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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Adalberto Álvarez (Parte I)

«Con 2 que se quieran» Adalberto Álvarez (Parte I)

«Por encima de todo, crean en lo nuestro»

Amaury. Muy buenas noches. Estamos en Con 2 que se quieran, aquí, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, en el barrio de Lezama, en los legendarios estudios de Sonido del ICAIC.

Hoy nos compaña un hombre que vistió el Son de largo, un entrañable músico, de los más grandes que ha tenido la historia de nuestro país y además mi amigo y admirado, el maestro, Adalberto Álvarez.  ¿Qué tal, Adalberto, cómo tu estás?

Adalberto. Encantado de estar contigo aquí.

Amaury. ¡Qué gusto que accedieras a venir!

Adalberto. ¡Yo encantado! Para estar entre amigos de verdad.

Amaury. ¡Claro! Y entrevistar a una gloria de la música como tú, es un placer. La primera pregunta es sencilla, hay un personaje de tu familia que se ha convertido en una suerte de icono popular dentro de la música y es Rosa Zayas, tú mamá. Háblame de tu mamá.

Adalberto. Bueno, de mi mamá te podría estar hablando, no sé qué tiempo. Voy a tratar de resumirte un poco lo que era mi madre, que era todo. Desde niño mi madre fue una mujer muy sacrificada y muy de su hijo. Recuerdo todas las cosas que ella hizo para que yo pudiera estudiar y sacrificios, uno tras otro para que yo pudiera ser hoy en día la persona que soy.

Pero al mismo tiempo jugó un papel muy importante en mi vida musical; mi madre cantaba la segunda voz.

Amaury. ¡Tan difícil!

Adalberto. ¡Muy difícil! Mi madre tocaba el piano, de oído, pero tocaba el piano. Mi madre era una mujer tan luchadora que después de tener ya casi más de 50 años, empezó a estudiar música y entró en el coro de Camagüey, en el coro profesional. Eran cosas de esas así, ¡vaya, increíble! Empezó a estudiar a esa edad y se fajaba en la casa con el solfeo y todas esas cosas, en el piano y yo la admiraba por esa tenacidad tan grande.

Pero una de las cosas más importantes, aparte de que era mi consejera espiritual en la vida y era todo, era un poco la que hacía la censura de mis canciones. Todas las canciones se las consultaba a ella. Yo no sé si por el aché que tenía, o por qué lo hacía.

Amaury. ¡Aché, tenía mucho!

Adalberto. Tenía mucho (risas). Yo recuerdo, cuando tenía el proyecto de Son 14, que yo había escrito en una libreta como seis nombres, para ponerle a una agrupación, en el caso de que algún día yo dirigiera una orquesta: Son de América, Son de Cuba, Son no sé, Son no sé cuánto y después cuando conté los elementos que iban a integrar esa agrupación: Son 14. Y ella me dijo: ¡Ese es el nombre, ese nombre pega!

Y empecé a escribir canciones para un Son 14 que no existía realmente y empecé a acumular canciones. Y cuando fui a hacer el primer disco de Son 14 con nuestro hermano Frank Fernández que fue el productor de ese disco, empezamos un día en mi casa en una descarga, estaba la gente del Conjunto Rumbabana y empezamos a tocar todos los temas que iban a ese disco y cuando canté “A Bayamo en coche”, mi madre me dijo: ¡ese es el que se va a pegar! Casi todo el mundo estaba en contra, le decían: No, “Se quema la Trocha”, porque es un tema de Santiago de Cuba… Y ella: es “A Bayamo en coche”. Y así, un día empecé a mencionarla en mis canciones de una forma u otra. Hice una canción que se llama En casa de Rosa Zayas y un día en el año 93, estando Rojitas en la orquesta como cantante de la orquesta, hice la canción “¿Y qué tú quieres que te den?”, y esta canción, poca gente lo sabe, la hice en la semana que estaba haciendo el sacerdocio de Ifá. Estaba en mi cuarto, ahí, estudiando y se me ocurrió esta canción. Recuerdo que había una serie de hermanos de religión ese día, el último día, que le llaman el día del yorye. Había un piano en mi casa y yo toqué esta canción al piano y toda aquella gente empezó a cantar ¿Y qué tú quieres que te den? y lo primero que dije fue: Rosa Zayas. Y se quedó ese Rosa Zayas.

