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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Sergio Vitier (Parte II)

«Con 2 que se quieran» Sergio Vitier (Parte II)

Amaury. Sí, Leo es un hombre sabio.

Sergio. Leo tiene un sentido cosmogónico de la vida y eso te lo trasmite. Y no solamente un músico, extraordinario como es, el más importante sin dudas de su generación. Aparte de todo lo que sabemos, de la clase de gran intérprete y transformador de la literatura para guitarra en la historia del siglo XX.

Amaury. Y Leo también te introduce en la composición para cine.

Sergio. Claro.

Amaury. Sí, Leo y Smith…

Sergio. Y el trabajo de la orquesta, que yo lo conocía algo, pero, imagínate, la orquesta, que es mi instrumento. Mi instrumento es la orquesta, yo toco la guitarra, pero mi instrumento es la orquesta. Yo pienso en orquesta. Y escribo para orquesta. Muchas obras, las obras más importantes que he hecho en mi vida, no son ni para cine, ni para el teatro, son para orquesta y no tienen ni guitarra, además.

Porque la magia de la orquesta es una cosa que no se aprende, tú tienes que entender la orquesta intuitivamente. Usted no aprende nada que no sepa antes. Y usted aprende cosas que le organizan el conocimiento, pero que usted ya sabía. ¿Tú me entiendes?

Amaury. Sí, o  intento.

Sergio. Hay grandes músicos en la historia de la música, que no la han sabido orquestar. Chopin, por ejemplo. Chopin escribió dos o tres conciertos para orquesta, o dos para piano y orquesta, pero no es lo mejor de Chopin. Lo mejor de Chopin es su obra para piano. Pero bueno, Leo tiene eso y quería un poco rendirle homenaje. Aparte de su encanto personal como ser humano, como persona. Por eso Leo tenía tanta suerte con las mujeres (risas).

Amaury. Toda tu relación con Octavio Cortázar, por ejemplo, en el cine, con Manolito Herrera has trabajado también, con Sara Gómez,  ¿cómo tú..? Bueno, trabajaste en Roble de Olor, creo que fue lo último que hiciste para cine.

Sergio. No, no, he hecho otras cosas después.

Amaury. ¿Otras cosas parecidas?

Sergio. Sí, pero bueno. Mira, Manolito Herrera, yo hice para él el primer largometraje de Girón. Que es importante para mí y por la película en sí, una película importante. Después hicimos Capablanca y qué sé yo. Pero en Girón yo hice un danzón ahí que, por primera vez, dicen, se usó un ritmo de música bailable de salón en una cosa épica. Hoy en día se usa ese tipo de cosa normalmente, pero a principios de los 70 nadie había hecho eso. Que yo sepa.

Con Octavio, persona que era mi amigo, y que desgraciadamente no pude estar, no estaba en Cuba cuando, o estaba enfermo, no me acuerdo, cuando él falleció. Siempre he tenido un lío con eso. Bueno, el caso es que con Octavio hicimos documentales, largometrajes, hicimos varias películas importantes. Hicimos, por supuesto, El Brigadista; también utilizo en este caso la música guajira. Hicimos Guardafronteras, hicimos varias cosas, El derecho de asilo. Trabajé mucho con Santiago Álvarez, que fue muy importante, muy importante, muy importante. Aparte, mi amigo, un recuerdo. Santiago es un cineasta que la gente habla mucho y, hablan bien, pero hay veces que se  olvidan los aportes estéticos que ha hecho Santiago al lenguaje cinematográfico. Posiblemente Santiago, que no se la daba de artista, haya sido el artista que más ha aportado estéticamente en la historia del cine cubano, posiblemente es el de mayor creatividad. Muy importante Santiago.

Y bueno, Sara (Gómez) ¡imagínate!, Sara era una intelectual, una cineasta y una hermana, no una amiga, una gran amiga. Yo siempre estuve muy ligado al movimiento este de los intelectuales negros y todo eso y del mundo de las culturas tradicionales, desde el 68 cuando empecé a trabajar con Rogelio Martínez Furé, con Jesús Pérez, que de eso no se ha hablado.

Amaury. Ya se iba a hablar.

