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Tarea Vida (22) Una carta (de) Cuba

A pesar de su diminuto tamaño, que le sigue al del zunzún, la cartacuba está considerada entre las especies más bellas de la avifauna cubana, y vive en bosques con barrancos. Una de sus curiosidades resulta la convivencia junto a los tocororos.

Es un ave endémica, y según cuentan demuestra fidelidad a su pareja. Todo ello engrandece la necesidad de proteger el entorno porque resulta, ante todo, una de las tres joyas de la ornitología nacional.

Por Ricardo R. González

Fotos: Ramón Barreras Valdés

Quisiera que usted viviera esta aventura en tiempo real y se sumara a un equipo deseoso de conocer las andanzas de un ave tan pequeña que apenas alcanza unos 10,6 cm de longitud.

Ahora está posada sobre la rama de un árbol como para concederle a nuestro colega Ramón Barreras el tiempo justo a fin de que capte su belleza y la deje plasmada en fotografía.

Siempre desplazándonos con pasos muy lentos y entre el mayor silencio por parte de todos para impedir su partida. Aun así al pájaro se le ve nervioso, mirando continuamente a su alrededor como temeroso al peligro. En medio de las circunstancias emite su canto característico hasta que levanta el vuelo y se marcha porque tampoco permite un acercamiento total.

Así nos adentramos a los caprichos de la cartacuba o pedorrera (Todus multicolor) cuya acuarela en el plumaje ofrece un panorama que resulta impresionante para quienes tienen el privilegio de tenerla relativamente próxima. De ella sobresale su pico, algo desproporcional con el resto del cuerpo, mientras los ojos muestran una mezcla de azul grisáceo que los hacen peculiares.

Ante todo…mucha paciencia. Esa que tiene la persona que está al frente de una finca integral cercana a Santa Clara. Con ella andamos y desandamos las brechas de esa área bendecida por la propia Naturaleza cuyo objetivo esencial es fomentar la diversidad de la flora y la fauna.

Este ejemplar habita en un sitio que, por sus propias características, insiste y defiende la diversidad de la flora y la fauna por lo que mantiene un sistema de vigilancia para evitar la entrada de depredadores con armas de fuego y de cazadores furtivos

Sin dudas el bosque constituye el refugio preferido de la cartacuba, que muestra particularidades en sus nidos. La especie construye pequeños orificios en los declives de los terrenos muy próximos al suelo blando. También en troncos de árboles que cuentan con algunos agujeros o utilizan cavidades naturales existentes en las piedras.

La profundidad de los orificios no excede los 25 cm. Por suerte se reproducen y permanecen en el área para enriquecer la belleza del lugar, afirma el protector del entorno.

Como en la finca también se preserva y reproduce el Tocororo, al que le dedicamos el trabajo anterior, el finquero reconoce que se multiplica en mayor cantidad nuestra ave nacional que los propios cartacuba, a pesar de que no dejan de resultar aves carismáticas y dotadas de gracia.

ENTRE VERDE, ROJO, AZUL, GRIS Y BLANCO

De pronto uno de los ejemplares abandona el nido. Es tan rápido el movimiento que resulta casi imperceptible. Si bien se caracteriza por su belleza, rápido vuelo y sonido peculiar no puede soslayarse que reclama extrema tranquilidad debido a su pequeño porte y por la propia nobleza que reina en la especie.

Poco a poco nos acercamos al nido, pero es imposible observar porque siempre permanece uno de los integrantes en su interior. La hembra pone de dos a tres huevos, mientras que el proceso total de incubación oscila entre 13 y 17 días.

Por sus propias dimensiones estas aves no pueden realizar vuelos a largas distancias, pero antes de entrar al nido corroboran la no existencia de extraños en las proximidades para preservar sus huevos y los pichones.

Si algo hay cierto es que entre el tocororo, la cartacuba y el zunzuncito se disputan la primacía, pero cada uno tiene sus encantos y características. La cartacuba está considerada un ave endémica en un archipiélago estimado entre los de mayor exclusividad de plantas y animales propias, según estudios del Instituto de Recursos Mundiales que le otorga el lugar 15 al valorarse más de 200 naciones.

La propia entidad ubica a Cuba entre los primeros 25 países que atesoran dicha cualidad en el caso de los anfibios, reptiles o aves motivado por las características geográficas de un país rodeado de mar, y por sus condiciones climáticas que han beneficiado a las zonas montañosas.

En cuanto al endemismo ocupa el sitio preferencial la región oriental, seguido por la occidental, y por último la central, aunque las poblaciones de cartacuba se reportan en toda la nación y en la Isla de la Juventud, mas prefieren un entorno que le facilite las áreas boscosas, sin descartar los barrancos y farallones.

Observe que la especie utiliza los orificios existentes en troncos de árboles para acondicionar sus nidos. La hembra deposita de dos a tres huevos, mientras que el proceso de incubación oscila entre 13 y 17 días.

Todo lo que empieza debe concluir. Después de largas horas descubriendo las interioridades de la flora y la fauna en la finca se impone la partida luego de haber escuchado una diversidad de cantares y sonidos.

Muchas veces llama la atención los diferentes trinos existentes en la avifauna, y por las propias conclusiones a las que arriban quienes pasan gran parte de sus vidas junto a ellas resulta evidente que la principal radica en el signo de identificación de cada especie, la otra es para establecer y dejar delimitado su territorio, una tercera como aviso de alimentación a los retoños, y también para demostrar las cualidades amorosas remarcadas cuando las parejas de esa especie comprueben la fidelidad que le propicia su cartacuba.

DE INTERÉS

— La cartacuba adquiere su nombre de la región oriental del país de donde es oriunda, aunque resulta común en todo el archipiélago. Junto al tocororo y el zunzuncito está considerada entre las joyas de la ornitología cubana.

— Su denominación común de pedorrea la toma del sonido peculiar que emiten las alas al volar, quizás como táctica para ahuyentar a los insectos próximos al nido y poder capturarlos para la alimentación.

— En su coloración predomina el verde en la región dorsal, mientras combina el rojo en su garganta con el blanco gris, y algunas plumas rosadas en el vientre que aportan un toque único a la especie.

También sitúan sus huevos en sitios próximos a la tierra expuesto más al peligro del resto de los animales que buscan su supervivencia. (Foto: internet)

— Existen otras cuatro variedades muy similares por otros lares, mas la diferencia predominante radica en que la nuestra dispone de unas manchas azules a ambos lados del cuello.

— Estos ejemplares aparecen en la lista de los que no admiten el cautiverio debido a que su alimentación resulta, exclusivamente, a base de insectos, por lo que un encierro ocasionaría la muerte.

Y si a ello sumamos los propios depredadores naturales, como las bayoyas, que aprovechan la proliferación de nidos en sitios bajos para comer sus huevos, o el efecto de las hormigas que atacan a los frágiles pichones se pone en peligro el hábitat.

— Amar y proteger a la Naturaleza, en lo concerniente a las actitudes humanas, es también preservar el patrimonio nacional y hacer por la vida.

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