Blogia
soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Manolo Micler (Parte I)

«Con 2 que se quieran» Manolo Micler (Parte I)

“Nosotros no hacemos folclor, el folclor lo hace el pueblo”

Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, ahora aquí en 5ta. Avenida y calle 32, en los maravillosos Estudios Abdala.

Hoy nos acompaña una gran personalidad de la cultura: bailarín, coreógrafo, y director general del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba.

Muchas veces la gente me ha dicho: cuando llevas a algún bailarín, nada más estás llevando a personas del Ballet Clásico. Bueno, pues hoy estamos satisfaciendo los gustos y el interés de las personas que se preocupan por otros movimientos danzarios. Y sobre todo el folcor, que es tan importante y consustancial, utilizando esa palabra que me gusta tanto, a la naturaleza del cubano: Manolo Micler.

Manolo, bienvenido, muchas gracias por haber venido.

Manolo. Gracias por invitarme.

Amaury. No, es un deber, es más, tenía que haberlo hecho antes, es la realidad. Yo quiero empezar, porque María de los Ángeles García, relacionista pública del Conjunto Folclórico, me hizo llegar, por cierto, muy bien impreso, este programa del 45 aniversario del Conjunto Folclórico del año 2007. Y hay una cita en él, que hace Rogelio Martínez Furé sobre Fernando Ortiz que la incluyó aquí, donde dice: “Ciencia, conciencia y paciencia en la defensa e ilustración de nuestra cultura popular tradicional”. ¿Qué quiso decir Don Fernando cuando dijo eso?

Manolo. Ese principio, te digo, es una máxima del Conjunto Folclórico Nacional. Ciencia porque para nosotros poder hacer nuestros espectáculos hay que realizar un trabajo de investigación.

Conciencia, porque hay que hacerlo a plenitud de lo que estamos haciendo y de asumir todas nuestras tradiciones, es lo que yo interpreto de esta ciencia, conciencia y paciencia. Como dice Obbatalá, humildad y paciencia.

Paciencia para poder rescatar y para poder llevar a cabo todos nuestros propósitos. Esa es una máxima del Conjunto.

Amaury. Ahora, cuando hablaste de Obbatalá, me estás llevando a la siguiente pregunta, sobre todo para saber qué terreno camino. ¿Tú eres un iniciado, tú eres una persona religiosa?

Manolo. Yo soy un iniciado hace 21 años en el Culto de los Orishas. Mi Orisha, del cual soy iniciado, soy hijo de Yemayá.

Amaury. Perdona que te interrumpa, pero aquí tuvimos una invitada, que no voy a decir el nombre por ética, que es una persona que está iniciada también en los cultos afrocubanos y dijo el nombre de su Orisha, sea dicho el Santo, y después me llamó y me dijo que editara el nombre de su santo porque se aprovechan y le hacen daño. No es tu caso ¿verdad?.

Manolo. No es mi caso, te lo puedo decir ahora mismo si así lo quieres, te lo digo: mi nombre verdadero es Nicolás Manuel García Micler. Posteriormente me pusieron Manolo Micler, Micler es el apellido de mi madre, y quise perpetuarlo. Y mi nombre más profundo es Omii Tomi, al que el agua lo favorece, el favorecido por las aguas.

Amaury. Ahí está, bueno, por eso es lo de Yemayá.

Manolo. Sí.

Amaury. Ahora, el maestro Furé ha dicho, y a mí me parece muy importante esa sentencia, y creo que no lo estaba circunscribiendo solamente al mundo de la danza, sino a la cultura toda. “No olvidemos jamás nuestros orígenes porque el mundo está lleno de imprevistos”

Manolo. Bueno, a mí me parece que eso es fundamental. Uno tiene que reconocerse, reconocer sus ancestros, reconocer sus raíces, reconocer donde uno nace, para entonces poder enfrentar con mejores armas lo que nos depara el porvenir.

