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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Gerardo Alfonso (Parte II)

«Con 2 que se quieran» Gerardo Alfonso (Parte II)

Amaury. ¿Verdad?

Gerardo. En la década del 80 yo no pude grabar. Los primeros que grabaron fueron: Santiago Feliú, Alberto Tosca, Donato Poveda, Xiomara Laugart y Anabel López, ellos fueron las cabezas del movimiento. Y la década entera del 80, ni Carlitos, ni Frank ni yo pudimos grabar nada. Yo creo que grabé mi primer disco en 1994 con el sello EGREM.

Amaury. ¿Y cuándo es que es un éxito del Grupo Mezcla “Aquí cualquiera tiene”?

Gerardo. ¡Ah, eso sí!, mis canciones eran un éxito en la década del 80, Mezcla en el 84 ya estaba pegado con “Aquí cualquiera tiene”. El Grupo Moncada en el 87 con “Yo te quería, María”, que llegó hasta el Festival San Remo y yo junto con mi equipo de cantautores Santiago, Carlitos y Frank, hacíamos los hits locales estos que a veces tenían algunas repercusiones nacionales, ¿no?.

Amaury. Bueno, Gerardito y ¿por qué tú no grabaste en aquella época?

Gerardo. Había varios factores. Una parte que tenía que ver con la institución, es decir, en aquel momento los estudios eran, la EGREM de Campanario y Areito (Santiago de Cuba). Estaba el estudio este (Estudios de Sonido del ICAIC, en Prado y Trocadero), pero era para el ICAIC, eran muy pocos estudios y sin embargo, había alrededor de 1 500 entidades musicales en el país. Entre solistas, agrupaciones, etc., que estaban haciendo como una cola. Y por méritos, había algunos que debían grabar primero. Pero por otro lado.

Amaury. ¿Qué méritos?

Gerardo. Digamos, históricos, una persona como Esther Borja, que además, pasaron muchos más años hasta que pudo grabar su primer disco. O Rosita Fornés, estas figuras que son de valores históricos ya por su trayectoria, etc., etc.

Amaury. Claro, claro.

Gerardo. Por su trayectoria, etc. Estaban en la fila, pero también estaba en la fila la música popular, que se defendía, se defiende con este criterio de la idiosincrasia nuestra  cubana, no sé… Estaba entonces todo ese fenómeno, imagínate, un estudio para 1 500 entidades es muy fuerte. Pero además de eso, también estaba por un lado un prejuicio, un prejuicio con discurso, el discurso de la canción que uno tiene, que es un poco irreverente, quizás un poco contestataria.

Por otro lado la imagen que yo estaba empezando a tener, era una imagen novedosa para la época, los dreadlocks. En aquel momento no eran fáciles de asimilar, en un país que está a unas 60 millas de Jamaica, que es donde se cultiva el dreadlock y toda esta cosa era en los 80 algo completamente inaceptable, intolerable. Tenía muchos conflictos con las autoridades

Amaury. …Pero la gente ¿qué pensaba?, a ver, ¿qué pensaban cuando veían los dreadlocks?

Gerardo. La gente venía…, la gente tenía muchas cosas, ¿no?

Amaury. A mí me parecen lindísimos. Si yo tuviera el pelo así, yo me lo hacía.

Gerardo. Ya, hoy.

Amaury. Ya hoy no, también en aquella época lo pensaba.

Gerardo. ¿Sí?, era muy raro, no, no, porque mira, mira. Hay un concepto estético que está relacionado con el tipo de cabello que se define si el cabello es bueno o malo, y eso está marcado en la relación del negro y el blanco, es decir, el cabello de los negros…

Amaury. …Es malo.

Gerardo. Es malo y el de los blancos es bueno.

Amaury. El cabello malo es el que se cae.

Gerardo. Escucha, cómo lo marcan, ¿cómo marcan la diferencia? con el peine, con el objeto peine. Si el peine no entra, si es  dificultoso para hacer peinados, entonces el pelo es malo. Fíjate, qué cosa más absurda, yo siempre pongo el ejemplo: Si un asiento es incómodo, la espalda es mala.

Amaury. Claro, claro,

Gerardo. Si los zapatos me aprietan el pie es malo. No, es decir, si los zapatos me aprietan, no me sirven, el asiento no sirve, por qué entonces el pelo, por qué uno sí y otros no. Entonces ahí hay un acto de dominación. Y el dreadlock es un acto de rebeldía frente a esa dominación. No sé si me entiendes.