Amaury. Y se convirtió en una figura…

Adalberto. La gente llegó a pensar que Rosa Zayas era la santera más importante que había en este país (risas) y te voy a decir algo: mi mamá nunca le hizo un santo a nadie.

Amaury. ¿Ah, no?

Adalberto. No, y la gente llegó a pensar que mi mamá tenía no sé cuántos ahijados. Mi mamá era una gente de esas que te decía: ¡Ten cuidado con eso! y es verdad que había que tener cuidado con eso. Eso es lo más grande que tenía mi mamá. Esa canción la convirtió en algo que todavía… Te cuento algo, un momento muy triste, muy duro, además, porque la gente no sabe, a veces, las penas que pasamos los artistas en momentos difíciles, que tenemos también. Cuando mi mamá falleció yo estaba de gira en el extranjero, estaba en Italia, y esa canción era la canción que estaba de moda, es todavía la canción más pegada de la orquesta mía. En este momento yo tengo que cerrar todos los conciertos…

Amaury. Es una de las canciones más pegadas de todas las orquestas.

Adalberto. Era muy difícil, Amaury, mi mamá estaba esperando que yo viniera para ser enterrada, y yo estaba tocando en los bailes y la gente me decía: ¡cántame Rosa Zayas, cántame Rosa Zayas! Te imaginas el momento tan difícil. Yo no podía decirle a la gente: Miren a mi mamá le pasó esto, no podía contagiar a la gente con lo que yo estaba pasando.

Lo único que le pedía a ella en ese momento era que me ayudara a pasar ese momento tan difícil, saber que ella estaba aquí en esas condiciones y que yo estaba allá. Pero al mismo tiempo, después, cuando ya yo vine, pasó el tiempo, y me da mucha alegría ver cómo la gente la recuerda y cómo la gente me habla de ella con todo ese cariño. Ella fue la que me dio la idea de volver a grabar ese tema. Ese tema yo lo grabé en el 93 con Rojitas, una versión muy corta que duraba cinco minutos y un día yo tocando en un baile, empezamos a ponerle cosas a esa canción y a ponerle cosas y se convirtió en lo que es hoy en día esa canción, ¿no? y mi mamá me dijo un día: ¡Ay, mijo! ¿Por qué tú no dejas esa canción así, como está ahora? porque ella bailaba esa canción, cuando llegaba la parte de cantarle…

Amaury. ¡Es que era muy alegre!

Adalberto. Sí, en la parte de cantarle a Oyá que es el santo que ella tenía hecho, cuando llegaba esa parte, ella bailaba y se ponía que había que aguantarla y todo, aquello era… y me da la idea de que vuelva a grabar la canción y yo le decía: mima, no, el problema es que esa canción es muy larga, eso no hay quien lo ponga en la radio.

¡Pero, grábala, para el público, la gente lo va a querer, para el disco, grábala, hazme caso! me decía: ¡Acuérdate que lo que yo te digo…, hazme caso! y yo como casi siempre le hacía caso, la volví a grabar y esta versión fue la que realmente se convirtió en el éxito más importante de mi carrera artística, la canción más mencionada, la canción más tocada, la canción más esperada y mucha gente no me pide en los bailes ¿Y qué tú quieres que te den? Me piden: Rosa Zayas.

Amaury. ¿Tú naciste en Camagüey?

Adalberto. Yo nací en La Habana.

Amaury. ¡Ah!, ¿Tú naciste en La Habana?

Adalberto. Yo nací en Maternidad de Línea.

Amaury. ¿Por qué todo el mundo dice que tú eres de Camagüey?

Adalberto. Porque yo nací en La Habana y me inscribieron en Camagüey.

Amaury. ¡Ah, bueno!

Adalberto.  Yo estoy inscrito en Camagüey, o sea, que si me ven con una gorra de Industriales, por casualidad, que nadie se ponga bravo. (risas)

No, realmente me siento un camagüeyano empedernido.

Amaury. Pero tú eres industrialista. (risas)

Adalberto. Sí, porque bueno yo a Camagüey no puedo ir mucho ahora en estos momentos. Yo quiero mucho a Ulacia y todo eso, pero bueno… no me metas en esa candela ahora, que no me dejan entrar de Florida para allá. (risas)

Amaury. ¿Pero tú vas con alguna frecuencia?

