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soyquiensoy (Ricardo R. González)

«Con 2 que se quieran» Mirtha Ibarra (Parte I)

«Con 2 que se quieran» Mirtha Ibarra (Parte I)

“Mi casa está llena de Titón”

Amaury. Muy buenas noches, estamos en Con 2 que se quieran, aquí, en el corazón de Centro Habana, en Prado y Trocadero, en el barrio de Lezama, en los legendarios Estudios de Sonido del ICAIC.

Hoy con la presencia extraordinaria, con su belleza, de una de las más grandes actrices que ha dado Cuba, de las mujeres más hermosas que tiene el cine hispanoamericano, una gran amiga,Mirtha Ibarra, bienvenida, Mirtha.

Mirtha. Gracias por esos elogios.

Amaury. Gracias por aceptar venir a estar en el programa. La entrevista no es cronológica, entonces vamos a empezar a hablar de un tema que yo creo que es de los más importantes en tu vida, y es de tu hijo Saulius, porque yo no tengo claro, yo sé que tú te ganaste una beca en un momento determinado y te fuiste a París.

Mirtha. La historia de París viene porque yo me caso con un francés en el año 67, todavía estaba becada en la Escuela Nacional de Arte.

Amaury. Ah, eras una muchacha todavía.

Mirtha. Estaba en el último año de la escuela y mi hijo nace en el 70, y por circunstancias personales, problemas familiares de mi marido que falleció su padre, pues decidimos ir a París, Saulius tenía dos meses.

Amaury. Pero en esa época fue cuando estudiaste en la Escuela Internacional de Teatro de París.

Mirtha. Sí, exacto, estando allí conseguí una beca para la Escuela Internacional de Teatro, París Ocho. Después con Perineti también.

Amaury. ¿Y cómo es Saulius como hijo? ¿Cómo eres tú como madre?

Mirtha. Yo como madre no soy nada autoritaria, yo creo. Me parece, sería bueno que él hablara, pero yo no me siento una madre autoritaria ni que impone. Trato de inmiscuirme lo menos posible en la relación amorosa de mi hijo y por eso me quiere tanto mi nuera. Tengo un nieto de 10 años, y con él, bueno, trato de aconsejarlo como lo hace toda madre cada vez quevemos que pierde un poco de tiempo en su vida.

Amaury. Pero él es muy dulce.

Mirtha. Muy dulce, él es muy dulce, aunque yo creo que es más dulce con todo el mundo que conmigo, yo no sé, siempre hay esa relación entre madre e hijo que es diferente.

Amaury. Es que ustedes parecen hermanos.

Mirtha. Ah, sí

Amaury. Mirtha, tú has hecho mucho teatro. Yo recuerdo Weekend en Bahía, de Alberto Pedro, y recuerdo Tiene la palabra el camarada Mauser. ¿Qué significan en tu vida Raquel Revuelta, Vicente Revuelta y Teatro Estudio?

Mirtha. Realmente tengo que decirte que poca cosa porque yo hice algunas obras en Teatro Estudio, pero en un momento determinado tomé una decisión en mi vida, yo siempre he sido una persona que arriesga, y yo dije: es mejor ser cabeza de ratón que cola de león, y en este caso, en Teatro Estudio había las grandes divas ya y yo recién empezaba, cuando vine de París y decidí irme para el Bertolt Brecht, después me fui para el teatro de Tito Junco, y, por supuesto, ahí hacía personajes protagonistas. Hice Tema para Verónica, hice… es que hice muchas, hice Obba y Changó, de protagonista, hice montones de obras con el grupo de Tito y con el Bertolt Brecht.

Amaury. Y televisión, televisión en Cuba ¿qué fue lo primero?

Mirtha. Televisión fue El hombre que vino con la lluvia, creo, no sé si fue lo primero.

Amaury. Sí, sí, o Pasos hacia la montaña ¿cuál fue?

Mirtha. Pasos hacia la montaña también, pero realmente lo que me marcó en esa época fue El hombre que vino con la lluvia, porque era un personaje muy interesante, muy lindo, una especie de Doña Bárbara, yo siempre digo una Doña Bárbara cubana, de estas mujeres de machete, de vivir sola, con su soledad; le habían matado su marido, y gustó mucho, Gertrudis San Juan, se llamaba, recuerdo y  fue una novela que a la gente le gustó mucho la siguió mucho. En aquella época había pocos casetes, se grabó otra cosa encima y de aquello no quedó absolutamente nada.