Amaury. Hombre, claro que te entiendo, cómo no te voy a entender.

Gerardo. Frente a esa tiranía de discriminación hacia unos mejores que otros. Y el acto este es una cosa inconsciente, rebelde. Es inconsciente porque la gente no sabe que yo me estoy rebelando. La gente nada más que siente que está sucediendo algo. Toda esa rareza, que es una novedad en los años 80, toda esa rareza, creaba un impacto en la sociedad. Una sociedad que practicaba criterios de que el hombre de nuevo tipo es un hombre reglamentariamente pelado, con un pelado adecuado, con una camisa adecuada, un bigotico.

Amaury. Ya veníamos de Silvio y de Pablo y de Amaury y de todas esas…

Gerardo. …Y esas herencias de Silvio, Pablo y Amaury eran contestatarias y eran cuestionadas. Yo seguí un trayecto, además, mucho más transgresivo, porque me empaté con las raíces caribeñas.

Amaury. Ahora, Gerardo, vamos a ir a un tema que te puedo jurar, y tú me conoces bien, que me mortifica tratar, pero hay que tratar.

Gerardo. Sí.

Amaury. A ver, a ver, cómo puedo redondear la idea. ¿Tú has sentido, incluso, en un país que hace un esfuerzo gigantesco por eliminar esas barreras… tú has sentido que contigo, fíjate, no contigo ahora, quizás ahora no es tanto porque tú eres una persona muy reconocida y muy respetada, pero en algún  momento tú sentiste que las oportunidades para ti eran menores por el hecho de ser negro?

Gerardo. No, no es una cuestión de oportunidad, no es una cuestión de oportunidad. Las oportunidades están ahí iguales en la Constitución para todo el mundo.

Amaury. No hablo de la Constitución, hablo de la gente. Una cosa son las leyes y otra es lo que la gente siente. Es como la madre que dice: Yo no soy racista, pero si tu hija se casa con un negro tú dices; no, no, mejor no.

Gerardo. De ese ejemplo es del que se trata, esa es la sutileza. Porque no es una cuestión de oportunidades, es una cuestión…, es un muro invisible y sutil que está ahora mismo y a veces tiene manifestaciones directas, a veces se dice. A ver, el tema es complicado. ¿Por qué? Porque a veces las personas racistas no lo saben que son racistas. Dan por entendido que la vida es así. Yo vi una novela un día que tenía tres personajes negros y le hago el comentario a una muchacha, le digo, coño, pero esta novela tiene este problema; los personajes más marginales son tres personajes negros y el resto del elenco es un elenco de clase media, y todos blancos, médicos, no sé qué y eso es un problema, hay un problema de racismo ahí. Y la chiquita me dice, la amiga, ¿no?, me dice: Coño, Gerardo, qué más tú quieres si hay tres.

Amaury. Sí, claro, claro, claro.

Gerardo. ¿Entiendes? Ya ese concepto, es un concepto eminentemente racista. Si hacen la película El color púrpura, por ejemplo, coño, todo el mundo es negro. Y ¿cuántas películas yo he visto que todo el mundo es blanco? Humphrey Bogart, toda la historia del cine todo el mundo es blanco y por ahí vienen todas esas cosas. Es una desventaja, más que falta de oportunidad, es una desventaja.

Amaury. Pero, ¿no será?, a ver, te voy a seguir provocando.

Gerardo. Sí, sí, dime.

Amaury. Porque, porque yo creo en ti. Por eso te invité, porque yo no te invité por negro, te invité por talentoso.

Gerardo. Está bien. Bueno, pero sería bueno también…

Amaury. …No, no, no. No, porque yo no voy a caer en esa trampa. Yo no voy a caer en la trampa de las cuotas. O sea, voy a llevar al programa a tantas mujeres, a tantos hombres.

Gerardo. A tantos negros.

Amaury. Y a tantos negros y a tantos blancos.

Gerardo. Porque los negros no tienen sexo.

Amaury. Exactamente, tú sabes que dicen los negros como una cosa general. Y a tantos campesinos, que también a veces son echados a menos, también son muchas veces relegados los campesinos. Yo he tenido guajiros en este programa…

Gerardo. …Los géneros, las minorías…

Amaury. …Las minorías de preferencias sexuales. Las minorías, que bueno, en este país no son tan minorías, vinculadas con los Abakkuá, los Ñáñigos, las religiones…

Gerardo. La religiones, exactamente.