Sergio. Con Sara hicimos De cierta manera, que es la primera vez que se toca en Cuba en cine, el tema del marginalismo. Porque había un concepto triunfalista, de las grandes escuelas de la Revolución, de las grandes cosas que había razón para ponerlo, porque teníamos razón para estar orgullosos de eso, pero se ignoraba esa parte tan importante de nuestra sociedad. Y la primera persona que tocó ese tema contra viento y marea en aquel momento, y que por supuesto, Alfredo (Guevara) la apoyó contra todo el mundo, contra mucha gente, no contra todo el mundo, fue Sara.

Amaury. ¿Fue la película De cierta manera?

Sergio. De cierta manera. Que estaban Mario Balmaseda, Yolanda Cuéllar, Mario Limonta, en fin, había un nivel actoral muy grande, una película muy importante y muy bien hecha.

Amaury. Y hay una relación, porque ahí venía, primero, por supuesto, hablar de tu relación con Jesús. Jesús Pérez, maestro. Pero lígame eso -tú eres muy hábil para hacerlo- con esa relación tan intensa que tú tienes, porque tú te puedes mover perfectamente en el mundo más intelectual, más académico, y en el mundo marginal, y cuando hablo de marginal, no estoy utilizando un término peyorativo… o sea, estoy hablando, incluso, tú también, la idea es ¿cómo tú te relacionas?

Sergio. Pero desde muchacho. Mira, a Jesús me lo presentó el gran escritor y folklorista y poeta y de todo, Rogelio Martínez Furé, y cantante. Tengo un disco con Furé precioso, que hicimos hace poco, ganamos el Premio Cubadisco. No me gusta hablar de premio, pero bueno, es verdad.

Amaury. Sí, sí.

Sergio. Para que sepan, porque la gente conoce a Furé como un escritor, pero no como cantante y es un cantante increíble. Y entonces yo empecé con Rogelio, en el 68, por ahí, o el 67, a hacer alguna actividad en la UNEAC y empezamos con la cosa lucumí o yoruba, como se le dice. Y resulta que ahí conocí a Jesús Pérez, Obba Ilú, que era su nombre de santería, que significa Rey del tambor. Así le dijo a él  en Nigeria el Rey de los religiosos del Yoruba.

Él decía jugando siempre: yo soy el único hijo de Changó legítimo que hay en Cuba, los demás son tarritos (risas), porque era  jaquetón como todos los hijos de Changó, era Abbakuá también, y todo eso. Yo me meto en ese mundo en esa época, sin haber sido religioso nunca, sino sencillamente porque me interesaba mucho y, aparte porque Jesús tocaba tres, tocaba trompeta, armonizaba voces, conocía la Trova antigua, el son, era un músico increíble…

Amaury. Y era una gran persona.

Sergio: Era una persona increíble y yo trabajé con él, viajamos a París, viajamos mucho. Viajamos a varios países  y murió en el 85. Es decir, que yo trabajé con él como alrededor de 20 años. Yo despedí el duelo… pedido por el padrino de Ifá, pedido por el Mokongo del Juego y pedido por la familia. Un hombre con mayúscula y amigo mío.

Amaury. ¿Hay una ética de la amistad?

Sergio. Sí claro, la amistad es lo más grande que hay. La amistad es muy importante, yo creo que es tan importante, por lo menos, como la familia. Y eso que mi familia es siciliana, mi familia es… mi familia no es bobera, pero la amistad es tan importante como la familia.

Amaury. Háblame de estos tres amigos tuyos: Guillermo Díaz, Iván Cañas y Efigenio Ameijeiras.

Sergio. Bueno, Iván es un gran amigo mío y lo quiero enormemente. Somos amigos desde que tenemos 15 años, estudiamos juntos, trabajamos juntos mucho tiempo. Somos como hermanos. Iván es el amigo por excelencia, porque es el socio que tú vas a buscar en un momento de verdad serio.

Efigenio Ameijeiras es uno de los hombres más integrales, más paradigmáticos que yo he conocido y te lo voy a decir muy rápido. Porque es un héroe, es un poeta, e hizo el Hospital más grande de América Latina. Yo tengo el honor de que él  es un gran amigo mío, es uno de mis hermanos, de mis poquísimos hermanos. Me ha acompañado en momentos muy difíciles, incluyendo hospitales y momentos de todo tipo durante muchos años.

A Guillermo Díaz lo conocí a través de Sara. Guillermo era un hombre maravilloso, Efori Gúman, Abbakuá, fue campeón de Cuba de boxeo. Y después estuvo preso porque tuvo una desgracia personal, no estuvo preso por delincuente. Estuvo preso porque tuvo que matar a un hombre, porque lo quería matar a él y por defender a su señora. No estuvo preso porque robó ni nada de eso.

