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soyquiensoy (Ricardo R. González)

Tarea Vida (8) Peligrosas extinciones

Por Ricardo R. González

Leo los últimos informes y me parece que una parte del mundo da volteretas incontrolables en la preservación de especies en peligro de extinción. Tampoco Cuba escapa del fenómeno aunque tiene plataformas y estrategias consolidadas desde el punto de vista gubernamental, y si la historia del tiburón ballena (Rhincodon typus), fallecido en la playa tunera La Herradura al quedar varado, aparece como un suceso llamativo sepa que ese pez, considerado el más grande del mundo y presente en todos los mares tropicales y templados, integra la Lista Roja de esas variedades que están a punto de decir adiós .

En otro orden, es lamentable conocer que casi la mitad de nuestra flora autóctona presenta algún grado de amenaza. La propia Lista Roja nacional lo advierte y agrega que 25 especies florísticas ya pasan al capítulo de extinta motivado por la deforestación, el trepidar de las especies exóticas invasoras, la fragmentación, así como ante malas prácticas aplicadas en la ganadería y la agricultura, por citar algunos factores.

El estudio asumido por investigadores de diversas instituciones durante un decenio sustenta que «el archipiélago cubano es el territorio insular más rico en plantas a nivel mundial, además de ser uno de los siete países con mayor porcentaje de endemismo en el planeta y la primera isla en cuanto al número de especies por kilómetro cuadrado».

(En el plano izquierdo la Orquídea cubensis, en peligro de extinción dentro de la flora, al igual que la Magnolia cubana que aparece a la derecha).

Ante esta realidad complace saber que la nación se propone evaluar el estado de conservación del 80 % de las especies de plantas conocidas en el venidero año a fin de alcanzar el propósito de acuerdo con lo estipulado en el Convenio sobre Diversidad Biológica firmado por Cuba.

Las aspiraciones locales a favor de la preservación y el manejo sostenible son válidas, y también el monitoreo de las 4627 especies de plantas con el afán de establecer prioridades; sin embargo, lacera conocer que dentro de una población botánica muy vulnerable han desaparecido 23 especies autóctonas en el alto endemismo que caracteriza a la flora nacional, con un 53 por ciento de exclusividad de las especies nativas.

El tocororo (Priotelus temnurus), ave endémica cubana.

En el caso de las aves el país sobrepasa con creces las 300 especies y subespecies, y en el caso de las endémicas puede citarse al Tocororo. (Priotelus temnurus), la cotorra (Amazona leucocephala), el catey (Psittacara euops), la cartacuba (Todus multicolor) y el guacamayo cubano (Ara Tricolor) este último ya no existe desde el siglo pasado.

Tampoco olvidemos que nuestro archipiélago dispone de unas 13 mil especies de animales terrestres, entre invertebrados y vertebrados: mamíferos, aves, anfibios y reptiles. Gran parte de ellos habitan de manera exclusiva en este territorio, pero pensemos en un grupo de vertebrados que si bien no resultan endémicos anidan y mantienen su presencia en áreas cubanas o se extienden por el Caribe. Un ejemplo fehaciente es el flamenco rosado (Phoenicopterus ruber Linnaeus), la propias yaguasas (Dendrocygna arbórea), el sinsonte (Mimus polyglottos) o la tojosa, una de las palomas más pequeñas reportadas en el universo.

Los mares que rodean al archipiélago presentan una extraordinaria variedad de peces, crustáceos, corales, estrellas de mar, cetáceos y esponjas, sin restarle importancia, en otro orden, a los moluscos terrestres, marinos y fluviales.

El manatí (Trichechus manatus), también en peligro de extinción

Y hay espacio para los artrópodos, insectos, anfibios, reptiles y cetáceos, con mención aparte para el almiquí (Solenodon) y el a veces maltratado manatí (Trichechus manatus), también en peligro de extinción, que cae en las redes de pescadores y llegan al exterminio.

POR ULTRAMAR

Una mirada al mundo contemporáneo advierte que más de 28 mil especies están en peligro de extinción, a lo que un informe de la ONU establece que hasta un millón podrían extinguirse en las próximas décadas.

La directora global del Grupo de Conservación de Biodiversidad de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), Jane Smart, es diáfana en su planteamiento: «La naturaleza está disminuyendo a tasas sin precedentes en la historia de la humanidad».

Ni más ni menos. El panorama resulta complicado si valoramos las investigaciones en torno a los mamíferos al estimarse que en las próximas cinco décadas podrían extinguirse tantas especies que la naturaleza tardaría entre tres y cinco millones de años en reponerlas.

Triste panorama si se toma en cuenta que ya no influyen, de manera unilateral, las causas naturales, pues en ello toma gran peso las acciones de los depredadores humanos de manera vertiginosa en un universo donde las grandes especies de mamíferos salvajes y los pocos gigantes que quedan, como los rinocerontes y los elefantes, están en peligro de ser eliminados muy rápidamente.

¿Y qué ocurre en el ecosistema marino? Se han agregado 500 animales de aguas profundas a la Lista Roja debido a las acciones industriales vinculadas al petróleo, al gas, la minería y el incremento de la pesca en esa masa de agua que se encuentra por debajo de la capa de la superficie de los océanos y se extiende hasta cuatro y cinco km.

El peligro acecha a la vez para el ecosistema terrestre. Siete especies de primates están casi en camino de extinción bajo la amenaza de la deforestación y la caza en el continente africano.

Un ejemplo es el mono cercopiteco de Roloway (Cercopithecus roloway) ya con marcado sentido crítico si trasciende que solo 2000 ejemplares de esta variedad permanecen en Costa de Marfíl y Ghana.

Entonces, vale detenernos en algunos titulares que rondan por el orbe:

Japón reanuda la caza comercial de ballenas

Autorizan caza de elefantes en Botswana, África

La vaquita marina podría ser el próximo mamífero en extinguirse en el planeta

El majestuoso león de Abisinia a punto de extinguirse

Según los expertos el panorama resulta sumamente crítico, pero no todo está perdido aunque las influencias del cambio climático parecen también inevitables en este punto.

Cuánto puede hacer la humanidad por salvar la vida. ¿Sería imposible controlar la deforestación, la caza y la pesca excesiva? ¿Habrá que pasar cursos especiales para tocar a la puerta de la cordura humana? ¿Qué opinan quienes dan la espalda a la realidad y obvian el hecho de que dichas prácticas sin fundamento ponen en riesgo de desaparecer el 27 % —quizás en cifra conservadora— de más de 105 mil especies?

Para quienes obran con buen tino sería más fácil salvar la biodiversidad ahora que recuperarla más tarde, si es que acaso lo admite.

Tarea Vida es el Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático sustentado sobre una base científica multidisciplinaria, y aunque resulte una plataforma nacional sus objetivos van encaminados a procurar la sostenibilidad de un universo llamado a preservar la flora, la fauna y la propia Naturaleza.

En este sentido no hay fronteras, e impera cuidar ese patrimonio sumamente herido para que, al menos, las generaciones por venir puedan disfrutar de tantas especies que amenazan con dejarnos en muchos casos por acciones despiadadas de quienes habitamos el Planeta.

Hacer todo lo posible para que no constituyan fuentes exclusivas de un libro o de una foto de coleccionistas quizás amarillenta por el paso del tiempo.

Ojalá que todos hagamos una Tarea Vida dentro del espacio que nos corresponde y aportemos al equilibrio de un mundo que bien lo necesita.

También puede ver este material en:

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