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La dulce nevada de Fina García Marruz

La dulce nevada de Fina García Marruz

Luis Manuel Pérez Boitel  prestigia las letras villaclareñas.

Por Ricardo R. González

Una vez le preguntaron a Fina García Marruz el por qué rehusaba el furor de las entrevistas, y con la maestría que le caracteriza respondió que prefería su comunicación con el silencio porque «sin el no se podrían dar la poesía, la música, ni el encuentro con uno mismo».

Por estos días en que los libros se ponen de acuerdo e invitan a descubrir los conocimientos resulta un buen pretexto para situar nombres en su justa dimensión. Y de ello se encargó el poeta y abogado villaclareño Luis Manuel Pérez Boitel durante su conferencia: Fina, una dulce nevada está cayendo, que ocupó la sesión vespertina de este viernes en el Centro Provincial de Patrimonio.

Al decir de muchos, constituye la poetisa viva más importante de las letras hispanoamericanas. Así lo considera Roberto Fernández Retamar, y también resulta una opinión compartida por Miguel Barnet, pero de lo que no cabe duda es que forma parte de la vanguardia artística y literaria de una época en la que nutre su pluma con una sensibilidad exquisita.

Martiana por excelencia e integrante de aquel grupo Orígenes junto a su compañero Cintio Vitier, José Lezama Lima, Eliseo Diego y Virgilio Piñera, entre otros grandes de las letras y el arte cubano de todos los tiempos, sería injusta la mirada unilateral hacia su obra poética, ya que el ensayo encuentra en ella una vibrante exponente.

Sus juicios acerca de Martí, en coautoría con Cintio o en solitario, los convierte en genuinos descubridores del pensamiento del mayor de todos los cubanos.

Sin embargo, ella está ligada a los versos de Neruda, de Gabriela Mistral, de Vallejo, de Lezama, de Dulce María Loynaz… en el esfuerzo increíble por preservar ese patrimonio en bien de los pueblos.

Hay versos que son símbolo de fe. Tal es el caso de Fina García, quien considera que la música fue la primera poesía que le invadió el alma.

«Lo que más amo sobre la tierra, después de la luz, es la música, igual que Cintio. Para mí es más fuerte, casi, que la poesía. La música es mi madre, mis hermanos, mis hijos, mi familia», declaró en una oportunidad en la que hizo pública algunas de sus confesiones.

Y entre múltiples premios, entre las alabanzas que ha ganado por su propio talento, entre ese espacio reservado que no admite suplantarlo Fina prefiere su casa, sus amigos, los recuerdos de antaño ante que las glorias.

Como bien dijo una vez: « He tenido suerte, porque nunca necesité llevarle a nadie mis poemas. Tenía en la casa a Cintio y a Eliseo, y como amigo a José Lezama Lima.»

Y creo que el mensaje final dejado por la conferencia de Boitel, el joven remediano multilaureado y con obra publicada en España, Argentina, Estados Unidos, Puerto Rico… y en Cuba, impera el rescate de los imprescindibles.

Samuel Feijó es un ejemplo, y Fina García Marruz pudiera ser otro, si se tiene en cuenta que defender nuestra cultura reafirma la identidad de todo un pueblo.

Entonces, bien vale esa dulce nevada por Fina en una tarde de Feria en Santa Clara.

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