Amaury. Ahí viene la canción aquella de Véndele. Véndele, al segundo que no te da nada (tarareando)

Sergio. Muy buena gente, trovador. Yo le daba clases de guitarra y él me daba clases de boxeo. Yo le daba clases de guitarra contra clases de boxeo. Un día se le fue un derechazo que por poco me mata. Bueno, eso es otra historia (risas) y, eso que yo asimilo.

Murió el pobre Guillermo recientemente, producto de un Parkinson, le pasó como a Mohamed Alí. Y era un gran amigo, un hombre muy… aparte de ser narrador oral tremendo.

Amaury. Una sonrisa tremenda

Sergio. Sí.

Amaury. ¿Antonio Gades?

Sergio. Bueno, Gades, imagínate. Gades. Mira, que yo estaba viendo el otro día, que mi mujer me lo enseñó, digo, yo lo había visto antes, por supuesto, una colección de fotos que yo tengo con Antonio. Hace poco hablé con la viuda, que me llamó a casa, que yo no la conozco, la vi después en el entierro y tuve el honor de, creo que ser, aparte de Frank Fernández que estaba haciendo la música del acto y todo eso, pero creo el único músico que fue, porque yo trabajé con él, tuve ese honor, en el 78, hice el Ballet Ad Libitum con Alicia Alonso y él y coreografía de Alberto Méndez, que también estuvo en el entierro, que era muy amigo de Antonio.

Antonio era un hombre extraordinario, aparte de un artista genial, y tuvimos una amistad esporádica pero muy intensa y nos veíamos y era tremendo. Incluso en el documental que me hizo Lourdes de los Dos Santos, por el 2000, por ahí, aparece Antonio que se me apareció en un ensayo. Cuando yo me mudé a Caimito, un día me llamó por teléfono a la casa. Dice: Es Antonio (con acento español), digo coño, ¿cómo este gallego encontró el teléfono de aquí del campo este donde vivo yo? Era un gran amigo y… aquel ballet fue muy importante, porque aquel ballet rompió un esquema clasista que había del mundo ese del ballet.

Amaury. En el mundo del ballet.

Sergio. Del flamenco no, porque el flamenco siempre ha sido arrabalero, pero del ballet, en este caso, porque, déjame…me embullaste (toma un vaso de agua)…

Amaury. Claro.

Sergio. Y esto no es ron, desgraciadamente, es agua.

Amaury. No, bueno, este es un programa de bajo perfil.

Sergio. Yo casi no tomo, ahora me inyecto (pausa), insulina, soy diabético, no me entiendan mal (risas) ¡Óyeme!, entonces fue muy interesante, porque Antonio bailó con los tambores y Alicia con la guitarra. Fue al revés y yo toqué la guitarra. Y hay un dato muy curioso, que mi hermano José María  me acompañó con la guitarra en algunas cosas ahí, sin ser guitarrista. Él no se dedica a tocar, pero se acompaña muy bien.

Amaury. Se acompaña muy bien.

Sergio. Entonces Jose,  en ese ballet, él tocó la otra guitarra. Es un dato curioso.

Amaury. Y del que no habla José María nunca.

Sergio. No, y fue muy bonito, un éxito extraordinario y después se hizo en Estados Unidos. Fue el regreso de Alicia a los Estados Unidos después de años sin bailar en los Estados Unidos, desde el 58, de veinte años, casi sin bailar en los Estados Unidos. Y la vuelta de Antonio Gades a bailar, que hacía tres años que estaba haciendo trabajos por el Partido Comunista español y no estaba bailando.

Amaury. Sergito, yo sé que tú eres muy, que te conozco mucho, que tú eres muy celoso de tu vida íntima, pero conmigo vas a hacer la excepción de hablarme de tus hijos, de tus tres hijos, y de esa princesa, de ese premio que la vida te regaló, porque la vida ha sido generosa y te puso a Lilian. Yo creo que Lilian es tu amor y es también tu enfermera y es tu confidente y la persona que logra apagar tus humos y levantar tus alegrías. Háblame de ella, y, háblame de tus tres hijos.

Sergio. Bueno, bueno, vamos a empezar por los tres hijos. Yo tengo una hija de una relación breve, relativamente, que la tuve a los 20 años.