Amaury. Es muy complicado. Pero ahora, yo pensaba en el desarrollo, o sea, los blancos fueron dominantes en esta parte del mundo durante un tiempo. Los negros vinieron a ser liberados como esclavos después. Es decir, cuando arrancó la carrera los blancos llevaban una ventaja.

Gerardo. Una ventaja.

Amaury. Una ventaja, o sea, es decir, que incluso cuando triunfa la Revolución y la dirección de la Revolución dice: todos somos iguales y se pone en la Constitución, es cierto que no arrancó pareja la carrera. ¿Tú crees que ese recorrido, que esa carrera, tú sientes que eso nunca se va a empatar?

Gerardo. No, no, de ninguna manera.

Amaury. Hay que hacerlo.

Gerardo. No, no, eso se va animando, se va animando. Lo que pasa es que se regenera, el racismo se regenera. Hay patrones de belleza que son, que están impuestos, que vienen de la cultura dominante blanca, eso todavía permanece. Mientras eso permanezca, hay una desventaja notable desde el punto de vista visual, y una imagen vale más que mil palabras. Así que si tú puedes estar dando un discurso sobre eso. Pero si después el patrón que tú impones de belleza es el patrón occidental, blanco, dominante, hay un rezago en relación a la raza nuestra.

Por otro lado si la raza nuestra no tiene con qué adecuarse a la época, peluquería, hablo de peluquería. Hablo de una orientación de la moda, etc., etc., etc., va a haber una desventaja en ese terreno, de la imagen.

Y ahí viene la cadena de causas y consecuencias que hace la diferencia. Nosotros debemos trabajar -yo pienso-, desde… porque para mí este tema del racismo es un tema cultural eminentemente.

Amaury. Hombre, claro que sí.

Gerardo. Y obviamente tiene por debajo una base económica. Yo pienso que hay que tratarlo en la escuela desde los primeros días del nacimiento de los niños, ponerlos a la vista. Y si tú desde niño no pones en la balanza a los niños a entender, que la belleza negra es un patrón bonito también. Que hay princesas y príncipes y duendes y todos negros. En la cultura misma Yoruba, en el libro de Samuel Feijoó de Mitos y Leyendas, ahí te encuentras una maravilla, un arsenal de esas cosas, para educar a los niños a que tengan un equilibrio, un rango, ¿no?, de opciones multicolor. Si eso no se hace desde el principio, los niños van creciendo ya  con un preconcepto.

Amaury. Sí, pero también ocurre una cosa, por lo menos a mí me llama mucho la atención. Dicen: ¡Qué linda negra, parece una blanca!

Gerardo. Ese es un concepto racista.

Amaury. Un concepto muy racista.

Gerardo. Evidentemente.

Amaury. Muy racista. Pero también por otro lado está el negro, que huyéndole a esa segregación, entonces, quiere ser rubio, quiere tener el pelo como los blancos, se opera la nariz.

Gerardo. Pero el problema es más complicado. Porque en primera, el racismo es una relación de blancos y negros, no es de negros nada más. Es decir, unos desprecian y otros odian. Los que se han sentido despreciados odian a los que los desprecian. Es una relación, por tanto resolver el tema corresponde a negros y blancos por igual. Cuando se analiza este tema de los negros que quieren parecerse a los blancos, tienes que considerar, por una parte, que no todo el mundo es corajudo, no todo el mundo es valiente. Hay personas que son cobardes o débiles y necesitan sobrevivir, vivir, esa es una. Y la otra está en que, por ejemplo, el europeo, una mujer europea sueca. Viene a un país caribeño, se gasta miles de dólares en el viaje, en el hospedaje, se tira en la arena un mes a ponerse tostada.

Llega a su país va a una peluquería y se gasta 60 euros en hacerse los dreadlocks, porque quiere parecer una negra y todo el mundo la celebra. ¡Qué bonita!, ¡Qué bien!