Amaury. Tú has hecho mucha televisión en España.

Mirtha. Bueno, mucha no, hice una telenovela seis meses, La verdad de Laura, pero no bastante.

Amaury. Una telenovela seis meses al aire es mucho tiempo. ¿La ponían a diario?

Mirtha. Tres veces a la semana.

Amaury. ¿Por qué has hecho poca televisión aquí en Cuba? ¿Por qué no has querido, por qué no te han ofrecido?

Mirtha. No, quizás por circunstancias, que no he estado aquí o no me han propuesto algo interesante. Hace tiempo que no me proponen realmente nada. Y tampoco me gusta involucrarme en proyectos a largo plazo porque si me sale una película, para mí, en primer lugar está el cine, es donde me siento más realizada y es el que menos estrés me crea. La televisión me crea mucho estrés y aún más el teatro. Entonces yo prefiero el cine, porque el cine tiene esa posibilidad, primero, que tú te sientes como que tienes un público que son todos los técnicos y segundo, que si estás mal, te dicen: corten. Y eso te relaja muchísimo, eso te da una tranquilidad espiritual increíble.

Amaury. Pero la televisión grabada también.

Mirtha. La televisión también, pero bueno, por ejemplo, esta telenovela que hice donde de pronto tenía que hacer veinte escenas de textos diarias, o veintitres escenas, con el texto aprendido.

Amaury. Ah, bueno, porque en España no se trabaja con apuntadores.

Mirtha. No, no, nosotros no quisimos, nadie del elenco quiso trabajar con el, ¿cómo le llaman a eso?, el pinganillo.

Amaury. Sí, le dicen de varias formas.

Mirtha. Una palabrita…

Amaury. Aquí por Latinoamérica le dicen chícharo.

Mirtha. Allá le dicen el pinganillo.

Amaury. El pinganillo, bueno, andar con un pinganillo en un oído debe ser una cosa…

Mirtha. …Es horrible, porque te están diciendo: vete para la ventana, mira, responde tal cosa. Nadie quiso, los mexicanos probaron…

Amaury. …Ah porque te dicen también los movimientos.

Mirtha. Todo, los mexicanos probaron. El director que era mexicano, probó y nosotros no aceptamos. Ese director se fue enseguida después.

Amaury. No pudo usar el pinganillo.

Mirtha.  No, ninguno aceptó y él, después salió.

Amaury. Hay una cosa más delicada, tú eres una mujer bellísima, bellísima, sobrecoge tu belleza.

Mirtha. Ay, chico, por favor.

Amaury. Sí, te lo digo en serio. Ahora, yo me pregunto: esa belleza, aparte de que viene congénita, viene de tu familia y todo eso, ¿tú la ejercitas, tú te cuidas, manejas una alimentación adecuada, haces ejercicios?

Mirtha. Yo trato de hacerlo, pero no por la belleza, sino por un problema de sentirme sana, ¿no?. Yo, hay algo a lo que que le tengo miedo y es a la vejez, pero le tengo miedo a la vejez por la pérdida de memoria y por la imposibilidad de valerme por mí misma. Son dos cosas a las cuales le temo, entonces, me gusta ejercitarme, caminar, hacer ejercicios, por eso, porque me parece que si me veo imposibilitada de hacer determinadas cosas, sí para mí sería terrible.

Amaury. Qué peso sería el idóneo para… ¿Cuánto tú pesas?

Mirtha. Yo ahora estoy pasada de peso.

Amaury. No, no, no, porque ahora no estás filmando. Pero ¿cuánto engorda?, la gente no lo sabe, pero es bueno explicárselo, ¿cuánto engorda una cámara de cine?

Mirtha. El cine como 10 libras, que son como 5 kilos, más o menos.

Amaury. Cuando tú ves esas actrices que se ven escuálidas en cámaras, están para talleres, quiero decir.

Mirtha. Sí.

Amaury. Háblame de tu familia. ¿Dónde naciste? ¿De dónde tú saliste? ¿De dónde salió esta belleza?