Amaury. Claro, es lo que decía el maestro Furé, ¿no?, el imprevisto. La vida no es más que una secuencia de imprevistos, lo que va a pasar mañana, lo que va a pasar pasado mañana. Uno lucha para tener eso lo más controlado posible.

Manolo. Exactamente.

Amaury. Ahora, ¿cómo se crea, cuándo se crea y por qué se crea el Conjunto Folclórico Nacional de Cuba?

Manolo. El Conjunto Folclórico Nacional de Cuba se funda en 1962 por Rogelio Martínez Furé, etnólogo y por el coreógrafo mexicano Rodolfo Reyes.

En Cuba como tú conoces, no había una institución que fuera capaz de recoger todas estas tradiciones creadas por nuestro pueblo y llevarlas a la escena con todas las exigencias más modernas del teatro. Entonces, la labor del conjunto, inclusive, no ha sido solamente esta presentación de espectáculos, sino de hurgar, de investigar, de rescatar todas esas tradiciones creadas por nuestro pueblo.

Amaury. Pero en aquellos inicios tienen que haber estado rondando el Conjunto los espíritus bienhechores de un Don Fernando Ortiz, o de una Lidia Cabrera, de los etnólogos de la época. ¿Tú crees que esa comunión de espíritus bienhechores protejen al Conjunto?

Manolo. Por supuesto, toda esa tradición, pudiéramos decir, heredada de los padres de los estudios afrocubanos, están rondando en el Conjunto Folclórico. Rogelio fue alumno de Fernando Ortiz, de Argeliers León, de María Teresa Linares, que también fue directora de la Compañía en determinado momento. Todas esas personas nos están rondando constantemente e impulsándonos a hacer cada día nuestro trabajo. Y, por supuesto, inspirándonos en la seriedad, en el amor con que ellos trabajaron.

Amaury. ¿Y de dónde salieron los primeros bailarines que llegaron al Conjunto?

Manolo. Los primeros bailarines del Conjunto fueron personas muy humildes: lavanderas, zapateros, actores, por supuesto, porque también había profesionales, personas de muy humildes cunas, pero profundos conocedores de todas nuestras tradiciones.

Amaury. En los solares.

Manolo. En los solares, en los toques de santos, en el campo, en los bailes populares, bebieron de esa sabiduría, de ese patrimonio tan inmenso que nuestro pueblo ha creado.

Amaury. Manolo, y tú crees que esa primera hornada de bailarines que llegaron al Conjunto, no sé si te acordarás de algunos nombres, pero seguramente estarán allí gentes muy importantes y entrañables, porque Zenaida Armenteros estaba ahí desde el principio.

Manolo. Zenaida Armenteros, por supuesto, que es un icono para nosotros, esa es una figura que…

Amaury. …Para la Patria…

Manolo. …Para todos nosotros. Y de la segunda generación está, Silvina Fabart, está Johannes García, está Alfredo Ofarrill, que fueron intérpretes importantes de la Compañía que fueron de la generación nuestra. Como también puedo decirte que Ana Luisa Cáceres, también forma parte de esta segunda generación que se dedicó, lamentablemente por muy poco tiempo, a la coreografía, pero que tuvo sus resultados en la creación coreográfica.

Amaury. Ahora, será quizás por esa formación humilde de la que me hablabas que llegaban personas que trabajaban en labores prácticamente domésticas y que les llegaba esta necesidad de bailar por la sangre, por el barrio. ¿Quizás será por eso que el Conjunto se identifica, primero que todo, con los bailes afrocubanos? ¿Será por eso? Al principio, yo te hablo al principio, cuando no habían escuelas todavía.

Manolo. No habían escuelas, y te digo, estas personas conocían estas manifestaciones de su medio, pero no todos eran iniciados. Yo te puedo mencionar algunas bailarinas, como por ejemplo, Carmen Duquesne, que no era iniciada, o Nancy Zamora, que tampoco era iniciada y así sucesivamente te puedo mencionar varias personas. Efectivamente, la mayoría eran iniciados, como era Nieves Fresneda, Lázaro Ross, mi padrino, Margarita Ugarte, mi madrina. O sea, eran personas que eran iniciados, no te puedo negar. O Gregorio Hernández, iniciado, que era Abbakuá, o Juan de Dios Ramos, o sea, personas que sí aprendieron de su medio, por eso yo me considero afortunado, porque pude beber de la mano directa de estas personas que conocían profundamente nuestras tradiciones.