Entonces Maickel Jackson se quiere poner la piel blanca, la nariz fina, el pelo lacio y todo el mundo reniega del tipo. Coño, pero tú te quieres parecer… el límite de que el negro no pueda hacer lo que quiera consigo mismo, es un hecho racista, para mí, también. Pero es por consecuencia de un origen, que eso ya es historia, eso lo sabemos perfectamente. Pero eso sobrevive, eso sobrevive  y tiene sutilezas en este momento, en el 2010, en cualquier club de un humorista cualquiera, que se le ocurre decir un disparate de esos todavía, crea un estado de opinión.

Amaury. Que es la frase: tenía que se negro.

Gerardo. Esa es terrible y por ahí hay un montón…

Amaury. …Esa es una de las más grandes.

Gerardo. Esto es algo que yo creo, y te agradezco mucho que me hayas hecho la pregunta, porque es un tema importante que hay que sacar afuera al debate popular. La gente tiene que debatir, estén de acuerdo o no con lo que nosotros digamos. Pero hablar de esto y llegar a un consenso, porque de ahí, de esa discusión, siempre sale una solución.

Amaury. Y que será buena para, en principio, para nuestro país.

Gerardo. Claro.

Amaury. Para poder decir un día que nuestro país es un país libre de ese asunto.

Gerardo. Y quiero decirte ahora que hablas del país, también quiero salvar una cosa. La Revolución, para nada, eso tiene que quedar claro, la Revolución no tiene por qué sentir responsabilidad, o culpa ante el problema racial, porque es un problema que tiene dos siglos, tres siglos, que viene arrastrándose. Lo que sí, el proceso nuestro, donde estamos todos, debe ser responsable frente al tema, y este diálogo es un hecho de responsabilidad frente a un problema tan terrible como es el racismo.

Amaury. Bueno, para cualquier cosa vinculada con eso, cuenta conmigo.

Gerardo. Estamos.

Amaury. Tú eres un hombre popular, has logrado una popularidad grande, o sea, todo el mundo a ti te conoce, Sábanas blancas es una canción emblemática de este país. Yo no concibo la canción popular sin una canción como Sábanas blancas. Pero ¿cuánto tú estarías dispuesto a apostar, fíjate, por seguir siendo popular?

Gerardo. Popular. Cuando yo alcancé esa popularidad con “Sábanas blancas”, no me lo propuse. Es delicioso que la gente te quiera masivamente, que la gente te quiere. Eso es un…, y al público se lo…, me quito el sombrero, le hago una reverencia por el amor, el cariño con que me tratan, ¿no? Pero cuando yo llegué a ese nivel de popularidad, no fue una cosa propuesta por mí, fue una canción que tuvo ese alcance, y es algo que yo no puedo poseer. Por tanto, no trabajo para eso. Sí, obviamente me gusta que me quieran.

Amaury. Te gusta que te quieran…

Gerardo. …Pero yo trabajo, por un lado, para que la gente disfrute de lo que estoy haciendo. Una vez que yo te canto una canción, a la primera persona que yo le enseñe una canción, ya ese es un espectador, quiere decir que la canción no la hago nada más que para mí, la hago para mí y para ese a quien le enseño…

Amaury. No, y además, tú tienes una, tú tienes una obra discográfica amplia. ¿Cuántos discos tú tienes, como 10 u 11?

Gerardo. No, sí, pero no te vayas a creer, no, no, no.

Amaury. Porque no grabaste durante diez años, pero de pronto dijiste, ahora si es lo que va.

Gerardo. No, pero quiero decirte que sufro.

Amaury. ¿Verdad?

Gerardo. Porque lo que he hecho en esos discos que he grabado, es salvar una década, tratar de salvar una década donde no pude grabar. Entonces inserto canciones de los años 80 con los 90, con el 2000. Todo eso empezó…

Amaury. Pero ya tienes que estar parejo, ¿no?

Gerardo. Ya tengo algo, no, no, no, que va, que va. Yo tengo 10 discos listos para ser grabados, que no los voy a grabar con nadie porque no hay quien grabe conmigo 10 discos.

Amaury. Si algún día yo tengo una disquera, cosa que es totalmente improbable. Las oportunidades que yo tengo de tener una disquera propia son ninguna.

Gerardo. Pero bueno, estos tiempos son más sencillos, se puede con una laptop grabar un disco.

Amaury. Se puede grabar con una laptop y se puede subir a Internet cuando tengamos una Internet más rápida. Oye, háblame de Claudia y háblame de tus hijos.

Gerardo. Bueno, Claudia es mi esposa.