Mirtha. Bueno, yo nací en un pueblo que se llama San José de Las Lajas, que está cerca del Cotorro, de Cuatro Caminos. Mi madre era despalilladora de tabacos. Mi padre trabajaba en una fundición y a veces montaba tanques. A veces tenía trabajos esporádicos. En la fundición ya era un trabajo fijo. Y bueno, pues una casa humilde, linda, de esas casas de tejas con canal, donde nos bañábamos cuando había aguaceros, debajo del chorro de la canal. Y con mucha educación.

Y eso siempre te hace pensar en que la cultura no tiene nada que ver con la educación. Porque hay tanta gente culta mal educada. Y mis padres yo creo que tendrían tercero grado o cuarto grado, aunque mi mamá con un tercer grado lo que tenía en matemáticas en la cabeza era… Le daba un dinero mi padre y cuando venía le decía: tanto de frijoles, tanto de… el vuelto. Era una matemática increíble. Pero les agradezco eso, que los tres somos muy educados.

Amaury. Tú y tus dos hermanos.

Mirtha. Y mis dos hermanos, nosotros tenemos una relación muy fraternal, muy, y al mismo tiempo muy respetuosa, pero nos queremos muchísimo, entrañablemente, nos ayudamos muchísimo, pero siempre con un respeto. Y ahora uno siente que todo eso se ha perdido, se ha perdido la educación, hay una vulgaridad que está tomando camino y  terreno cada día más, y eso a uno lo hace sentirse muy mal.

Amaury. ¿Tus padres no viven?

Mirtha. No, ninguno de los dos.

Amaury. Por lo que me cuentas, tuviste una infancia feliz.

Mirtha. Una infancia muy linda, muy querida y mis padres se llevaban muy bien, cada vez que oían un danzón, se paraban en la sala a bailar.

Amaury. ¿Tú bailas?

Mirtha. Me encanta el baile, sí.

Amaury. ¿Pero te gusta bailar?

Mirtha. Me gusta bailar, yo siento que el baile es una terapia para mí. Me libera energía, me libera energías negativas, yo pienso.

Amaury. Y es un buen ejercicio también.

Mirtha. Claro. Lo que pasa es que bueno, me gusta mucho bailar en fiestas privadas, no me gusta mucho ir a lugares de música, ni esas cosas, no me gusta ir a los night clubs ni nada de eso. Yo creo que cada cosa en la vida tiene su momento y su edad.

Amaury. Alguna vez fuiste fiestera de la noche.

Mirtha. Sí, cómo no, de clubs, nocturna y de 4 y 5 de la mañana, las 6. Recuerdo que llegaba a San José de las Lajas, mi madre era la chaperona de todo un grupo de becados; que todas las madres decían, vayan con la mamá de Mirtha. Mi madre nos traía para acá a La Gruta y a otros lugares.

Amaury. Yo hice una lista de algunas películas: La última cena, que hiciste ahí una escena pequeña.

Mirtha. Pequeña, yo siempre he dicho que ese personaje prácticamente no existía, pero en ese caso creo que fue la única vez que Titón creó un personaje pequeño, para estar juntos en Matanzas y que yo no estuviera ahí como una carga, pululando por ahí sin hacer nada.

Amaury. ¿Cómo fue que conociste a Titón? A Tomás Gutiérrez Alea, para el público que puede no saberlo.

Mirtha. Bueno, pues lo conocí estando casada, en una fiesta. Ya esta historia yo la hice en el libro.

Amaury. Sí, está en el libro, pero no está en la televisión y yo quiero que la cuentes en la televisión.

Mirtha. Y entonces llegué a esa fiesta, donde estaba Antonio Saura, el pintor, Mercedes… había un grupo de intelectuales y me lo presentaron, yo me fui a la cocina a hacerme un trago y, sentí que unos brazos me atrapaban y trataban de besarme apasionadamente. Yo me molesté, me pareció un atrevimiento y me molesté al punto que me fui de  la fiesta. Llegué a mi casa y mi marido me dijo: ¿Y qué te pasó? Que un atrevido ahí que me acaban de presentar, Titón, un director de cine, me acaba de coger para besarme.

Dos días después él vino a excusarse y a decirme que que había tomado demasiado, que lo disculpara, que ese no era su comportamiento habitual. De todas maneras yo siempre digo que Titón se anotó unos puntos, porque uno no está acostumbrado a que un hombre te tome por el brazo y de pronto quiera besarte. Eso tiene su charme de todas maneras.