Amaury. Pero, qué ocurre cuando hoy uno ve el Conjunto, no es mi caso, como tú sabes, pero para muchas personas del público seguramente sí, ven primero una ausencia palpable, es muy visible, de que no hay personas de raza blanca en el Conjunto, y eso da la impresión como de que el Conjunto Folclórico solamente se dedica al baile puramente africano, desdeñando otras manifestaciones de la Cultura Cubana como pueden ser la música campesina, la música vernácula en todo sentido, el bolero, en fin, otras manifestaciones que ustedes tienen la obligación, y por supuesto, el deber de llevar al escenario.

Manolo. Mira, Amaury, eso no es tan exacto, no es tan exacto.

Amaury. ¡Qué bueno, qué bueno que no es tan exacto!

Manolo. Eso no es tan exacto. Yo te puedo decir, hablándote de la actualidad; en la actualidad hay muchos blancos, por supuesto, provenientes de las Escuelas de Arte, pero siempre, desde el inicio hubo personas de la raza blanca que estuvieron. Mínimo…

Amaury. ¡Tú!.

Manolo. Yo, por ejemplo, que soy de la generación del año 66. Pero es verdad, al principio había muchos negros, realmente, en esos momentos, la gente que dominaba más los bailes era por tradición familiar, y entonces los que tenían más tradiciones de estas raíces, por supuesto, eran gente negra, los negros y los mulatos. Ahora, con relación a los espectáculos el Conjunto, siempre, desde sus inicios, se manifestaron las dos raíces de nuestra cultura, o sea, la proveniente de Europa y la proveniente de África. Porque te puedo mencionar, el primer ciclo, el ciclo Yorubbá, era de los Dioses, un ciclo dedicado a los Dioses, a los Orishas. Después el ciclo Congo, pero antes de bailar el ciclo Congo, se tocaba o se bailaba una contradanza, para ver el mundo de los dominados y de los dominantes. Y entonces, ya el tercer espectáculo, que era el ciclo rumba y comparsa, era la síntesis de ambas culturas, de ambas tradiciones.

Amaury. Pero ¿tú podrías arriesgarte a decir en televisión que el Conjunto Folclórico Nacional fue uno de los primeros, -no estaba creada Danza Contemporánea en esa época, solamente estaba el ballet-, que fusionó en el escenario las dos culturas, la ibérica y la africana?

Manolo. Yo, no tanto, no puedo asegurarlo, no puedo aseverarlo. Pero lo que sí te puedo decir es que desde 1962, el Conjunto estuvo y estuvieron presentes las dos raíces fundamentales de nuestra cultura popular tradicional.

Amaury. Entonces, ya hemos dejado algunas interrogantes que normalmente el público tiene, y que nosotros tenemos el deber, ¡qué deber!, la obligación de aclarar en un programa como este.

Quiere decir, no hay que ser religioso exactamente para…

Manolo. …Para nada…

Amaury. …formar parte del Conjunto Folclórico Nacional de Cuba, una, y no importa el color de tu piel.

Manolo. Dice al maestro Don Fernando Ortiz que no es un problema de natura sino de cultura, de asumir de dónde tú vienes. Por eso la máxima esta que tú me mencionabas de Rogelio Martínez Furé.

Amaury Sí, sí.

Manolo. De no olvidemos jamás nuestros orígenes.

Amaury. Exactamente, bueno ya dichas y aclaradas algunas cosas, vamos a ir a un lugar mucho más entrañable, que es ¿dónde tú naciste exactamente?

Manolo. Bueno, yo no te voy a comenzar a hablar del día exactamente en que yo nací, ni dónde nací. Te voy a decir basándome en una filosofía, la filosofía de los Yorubbá.

