes al jazz cubano.   

Y a su catálogo se suman inspiraciones como Aquellas gaviotas, Zapateo para una dama bella, Danza para cuatro, El montuno, Jazz Plaza, y Preludio y visión, entre muchas otras.

El evento más importante de la discografía cubana le confirió el Premio, en la categoría de música de archivo, por su Pianísimo, ese inseparable acompañante que, al parecer, la traía desde su cuna en Las Tunas cuando vino al mundo el 19 de agosto de 1951.

Es posible que Emiliano se haya marchado físicamente, sí, se nos fue, mas el preludio de la próxima melodía está por venir desde un piano inquieto que ilumina el cielo de los grandes.

(*) Nota de Editor: Los trabajos publicados en temas (Artistas) han sido elaborados por este autor, a partir de informaciones de base, sin que consignen la totalidad de detalles, hechos, y personalidades que influyeron en el desarrollo artístico.

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