Amaury. ¿Cómo siguió esa relación? Después que se disculpó ¿qué pasó?

Mirtha. Bueno, pues me pidió mi opinión sobre una película, estaba buscando una actriz, no sé, le di té, se fue, se fue. Y recuerdo que mi marido el francés, me preguntó: ¿Quién estaba ahí? Y le dije: el director de cine que te conté. Oh, ese tipo sí me parece peligroso. Él era un francés muy francés, pero había mucha comunicación entre nosotros porque me parece que la fidelidad es eso, comunicación y honestidad, ¿no? Y yo soy una persona muy fiel. Muy fiel con mis maridos y muy fiel con mis amigos.

Amaury. Pero después, según lo que yo leí en el libro, después Titón fue otra vez, insistió y te llamó.

Mirtha. No, no, no, eso fue después. Yo me fui a París, y vine tres años después y un día que salía del teatro, él me estaba esperando, me pidió la dirección, me preguntó si yo estaba sola, le dije que sí, insistió en que si era completamente sola. Le dije que sí, y se apareció donde yo vivía, se apareció muy lindo, con un jean, un pulóver negro de invierno, se acostó en una hamaca que yo tenía brasilera, él estaba practicando todo el tiempo la seducción de una manera muy sutil. De pronto dijo: me voy. Digo yo: pero este hombre. Entonces yo me cuestioné y dije: yo no entiendo esta visita tan rápida, no, ¿por qué se ha ido? Y entonces llamé a una amiga y le dije: mira, pregúntame si es gay o si está casado. Esas son para mí dos impedimentos porque no me interesa entrar en una relación tan problemática.

Y entonces ella vino y me dijo: nada, hombre libre, luz verde, este es el teléfono. Y ahí yo lo invité para el 31 de diciembre que viniera a mi casa que había una fiesta.

Después en el Parque Lenin tuvimos un trabajo voluntario el 31 de diciembre, todo cambió y la fiesta se trasladó para la casa de Armando Suárez del Villar. Él no apareció nunca. Yo me fui a las tres de la mañana para la casa y me tocaron a la puerta, yo estaba durmiendo y era Titón.Y ahí es la historia esa que viste del ICAIC y la guardia, que no lo voy a contar.

Amaury. No, está bien, hay que leerse el libro, ya después hablaremos del libro. ¿Y la primera película que tú haces en el cine, cuál es?

Mirtha. Hasta cierto punto.

Amaury. Hasta cierto punto, dirigida por él.

Mirtha. Sí.

Amaury. ¿Cómo fue la relación de trabajo?, ya ustedes eran pareja.

Mirtha. Yo siempre he dicho que esto marcó una pauta, un antes y un después en nuestra relación, que hasta ese momento era una relación muy linda también, pero yo diría que menos profunda, por cuanto cada uno estaba en su área, las áreas no se vinculaban.

Yo hacía teatro, él hacia cine. Me contaba de los proyectos, yo le contaba de la obra que estaba haciendo, pero no, no había esa comunicación en ese sentido. Y a partir de Hasta cierto punto, pues sí realmente comenzó ya una relación… yo hice una investigación en el puerto, y trabajé junto con ellos en las discusiones del guión, ya después de eso, él siempre me daba los guiones, discutíamos los guiones, enriquecíamos cosas… cambió por completo la relación, yo creo que él aprendió, no sé, a valorarme de otra manera también. Yo creo que hizo una valoración diferente de mí.

Claro que esa primera película tampoco fue fácil, en el sentido de que yo tenía mucho miedo, por eso no queríamos vincularnos laboralmente porque Titón tenía un carácter muy difícil, no te voy a decir que Titón era… Titón era una persona muy dulce, pero con un carácter muy fuerte. Y yo le dije: bueno, mira, aquí me tienes que tratar como a una actriz cualquiera, como si tú trabajaras con cualquier otra actriz cubana, respetándome. Siempre cuento la anécdota de cuando le dije: dame otra toma y me dijo: no, esta está muy bien. ¡Ay!, por favor, que me des otra toma. No, no, no, yo estoy muy bien con esta toma.

Y yo me puse a llorar y me metí en el baño a llorar y eso fue… cuando llegué a la casa me dijo: ¿es que tú no sabes que estás muy bien? Yo te estoy diciendo que estás muy bien, pero claro, era mi primera película y yo tenía mucha inseguridad realmente. Mucha, mucha inseguridad.