Antes de yo nacer, Oloddumare, el Dios creador, mandó a buscar a mi Eleddá, mi Eleddá es mi alma. Y mi Elerí, mi cabeza, escogió mi destino. Y por supuesto, como yo estaba apurado, porque parece que uno escoge la vida buena o la vida mala. Parece que la vida que yo escogí no estaba muy buena que digamos, y entonces me apuré en nacer y nací siete mesino.

Amaury. Ah, caray.

Manolo. Nací el 10 de septiembre de 1946, en un barrio de los llamados marginales, aledaño a la Virgen del Camino. En el barrio donde yo nací, le decían El Callejón, en el barrio de Los Ángeles, le decían El Callejón, allí no había pavimento, era de tierra. Y era una cuartería que fue hecha con la madera que quitaron del hospital Reina Mercedes, que hicieron esa cuartería y se la alquilaban a la gente. Un barrio muy pobre.

Amaury. ¿Tu entorno familiar, quiénes lo conformaban, cuántas personas eran en tu núcleo, allí, en ese cuartón?

Manolo. Bueno, mi familia es bastante extendida, es bastante amplia, muy grande. Pero…

Amaury. …Las personas que estaban muy cerca de ti.

Manolo. Bueno, mi madre, mi madre tuvo cinco hijos, cuatro varones y una hembra, yo soy el más pequeño. Muy pobres, extremadamente pobres, pero mi madre era una persona de mucho rigor, muy fuerte de carácter. Mi madre era una persona que tenía muy bajo nivel de escolaridad, no llegó a sexto grado, pero sí nos inculcó todos esos valores éticos y morales que tenemos en la actualidad.

Amaury. Tenía un alma elevada.

Manolo. Elevada, por supuesto.

Amaury. ¡No tenía una escuela, pero tenía un alma elevada!.

Manolo. Exactamente

Amaury, ¿Y cuándo tú piensas que bailar profesionalmente, era una posibilidad para ti? Porque tú veías la televisión y ahí salían Alberto Alonso, Sonia Calero…

Manolo. No, yo veía eso, por supuesto, no en mi casa, en casa del vecino porque yo no tenía televisión, pero puedo decirte que yo, después que participé en la Campaña de Alfabetización, y cuando regreso, me beco. Saliendo de la beca, voy a buscar a un amigo mío…

Amaury. ¿Te becas en una de estas becas para estudiar solamente?

Manolo. Sí, para estudiar.

Amaury. A mí me pasó igual.

Manolo. Y cuando salgo de pase, voy a buscar a un amigo mío y me dicen: está en Los Marmolistas, el local de un sindicato, cuando llego, había un grupo de aficionados que dirigía la maestra Graciela Chao y faltaba un bailarín.

Amaury. ¿Sobre qué año estamos hablando, Manolo?

Manolo. Estamos hablando del año 63, 1963. Y entonces faltaba un bailarín y me dicen: ¿tú te atreverías a bailar La Troika? Dígole, sí, cómo no, a ver, ¿cómo es?, era muy sencillo el paso de La Troika y la coreografía era bien sencilla. Y fue mi primera función en el Liceo de Guanabacoa. Y a partir de ese momento decidí que la danza iba a ser mi destino final.

Amaury. Fue como una iluminación.

Manolo. Sí, ahí ya, ahí, hablé con mi mamá, le dije: dejo la beca, me pongo a trabajar. Y dejé todo, porque sabía que eso iba ser, eso era lo que yo quería ser.

Amaury. Sí, sí, eso está muy bien, pero tú me hablas de una mamá, buena madre, generosa, recta, llena de virtudes. Pero uno no llega a una cuartería en un barrio cerca de la Virgen del Camino, y le dice a la mamá: yo quiero ser bailarín y ella le dice ¡ay, que bueno!