Adalberto. Mucha frecuencia.

Amaury. Hay un hotel allí donde tú tocas el piano.

Adalberto. El Gran Hotel, que es como si fuera mi casa. Allí tengo un rincón, que es mi casa, o sea, mi habitación, las costumbres, es familia lo que yo tengo en ese lugar. Tengo a mi padre allí, en Camagüey, que sigue dirigiendo Los soneros de Camacho.

Amaury. ¡Una orquesta de la que tú formaste parte!, ¿no?

Adalberto. Sí, yo formé parte cuando se llamaba Avance Juvenil.

Amaury. ¿Cuánto aprendiste con él?

Adalberto. Ohhhh, todo lo que sé.

Amaury. Porque él es sabio.

Adalberto. Todo lo que sé de Arsenio (Rodríguez), de (Félix) Chapotín, de Lilí (Martínez).

Amaury. Eso es una maravilla, chico.

Adalberto. Entonces, ¡imagínate!, yo era chiquito y todos los ensayos y todas las cosas, y machacaba de todo lo que se perdía por ahí, el piano, yo quería ser pianista, nunca lo fui, pero bueno, yo quería. (risas)

Amaury. ¡Cómo vas a decir que tú no eres pianista, Adalberto y menos en televisión! Tú eres un pianista tremendo.

Adalberto. No, te voy a explicar ahora y voy a aclarar eso ahora. Mira, yo comencé a aprender los “tumbaos” con el piano, “tumbaos” y a poner acordes; tumbaos y acordes, tumbaos y acordes.

Mi papá tenía un pianista que tocaba de oído, que era la copia de Lilí Martínez, era prácticamente la copia de ese hombre y yo le miraba tocar los tumbaos.

Yo toqué el piano en Son 14 y en el Avance Juvenil, te lo confieso, a base de tumbaos, los tumbaos míos eran los de Joseíto González, mi hermano, del que aprendí mucho, el director del Conjunto Rumbabana y él decía que para tocar Sones, lo que había que tocar bien era el tumbao. Los acordes los poníamos, pero si me sacabas de ahí… Frank Fernández me dio una clase de piano y desistió.

Amaury. (risas) ¿Adalberto, qué significa en tu vida la profesora Alicia Perea Maza?

Adalberto. ¡Oh! (admiración)

Amaury. Nuestra querida Alicia.

Adalberto. Mi niño precioso me dice ella, todavía me dice así.

Amaury. Mi niño precioso.

Adalberto. Mira, Alicia va a Camagüey a hacer unas pruebas de captación que se hacían para traer muchachos a las escuelas de arte, y me hizo la prueba. Empezaron a hacerme la prueba y parece que yo hacía bien todo lo que me estaban pidiendo y empezaron a pedirme más cosas y más cosas, y yo las hacía, entonces ya después me cuentan que no estaban en el programa de prueba, sino que era para ver hasta dónde yo daba y estuvieron un rato ahí, conversaban y se reían. Cuando terminó todo, todas las pruebas terminaron, sacaron a los muchachos, a todo el mundo le dieron las calificaciones y a mí no me decían nada, ella llamó a mi mamá y le dijo: ¡Señora, si usted me autoriza a él me lo llevo ya!

Amaury. ¡Así es Alicia!

Adalberto. Mi mamá vio los cielos abiertos y dijo: ¡Se lo regalo, lléveselo, si es para eso, lléveselo! y gracias a eso… (Alicia) dijo: El problema es que si lo dejo aquí, de momento aparece una beca para otra cosa, o pasa cualquier cosa…

Y le agradezco tanto eso a Alicia, porque gracias a ella entré a la ­Escuela Nacional de Arte y allí comenzó esa familiaridad tan hermosa que se mantiene hasta hoy en día. La quiero muchísimo, la quiero muchísimo.

Amaury. Compartimos el cariño.

Adalberto. Creo que mucha gente, lo compartimos con muchas personas.

Amaury. Hay un grupo, sí. Yo a veces le digo: ¡Alicia, usted tiene que crear un club de fans!

Adalberto. ¡Sí, es verdad!