Amaury. Pero tú no vuelves a encontrarte con él hasta muchos años después -en el cine, quiero decir-, como director porque después estuvo Se permuta, estuvo Plácido. Tú hiciste otras películas, yo tengo aquí.

Mirtha. Sí, yo hice otras películas, hice un montón; Otra mujer, con Daniel. Hice Plácido con Sergio, hice Se permuta con Juan Carlos, hice. Y no volvemos hasta Cartas del parque.

Amaury. Esa es otra película de la que yo quisiera que tú me hablaras. Una película preciosa esa, Cartas del parque.

Mirtha. Una película preciosa y para mí  fue una experiencia muy linda, pero al mismo tiempo muy terrible, porque a mí me descubrieron un cáncer in situ. Yo tuve una operación en ese momento. Inclusive, el corsé que me tenía que poner no lo pude usar, me tuve que poner un refajito, porque estaba acabada de operar. Así y todo, hice la película, pero fue un momento duro. Marucha estaba en el hospital, yo salía del hospital.

Amaury. Marucha es la esposa de Mayito (Mario García Joya), el director de fotografía de la película.

Mirtha. Mayito iba y venía a La Habana todos los días a verla, y bueno, sabes que Marucha murió de lo mismo.

Amaury. Sí, sí.

Mirtha. Las dos estábamos operándonos de lo mismo, lo que Marucha hacía diez años que no se atendía.

Amaury. Una gran fotógrafa.

Mirtha. Y una gente tan querida. Yo cada vez que tenía cualquiera discusión con Titón, recuerdo que Titón tenía ese carácter que te digo, a veces él arrancaba de la casa en el carro. Yo decía: ay Dios mío; madre mía. Y yo daba diez minutos. A los diez minutos yo cogía el teléfono y decía: ¿Ya llegó? Y Marucha me decía: Sí, ya está aquí. Ah, bueno.

Amaury. Entonces, tú sabías para dónde iba.

Mirtha. Sí, y ya yo sentía alivio. Ya, ya llegó, ya está bien, ella le da la terapia ahí y viene para acá.

Amaury. ¿Qué recuerdos tú tienes de la fotógrafa, de Marucha?

Mirtha. Lindísimos recuerdos. Nosotros…

Amaury. Marucha y de su esposo Mario García Joya.

Mirtha. Un lugar donde carenábamos todas las noches Leonardo Acosta, Raúl Martínez, Abelardo Estorino. Ahí se reunían los intelectuales y, como ellos trabajaban de noche, pues ahí estábamos hasta las cuatro de la mañana, cinco de la mañana hablando de arte. Y eran noches inolvidables. Yo te digo que cuando Marucha murió, fue como si, no sé, como si todo se terminara ahí.

Amaury. Pobrecita y murió además en plenitud de su carrera.

Mirtha. Sí señor, sí.

Amaury. Bueno, ¿cuándo aparece Nancy, el personaje de Nancy?

Mirtha. Bueno, Nancy aparece con Chijona en Adorables mentiras, que también fue algo tremendo, porque ensayamos toda la película y cuando íbamos a empezar a filmar, a Isabel (Santos) le da hepatitis y hay que retirar la película y guardarla hasta que Isabel estuviera bien, pero yo adoro esa película, le tengo un amor increíble, por Nancy, porque ese personaje para mí es realmente emblemático, es uno de los que más quiero.

Amaury. Háblame de la escena de Adorables mentiras ¿cómo montaron esa escena donde Isabelita y tú, Isabel Santos, y tú, entran en aquel restaurante y empiezan, supuestamente a hablar en inglés, y van diciéndolo con canciones de los Beatles?

Mirtha. Mira, yo recuerdo que estaba apuntado, pero yo recuerdo coger la lista de todas las canciones y tratar de armar, dentro de las posibilidades, un discurso que tuviera una lógica, por eso le digo: Hellp Me… y organicé una serie de títulos que tuvieran una cierta coherenciaporque me gustaba eso.

Amaury. Y después ¿de quién es la idea, de Senel, me imagino, el guionista, de retomar en Fresa y Chocolate a Nancy? Que Nancy siga su camino en Fresa y Chocolate.

Mirtha. Bueno, yo creo que es de Titón y de Senel, porque realmente ambos hicieron el guión.

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