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Tarea Vida (4) Las minúsculas predicciones sobre el cambio climático

Tres cuartas partes de los arrecifes coralinos están en riesgo debido a diversas amenazas.

Por Ricardo R. González

Seth Borenstein, una estudiosa de la ciencia que escribe para esta rama publicó un interesante artículo en el que asevera que el cambio climático (CC) es más grave y extenso de lo que se creía, y que los científicos dedicados al clima no captaron muchas cosas, hace un cuarto de siglo, cuando pronosticaron la gravedad del hecho.

«Se equivocaron —dice— al pronosticar lo intenso que serían los incendios forestales, las sequías, las precipitaciones y los huracanes. Se equivocaron sobre qué tanto se derretirían las capas de hielo en la Antártida y Groenlandia, contribuyendo al incremento del nivel de los océanos. Se equivocaron sobre la gran cantidad de problemas de salud pública y de seguridad global».

Ni más ni menos. El calentamiento del Planeta y todo lo asociado al CC no es exclusivo de un país o continente. Afecta por igual y no escapa de Cuba ni de Villa Clara. Avanza mucho más rápido de lo creído al principio, a tal punto que de la primera conferencia desarrollada en marzo de 1995 para valorar su enfrentamiento el mundo se ha calentado en 0,41 grados Celsius o en 0,75° equivalentes en Fahrenheit.

Para muchos el calentamiento ya cambió al Planeta y a la sociedad, y se está lejos de los años 90 cuando los científicos manejaban solo el promedio anual de temperatura y el incremento del nivel de los océanos.

«No creo que alguno de nosotros imaginara que sería tan malo como ya se puso» precisó el climatólogo de la Universidad de Illinois Donald Wuebbles, coautor de la reciente Evaluación Nacional Climatológica de Estados Unidos.

De la intensidad del clima extremo no sabíamos nada en aquel momento. Y esas cosas son bastante aterradoras”.

De acuerdo con investigaciones realizadas se han registrado 406 meses consecutivos en los que el mundo ha estado más caliente que la temperatura promedio del siglo XX.

A esta realidad se han sumado los economistas que ya auguran un futuro demasiado costoso. Yale William Nordhaus, quien ganó el premio Nobel de Economía de 2018 por su trabajo sobre el cambio climático y temas ambientales, enfatiza que sus cálculos muestran que el CC le costaría, solo a Estados Unidos, 4 billones de dólares anuales hacia el final del siglo con una proyección razonable de calentamiento.

Por su parte, Michael Mann quien por la década de los 90 era un estudiante de postgrado interesado en el calentamiento global, confiesa que nunca pensó ver los impactos del CC en su televisor ni tampoco que resultaran tan intensos. El actual climatólogo de la Universidad Estatal de Pensilvania fundamenta su visión en la crudeza de los incendios forestales y en los huracanes cargados de lluvias, sin apartarlos de inundaciones, sequías, olas de calor, y otros factores.

Pero el panorama se torna más explicativo. Los hombres de ciencia entienden mejor cómo los cambios en las corrientes de aire y la lluvia pueden causar más fenómenos extremos, incluso se ha demostrado la incidencia del CC en la alteración de estos fenómenos naturales. Y se ha llegado a la conclusión de que ha causado más lluvias en huracanes como Harvey, María y Katrina, entre otros.

A la cuenta del CC se agrega el empeoramiento de las sequías, los aguaceros y las olas de calor, como la reportada en Rusia en 2010 que causó miles de fallecidos. O el incremento de las tierras devastadas por los incendios forestales en el oeste de los Estados Unidos, como hecho que no era considerado importante en décadas anteriores.

Lo que antes era considerado ciencia ficción ya no lo es a tenor de que el mundo refleja fenómenos meteorológicos extraordinarios que marcan temperaturas superiores a los 50 °C en Asia, los propios huracanes sin precedentes en el Caribe y el Atlántico que han llegado hasta Irlanda, así como inundaciones históricas con afectaciones a millones de habitantes y una sequía implacable en África oriental.

Según estadísticas entre diciembre de 2016 y febrero de 2017 un cómputo superior a los 200 récords se rompieron en toda Australia. Ello provocó olas de calor, incendios forestales e inundaciones a lo largo del verano.

La parte occidental cubana ha sido de las más afectadas como consecuencia de los incendios forestales.