Amaury. Laurita.

Sergio. Laura, mi hija, que yo la adoro, que hace muchas cosas, entre ellas cine y está ayudando… escribe también muy bien, Laura, tiene mucho talento. Escribe bien y ella trabaja con el Centro de Estudios Martianos, se ha quedado al frente de todo, la obra de papá y todo eso.

Está Sergio Efigenio, que es mi hijo mayor que tiene veinte y pico de años, que se fue con 19 años a los Estados Unidos y está allá con mi único nieto. Ha venido aquí  con la esposa. Y está el más pequeño, que es con Lilian, que tiene 16 años, que se llama Cristiano.

Amaury. Mi niño querido.

Sergio. Que es mi hijo más pequeño. No el de la vejez, porque yo soy un pepillo todavía.

Amaury. No, pero no es el de la vejez tampoco. No tiene 4 años.

Sergio. Y es ajedrecista, muy bueno. Está en un torneo de ajedrez en este momento. Un muchacho muy inteligente, muy alegre y muy abnegado en su carrera. Y mi mujer, llevo con ella ya 25 años.

Amaury. ¡Qué maravilla!

Sergio. Ha sido mi novia, mi amante y mi esposa. Mi mujer es teatróloga, una excelente teatróloga, con una obra crítica importante. Y en los últimos años ha dejado a un lado parcialmente su carrera para ayudarme a mí a trabajar, en este caso como ayudante mía, y no solamente ayudante, sino asesora, porque ella constantemente me está generando ideas y está incluso ayudándome a desbrozar la confusión mental que me suele acompañar desde que nací.

Es el amor de toda mi vida, no por un problema de tiempo, mantenemos una relación de una gran ilusión diaria. En fin, ella es el baluarte de mi alegría y de mis angustias también, como siempre pasa. Yo creo que mantenemos una frescura como cuando nos conocimos, que ella tenía veinte y pico de años. Aparte de eso, ella es una mujer que a mí siempre me ha gustado mucho y se mantiene muy, muy bien, físicamente.

Amaury. Ella es muy bonita.

Sergio. Eso es importante, muy bonita, porque tampoco vas a andar con un adefesio como para respetar los años, los hijos, ni nada de eso y aquí está mirándome y riéndose. A lo mejor llora un poco.

Amaury. La relación de ustedes es una relación como de dos adolescentes.

Sergio.  Claro, mantenemos eso bastante, en lo que se puede también, porque los años no se pueden obviar, pero hay veces que uno lo obvia, hay veces que uno los obvia.

Amaury. Igual que Silvio, que parafraseando decía: óbviame sin piedad yo te lo pido.

Sergio. Claro que sí.

Amaury. Bueno, yo no tengo tiempo en el programa porque el tiempo se acaba en la televisión, para hablar de tu labor como director de Danza Contemporánea, tu labor como director del Teatro Mella, no hay tiempo para hablar de eso.

Sergio. No.

Amaury. Pero yo quería formularte la última pregunta. Tú te has movido con una gran, natural, naturalmente, te has movido entre la música de vanguardia y la música popular. Pero en cualquiera de esos dos mundos donde tú te has movido y en los circundantes, hay un tema. Siempre la música de Sergio es música cubana. Siempre hay un elemento, que por muy contemporáneo que sea lo que tú  puedas hacer, yo estoy sintiendo a Cuba. Si yo te pidiera  una definición de Cuba vinculada a la música, ¿Cómo tú me la haría?

Sergio. No vinculada a la música solamente, es que Cuba es mi pasión, no puedo decirte más nada. Mi pasión es Cuba; mi gran pasión. Tengo otras, pero mi gran pasión es Cuba. La patria, como decía mi padre, es un misterio. No se puede definir la patria como decir, es tal cosa, es tal otra como tú defines una ecuación matemática. Pero ese misterio me ha invadido, ha inundado toda mi vida.

Amaury. Bueno, Sergito, muchas gracias, muchas gracias. Yo te…tú sabes, tenemos una amistad de muchos años, tú sabes que yo…primero me divierto contigo, me río contigo como con nadie. Aprendo contigo cada día también con nadie y tenemos que darle gracias públicamente a Dios porque hayamos podido llegar hasta aquí siendo amigos, siendo hermanos.

Sergio. No, un hermano.

Amaury. Un hermano, te quiero mucho, Sergio, mi hermano.

Sergio. Cuídate.

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