Amaury. El club de fans de Alicia Perea. Y ella me dice: no, mi niñito…, pero su niño precioso ella siempre dice que es Adalberto Álvarez.

Adalberto. Sí, ella siempre, la verdad.

Amaury. Ahora, ya tú habías hablado que formaste Son 14, pero hay dos temas vinculados con Son 14, que yo quiero tocar.

Ya tocaste “A Bayamo en coche”, que es una canción también histórica en todos los sentidos.

¿Por qué Santiago? ¿Por qué en Santiago Son 14? Esa sería una pregunta. Y la otra pregunta sería: ¿Cuándo tú descubres, a qué edad, que el Son es el corazón de nuestra música cubana?

Adalberto. Ya, bueno. En Santiago porque yo empecé en Camagüey. Cuando termino en la Escuela Nacional de Arte y me voy a Camagüey de profesor de Literatura Musical, me voy a dar clases a la Escuela Provincial de Música, de Camagüey. Pero esa tarea la compartía… cuando yo llego mi padre me dice: Ya tú estás listo para dirigir el Avance Juvenil y yo cojo la dirección del conjunto Avance Juvenil e incorporo al Avance Juvenil a varios músicos, muchachos graduados conmigo de la escuela y empiezo a experimentar, o sea, empiezo a poner todas mis canciones con todas las cosas que yo escribía, con el Avance Juvenil; que eran las canciones que yo tocaba primero y después Rumbabana montaba. Pero ¿qué pasa? Que yo estaba en Camagüey, y no podía grabar, no podía hacer nada en Camagüey, entonces yo se las daba a Joseíto (Rumbabana) para que mis canciones las pudiera escuchar la gente y Joseíto las grababa. Casi nunca me cambiaba el arreglo, a veces nos sentábamos juntos, teníamos una empatía muy grande.

Amaury. Es que ese era otro caballero.

Adalberto. Sí, un caballero, la verdad. Me enseñaba cosas…, mira, esto es por aquí. Las trompetas en los conjuntos, porque una cosa es con guitarra en la escuela, y otra cosa es con violín en la calle, es diferente por completo y entonces, maldades y cosas que fui aprendiendo en ese tiempo.

Llegó un momento en que ya Camagüey no satisfacía las expectativas, era muy grande la fuerza y entonces Vaillant, el compositor santiaguero, Rodulfo Vaillant, presidente de la UNEAC de Santiago en este momento, va a Camagüey y me propone hacer un conjunto en Santiago de Cuba, a partir de que Santiago de Cuba, lo que era la parte de los conjuntos no estaba muy reforzada en ese momento y yo lo consulté con mi papá y me dijo: ¡Dale!

Tiburón cantaba en la orquesta de mi padre, que poca gente sabe eso.

Amaury. Yo no lo sabía.

Adalberto. Bueno, a Tiburón le hicimos una prueba mi papá y yo. Tiburón era pelotero del equipo Granjeros (risas). Si él me está oyendo ahora va a decir: ¿Por qué tú estás haciendo el cuento ese, Lobo? Me decía Lobo ¿Por qué tú haces ese cuento?

Amaury. Porque sabe que estamos juntos.

Adalberto. Era pelotero del equipo Granjeros y el día que nos llevó a verlo jugar, porque nos hicieron un juego de exhibición, le dieron tres ponches. (risas) Ese cuento es el que él no quiere que haga (risas) y ahí se dio cuenta que mejor seguía en la música.

Se apareció un día a hacer una prueba para cantar en el Avance Juvenil, y yo a ese hombre le vi, como dice Frank (Fernández), esas palabras son de Frank: el son de la tierra adentro.

Amaury. ¡Pero es que lo tiene!

Adalberto. Este hombre no es un Pavarotti, no es un Carusso, pero tiene un alma, tiene una bomba, tiene una cosa, una simpatía, una cosa. Mi papá me decía: ¿qué tú crees? No, no, vamos a dejarlo en el Avance Juvenil y cuando ya yo decido irme a Santiago, al primero que me llevo es a Tiburón y fuimos para Santiago de Cuba, y allí todo no fue fácil. Nos fuimos cinco o seis músicos de Camagüey para Santiago. Vaillant nos ayudó mucho, porque mucha gente no creía en ese proyecto. Yo tuve un gran apoyo, sobre todo… cuando Son 14 salió, el 11 de noviembre del 78…

Amaury. …Y ya en Santiago es el Son en estado puro.