Las implicaciones van más allá y llegan al campo de la salud humana. «Estamos viendo sorpresas», dijo la profesora en Salud Pública Ebi. «Estamos pronosticando cambios y los estamos viendo antes de lo previsto» a tenor de la aparición de mosquitos en Canadá transmisores de enfermedades que sólo se veían en las latitudes tropicales, y una bacteria de aguas cálidas detectada en mariscos en Alaska, indicó.

Cada punto del hemisferio muestra sus grietas. Las enormes capas de hielo en el oeste de la Antártida y Groenlandia se están derritiendo mucho más rápido de lo que los científicos calculaban hace 25 años.

Baste decir que la Antártida ha perdido casi 3 billones de toneladas de hielo desde 1992, suficiente para cubrir Texas con un grosor de casi 4 metros (13 pies), reportaron los científicos en junio pasado.

Durante ese mismo periodo, Groenlandia perdió más de 5 billones de toneladas, por lo que el derretimiento en ambos durante los últimos años duplicó los cálculos del aumento del nivel del mar.

Y el panorama se torna más complejo con la situación de los arrecifes coralinos. Tres cuartas partes de ellos están en riesgo debido a diversas amenazas entre las que figuran las especies invasoras, la acidificación de los océanos o la contaminación causada por protectores solares.

En cuanto a la fauna, durante el último siglo, el universo ha perdido el 95 % de la población de tigres, en tanto los leones en África han disminuido en más de 40 % en solo 20 años. Los leopardos de las nieves, los jaguares y especies similares también corren peligro debido a la pérdida de hábitat, la caza furtiva y otras amenazas.

Mas los desmanes del CC también se sienten en Cuba donde el nivel medio del mar ha subido 6,77 centímetros desde 1966 hasta 2015, hecho que pone en peligro las zonas bajas de los litorales costeros, sobre todo las que sufren inundaciones por penetraciones del mar, así como por la sobreelevación marina y el oleaje ocasionado por huracanes, frentes fríos y otros eventos meteorológicos extremos.

Las miras científicas avizoran que la tendencia a la desaparición de algunas playas y el peligro de penetraciones del mar se incrementarán con el paso del tiempo y la percepción del riesgo no alcanza los niveles necesarios, en tanto las escalas a corto, mediano y largo plazo, establecen que el mar se eleve, y de acuerdo con los cálculos para 2030 existe un estimado de penetración de 27 cm más en la zona costera, por lo que impera reubicar las comunidades instaladas en esas áreas hacia tierra adentro y elevar el relieve.

Las experiencias vividas en algunas de nuestras comunidades costeras reveló el peligro; sin embargo, el hombre de mar los desafía bajo el criterio de que nacieron allí y forma parte de su vida.

Por otro lado, en los últimos 17 años aparecen tres eventos de sequía extremos cuando hace cinco décadas atrás solo hubo uno, sin menospreciar el incremento de la salinidad influyente en la calidad del agua

Mas no resulta excluible en todo esto el aporte de la población que también es culpable de las agresiones naturales. Detengámonos en los manglares, si se tiene en cuenta que constituyen la tercera barrera de protección costera, pero ¿cuántas veces se ha atentado contra ellos?

Las enormes capas de hielo en el oeste de la Antártida y Groenlandia se están derritiendo mucho más rápido de lo que los científicos calculaban hace 25 años.

Los especialistas consideran que resulta marcada la disminución de la cobertura en Cuba atribuible también a la tala indiscriminada y el incorrecto manejo de los recursos.

Gracias al efecto invernadero vive el Planeta; no obstante, la acumulación de gases se mantiene y perjudica debido a la subida de la temperatura como resultado de la concentración en la atmósfera de estos compuestos, principalmente, dióxido de carbono. Tampoco disminuye la carga contaminante en muchas naciones, y cada año suman más los factores que inciden sobre el CC.

Si nos apoyamos en que más de un millón de cubanos son asmáticos, y un 35 % de la población es hipertensa hay que pensar en los cambios de tiempo a la hora de hablar de incidencias de algunas afecciones.

Es evidente la presencia de tos, catarros, muerte súbita, desmayos, accidentes vasculares severos, falta de aire, cefaleas, dolores articulares, y la variabilidad en el carácter de las personas. Todo ello son realidades que muchos sienten en sus cuerpos originados por los cambios de tiempo.

Ya no hay nada irreal, y cada día la vida demuestra que resultaron minúsculas aquellas predicciones iniciales sobre el CC. Ello lleva a mantener pupilas abiertas ante un panorama cambiante y a la vez convulso.

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