Manolo. No, no, por supuesto. Cuando yo decido dejar la beca, le digo: Mira, mima, voy a dejar los estudios porque voy a empezar a bailar en tal grupo. Y me dijo: ¿pero no es ballet, verdad? No, no, mima, no es ballet, es una danza folclórica, danzas rusas, latinoamericanas. Dice: Ah, bueno, está bien.

Amaury. ¡Qué cosa! Y tú sabes que yo recordaba, y te voy a hacer la pregunta ahora. Cuando tú me nombraste los bailes de la época. Yo digo, ¿por qué tú crees que muchos de esos bailes ya hoy están en desuso? El cha cha cha, la gente no baila boleros, la gente no baila danzón en líneas generales.

Manolo. Bueno, en sentido general, primeramente yo creo que los lugares donde se baila ese tipo de música, han disminuido, esa es en primera. Y en segunda, que los medios masivos -me perdonan-, pero están haciendo hincapié…

Amaury. No, no, te perdonan, dilo.

Manolo. Están haciendo hincapié en otras cosas, otros tipos de música, yo no estoy en contra de ningún tipo de género, ni ningún temor, porque por suerte, nuestro pueblo siempre ha asimilado todos los ritmos foráneos y los ha transformado en cubanos. O sea, que no es un tipo de temor, pero sí yo veo que se abusa, digamos, del regetón y no tengo nada en contra del regetón.

Amaury. No, no, ni yo tampoco.

Manolo. Pero no hay un equilibrio, yo creo que es falta de equilibrio.

Amaury. Ahí está, esa es la palabra, equilibrio. ¿Qué tiempo tú bailaste, qué tiempo fuiste bailarín, cuántos años?

Manolo. Yo bailé hasta 1982. Desde 1966, o sea.

Amaury. ¿Entraste en el Conjunto?

Manolo. En el Conjunto en el 66. Pero hay una cosa muy importante. Es que desde que yo entro al Conjunto, sin tener una conciencia clara, me di cuenta que el bailarín, como bailarín iba a tener una vida muy corta.

Amaury. Claro, porque normalmente los jóvenes no piensan eso.

Manolo. No, el bailarín, es muy efímera su carrera, y entonces lo que hay que prepararse para eso. Y yo, desde que entré, comencé a anotar, a mi forma y manera.

Amaury. Ah, por qué tú tienes una manera muy particular de…

Manolo. Yo anotaba las coreografías y de esa manera me aprendí el repertorio de aquel momento y eso me permitió después ser ensayador. Y entonces también me preocupé por aprender todos los bailes, masculinos y femeninos. Y eso me permitió ser profesor, y empecé con Rogelio Martínez Furé, no me perdía una conferencia de Rogelio por nada y empezamos a trabajar juntos en los grupos de teatro, en el Teatro Guiñol, en el Grupo de Tito Junco. He trabajado con diversos grupos de teatro impartiendo clases. También, por supuesto, en las escuelas de arte. Pero en esos inicios yo me hice maestro, como se dice, aprendiendo.

Amaury. ¿Y tú crees que ese interés que tú tenías, Manolo, ya desde joven, es una cosa que tú has podido transmitir hoy, y yo voy a hacer un salto, a los muchachos que llegan jóvenes al Conjunto salidos de las Escuelas de Arte?

Manolo. Yo pienso que eso es fundamental, cualquier persona que tenga una responsabilidad en nuestros medios tiene que tener esa responsabilidad de transmitir sus conocimientos.

Desafortunadamente todo el mundo no puede ser maestro, porque hay quien es muy buen intérprete, pero no tiene la posibilidad de transmitir los conocimientos.

Yo, gracias a Oloddumare y a Yemayá, pues tengo esa posibilidad de transmitir mis conocimientos. Y siempre estoy insistiéndoles a los jóvenes, que se preparen para el futuro, para mañana, para cuando ya no tengan fuerzas, ni puedan pararse en la escena por un problema de presencia física. Hay que prepararse. Además, nosotros hay una cosa muy importante, que es el lugar donde tú trabajas, que tienes que preparar esa cantera para que eso se mantenga y sea cada día mejor.

0 comentarios