Adalberto. …Sí, mira, yo llegué allí y lo primero que hice fue ir a la Casa de la Trova. Cuando empecé a ver el ambiente musical de Santiago de Cuba…, era una potencia…, Amaury, en Santiago había bailes los fines de semana en más de siete u ocho lugares.

Ahí estaban la Orquesta Los Taínos, La Típica Juventud, estaba Gloria Latina, estaban los Karachis, estaba Son 14, bueno, había una cantidad de orquestas en Santiago de Cuba con una potencia, con una calidad increíble, que yo llegué y dije: pero esto es un mundo aquí aparte, un mundo sonoro que aquello era una cosa…

Y yo dije, aquí para hacer un conjunto tengo que afincarla duro porque aquí no se puede tirar piedras y realmente nos pusimos… y cuando salió el 11 de noviembre del 78, Son 14, los santiagueros lo hicieron suyo.

Amaury. ¿Y quién te puso El Caballero del Son?

Adalberto. Ah, eso fue en Venezuela. Me estaban entrevistando y el periodista que me entrevista dice: existe un Caballero de la Salsa, que es Gilberto Santa Rosa…

Amaury. Muy amigo tuyo.

Adalberto. Muy amigo mío, muy amigo mío. Y me dice: Yo, oyendo sus letras, las letras de sus canciones, la forma en que usted trata las canciones, la forma en que usted escribe, yo le daría a usted el título de Caballero del Son. ¿Usted me lo permite? Y le digo: ¡Yo, encantado de la vida!, no hay problema ninguno. Entonces salió un escrito: Entrevista con Adalberto Álvarez, el Caballero del Son y, ahí se fue quedando ya esto del Caballero del Son. Gilberto y yo cuando nos vemos, nos saludamos y decimos: ¡Entre caballeros! Tenemos una gran amistad.

Amaury. Volviendo a Y qué tú quieres que de den. El tema religioso en cualquiera de sus formas, nada más que lo había tocado aquí, por lo menos a nivel muy popular,  Celina (González)…

Adalberto. …Celina, Celina, esa es mi otra madrina.

Amaury. Celina, bueno, Celina y Reutilio cuando cantaban Qué viva Changó. Pero ¿tú crees…?, yo lo creo, pero quiero saber si tú lo crees igual. ¿Tú crees que el hecho de que la música popular haya tomado otra vez el tema de los orishas con tanta libertad, con tanta naturalidad con que después las orquestas de todo tipo lo han tocado… crees que “Y que tú quieres que te den”, es la canción que arranca primero y que todo el mundo dice: Ah, sí se puede, se puede hablar de esto, no es tabú?

Adalberto.  Yo creo que sí, que esa canción cumplió dos objetivos. Bueno, en esa canción, primeramente no había objetivo ninguno de hacer proselitismo, nada. Es una canción que si tú la lees te da una explicación del sincretismo, realmente, Obatalá es la Mercedes, Oshún es la Caridad, ahí no se le dice a nadie: tienes que creer, pon un vaso de agua. Ahí no se habla nada de eso, ahí cada cuál debe hacer lo que siente que debe hacer y eso se deja a la elección de cada cual, pero es una canción que explicaba de alguna forma, esta cosa del sincretismo que existe.

La otra cosa es que fue una de las primeras canciones donde yo, que no sabía cómo iba a explicar lo que sucedía en un cuarto de santo…La casa está repleta ya no caben más…, yo empiezo a rapear en el año 93 y después me doy cuenta que yo era rapero, chico (risas), pero sí creo que a partir de allí vinieron toda una serie de canciones, como también creo que se abusó un poco de eso.

Amaury. Sí, llegó un momento que nada más que se cantaba…

Adalberto. Creo que se abusó de eso y creo que eso no debe ser así. Tú puedes hacer una canción, pero tampoco puedes convertir eso en una tendencia… Creo que sofocaron un poco la…

Amaury. …No, y además eso no es un relajo, quiero decir, es una religión que tiene un peso y de la que somos de alguna manera responsables todos en este país de defenderla, los que creen, y los que no creen, pero es una responsabilidad como cubanos defender esa religión.

Adalberto. ¡Así mismo!

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