Amaury. Sí, hombre, claro.

Gerardo. Es la mamá de mis dos niños: Tobías y Diego, Tobías tiene 10 años y Diego tiene 5. Claudia es mi esposa, mi amiga, mi novia, mi hermana, mi mamá; es todo eso. Es una mujer bien fuerte de personalidad, de perseverancia, es luchadora. Es una, es… Es un verdadero regalo.

Amaury. ¿Tú crees que ella pasa trabajo contigo? Porque tú eres una persona…

Gerardo. Yo soy una persona difícil.

Amaury. Tú eres una persona difícil, compleja.

Gerardo. Pero ella es inteligente.

Amaury. …Discutidor, tú eres muy discutidor.

Gerardo. Sí. (risas)

Amaury. No, conmigo aquí, nosotros somos amigos y esto no es  un programa para estar discutiendo tampoco, este es un programa para homenajearte.

Gerardo. Sí, sí, yo soy, yo soy peleoncito.

Amaury. Yo soy peleoncito (risas).

Gerardo. Sí, pero Claudia es muy inteligente. Yo, la verdad que siento mucho amor por ella, la quiero mucho y siento mucho respeto y mucha admiración por mi esposa y, es la mamá de mis niños, de mis dos geniecitos. De lo más grande, de lo mejor que yo he hecho en mi vida, son mis hijos ¿tú entiendes? Y bueno, te hablo de ellos brevemente para no ser…

Amaury.  Sí, claro, tú puedes hablar de ellos todo lo que tú quieras. No hay nada más lindo que un padre hablando de sus hijos.

Gerardo. Sí, sí, yo sé, pero los medios son los medios. Tobías tiene 10 años, está estudiando chelo (violonchelo), está estudiando piano. El chiquitico tiene 5 años, va a empezar, bueno, está ahora ahí, este año en el pre-escolar. Y parece ser, parece ser que la pintura es su vocación. Pero bueno, tú sabes que todos los niños pintan y les gusta, todavía no sabemos cuál es el camino.

Amaury. Ahora, hay una pregunta con la que, con la que vamos a terminar el programa.

Gerardo. Sí.

Amaury. Hay una canción tuya que al igual que “Sábanas blancas”, se ha convertido en una canción muy importante para el país “Son los sueños todavía”, una canción dedicada al Ché. Y yo me imagino, tú me lo dirás ahora, ¿qué significa la figura del Ché para ti?, me parece que es una figura icónica para una buena parte del mundo. Por lo menos para las personas que piensan que el riesgo vale la pena; y que arriesgar la vida hasta el final vale la pena para conseguir un sueño y, la canción se llama “Son los sueños todavía”. ¿Qué significa para ti la figura del Che?

Gerardo. Bueno, para mí es un símbolo de hombre, un modelo de ser humano de lo más alto de la dignidad, de la dignidad humana, quiero decir. Porque él vivió y murió en una unidad absoluta de pensamiento y de acción, una coherencia. Con un sentido humano muy tangible, muy al alcance de todos, ¿no? y esas cosas calan hondo en todos los que lo conocemos, y los que… y además, eso fue lo que me inculcó a mí, perro lo que representa él, siendo así para el mundo, para los movimientos progresistas del planeta, es un ejemplo, un símbolo de lucha necesario, imprescindible en una época como esta, ¿no? Todo eso me inspira, todo eso me alienta, todo eso me entusiasma, a seguirlo, a defenderlo, a cuidarlo, y a enarbolarlo una y otra vez. Y por encima de todo cuestionamiento, es un hombre, no es un Dios, es un hombre como tú y como yo. Con sus defectos, con su carácter, con sus cosas, pero tuvo esa función y tiene esta función de emancipación, de mejoramiento del ser humano.

Amaury. Bueno, Gerardito, gracias. Gracias por haber venido. Y sobre todo, gracias por haberme permitido tocar algunos temas  que son de vital importancia para el futuro de nuestro país.

A veces uno hace estas entrevistas y uno, siempre aprende, siempre aprende, pero a veces uno no siempre uno tiene la oportunidad de tocar temas, de curar llagas o intentar curar las  llagas. Gracias mi hermano, por darme esa oportunidad.

Gerardo. Gracias a ti por tenerme en este espacio.

Amaury. Te quiero mucho mi socio.

Gerardo. Gracias.

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